Objeto de poder: suero de reanimación


Las frontera entre la vida y la muerte ha sido explorada por los sabios y científicos desde hace siglos, determinar que es lo que diferencia un cuerpo vivo de un cuerpo muerto, entender el proceso e incluso revertirlo. Para algunos, sin embargo, este interés devino en obsesión y quizás en locura, dando lugar al horror conocido como Suero de Reanimación. Aquí dejaremos de lado los actos de necromancia relacionados únicamente con creencias mágicas y nos internaremos en aquellos desarrollos que han buscado conseguir este efecto con medios científicos (si bien como se apreciará en los estadios iniciales es difícil distinguir categóricamente ambos conceptos)

Quizás el primer intento con cierto éxito sea la del científico suizo Victor Frankenstein* (1772-¿?), que a finales del siglo XVIII afirmó haber reanimado exitosamente un cuerpo muerto utilizando una combinación de métodos puramente científicos y otros que sólo podemos calificar como alquímicos. Parte de los diarios de Victor sobrevivieron al desastre posterior y sirvieron como base para que otros investigadores, incluyendo sus propios descendientes, llevaran a cabo nuevos experimentos. Sin embargo una parte fundamental del proceso debió perderse con la parte destruida de los diarios, ya que, al contrario que la criatura original (a la que podemos llamar Adam para distinguirla), las reanimadas por otros sufrían normalmente de una grave merma de sus capacidades intelectuales. El destino final de Adam es confuso, aunque hay declaraciones que sitúan su muerte en el Polo Norte cerca de principios del siglo XIX otros testimonios lo sitúan en lugares diversos entre esa fecha y 1909, es posible que aún siga viva en la actualidad y sin duda lo hacen varias de las criaturas creadas por sus imitadores.

* Algunos indicios parecen indicar que este no fuera su verdadero apellido, si no un seudónimo para evitar avergonzar a su familia. En ese caso es posible que lo adoptara como referencia a Conrad Dippel, nacido en un castillo llamado Frankenstein. Este era un teólogo, médico y alquimista, nacido en 1673 y muerto en 1734 y que según la creencia popular llevó a cabo diversos experimentos sobre este tema que quizás sirvieron como inspiración para los estudios de Victor.

Pero fue el Doctor Herbert West (1880-192o), aunque es posible que consultara la copia parcial de los diarios de Frankenstein conservada en la universidad Miskatonic, quien perfecciono el fluido de reanimación que constituye el interés principal de este, nuestro artículo. Se desconoce las causas que llevaron a este genial, aunque obsesivo, estudiante de medicina a interesarse por tan siniestra materia pero lo cierto es que se convirtió en el centro de su vida. Sus experimentos demostraron la necesidad de que transcurriera el menor tiempo posible entre la defunción y la aplicación del suero, debido al deterioro de las células cerebrales. Además también demostraron que su versión de la fórmula debía ser ajustada cuidadosamente a la química corporal de cada individuo para un comportamiento óptimo. Los cuerpos reanimados, aunque mostraban generalmente graves deterioros intelectuales, también poseían una vitalidad preternatural, siendo capaces de seguir viviendo aún con varias heridas de bala o amputaciones graves. La desaparición del doctor West en 1920, cuyos grotescos detalles no hemos podido confirmar, pareció dar por cerrada la historia por el momento.

Sin embargo no fue así, en 1935 el operador nº5 del servicio secreto norteamericano actuó contra una secta criminal que se hacía llamar la Corona Dorada, dirigida por el Dr. Anton Kalmar bajo el rimbombante título de Maestro de la Muerte (Oparator #5 Army of the Dead). Según los archivos de la universidad de Miskatonic, Kalmar estudió en dicha universidad junto a West. Suponemos que igualmente fascinado por los experimentos de reanimación compartió algunos de sus pruebas primerizas con la fórmula. Pero Kalmar no se guiaba únicamente por el deseo de conocimiento, que al parecer impulsaba al doctor West, soñaba con el poder y el dinero que un arma como esta podía representar. Con su propia versión de la fórmula realizó un número muy elevado de pruebas experimentales consiguiendo reproducir, e incluso mejorar, los resultados del doctor West. La creación de la Corona Dorada rodeaba sus acciones de un velo de misticismo, con invocaciones a deidades hindúes, máscaras y estandartes de terciopelo rojo y, por supuesto, el símbolo recurrente de la corona dorada. Con promesas de vida eterna, chantajes y el uso despiadado de sus seguidores fanatizados, pensaba apoderarse del gobierno de los Estados Unidos. Sólo la decisiva actuación del Operador nº5 y de los servicios secretos consiguió frenar este nefando plan.

Las dosis supervivientes del suero de Kalmar fue entonces entregado al científico más sobresaliente de nuestra era, en el que confiaba el gobierno, el famoso Clark "Doc" Savage Jr. Pese a sus resistencias iniciales a llevar a cabo el proceso, finalmente aceptó realizar una única prueba, con una versión modificada por él mismo del suero de Kalmar, a su vez basado en el de West. Pese a las grandes esperanzas que estos experimentos pudieran despertar, el doctor Savage se vio obligado a desaconsejar categóricamente posteriores pruebas; en años posteriores lamentaría a menudo haber aceptado llevar dicho experimento a cabo, en primer lugar. La versión novelesca de este relato, titulada por el biógrafo oficial de Savage Resurrection Day, es más una fuente de desinformación que un relato creíble de dicho proceso.

Efecto
En el caso de un recién muerto la reanimación no afecta a sus capacidades cerebrales, pero más de unas horas suelen significar ya un daño irreparable. Una de las cosas que primero se pierden es la capacidad de hablar y sus habilidades sociales (excepto ciertas formas de intimidación), después pierden sus conocimientos y habilidades técnicas: primero las más complejas y después las meramente mecánicas, más allá de este punto su cerebro es totalmente inútil y el suero simplemente no funciona. Todos los reanimados, no importa cuan breve haya sido su estado de muerte, sufren de una casi total inhibición de anteriores cortapisas morales, lo que les convierte en enemigos especialmente despiadados. En los casos de degeneración más avanzados se manifiestan también tendencias antropófagas.

El suero no suele actuar de forma inmediata, pero la duración de esta fase varía enormemente de un sujeto a otro, desde unos segundos a horas, y en algunos casos es posible que incluso días. Esto puede llevar a un experimentador apresurado a deshacerse de un cuerpo que luego se reanime por si mismo en su tumba. Esta clase de experiencia puede empeorar aún más los efectos mentales ya comentados.

El suero de Kalmar además incluye un efecto secundario muy beneficioso para él: predispone al sujeto a cumplir las órdenes del Maestro de la Muerte. En el caso de aquellos reanimados con capacidades intelectuales mermadas esta docilidad puede ser fácilmente aprovechada por otros, que consigan hacerles creer que sus ordenes provienen de este. Por cierto sobre un sujeto vivo el suero es altamente venenoso y casi siempre mortal.

Fabricar cualquier cantidad del suero es muy difícil, muy pocos bioquímicos alcanzan jamás el nivel de conocimientos en ciencias y en medicina necesarios. Además algunas versiones del suero requieren el uso de materiales exóticos difíciles de conseguir.

El suero de reanimación para SoTC
Las únicas características importantes en términos de reglas del suero en sí son sus características como veneno: potencia great (+4) y sutileza terrible (-2) y su modo de administración, por inyección.

Un sujeto reanimado mediante el suero adquiere dos nuevos aspectos, prácticamente inmortal e inmoral. Dependiendo del tiempo que haya pasado muerto un reanimado poseerá niveles muy bajos, hasta terrible (-2), en habilidades sociales, de conocimiento, de subterfugio y de artesanía. Cualquier otra habilidad, o uso de una habilidad, que implique acciones complejas o pensamiento abstracto puede verse igualmente penalizada por el narrador si lo considera oportuno. El aspecto estúpido tampoco estaría fuera de lugar, para uso y disfrute de sus oponentes. El aplicar a todos o sólo a algunos el aspecto devorador de carne humana es también decisión del narrador.

En caso de que el personaje no se trate de un minion, si no de un personaje de mayor entidad, stunts de resistencia, como Feel the Burn o Thick Skinned, son especialmente apropiados. Los reanimados que han sido sometidos al suero de Kalmar ganan también otro aspecto más, servidor de El Maestro de la Muerte.

En el juego
Dependiendo de la época de juego, y de lo que el narrador considere oportuno, el suero puede aparecer en diversas formas. Para los personajes jugadores la amenaza de ver a sus seres queridos fallecidos sometidos a este proceso, convertidos bien en seres bestiales o en esclavos de una mente criminal malvada, puede ser una amenaza más terrible que la muerte.

Si los personajes quieren evitar el cruce directo con el relato de Lovecraft pero aún así utilizar la idea del científico loco solitario y sus siniestros experimentos debemos recordar que además del innominado narrador (y en mi teoría también el doctor Kalmar) Herbert West habría compartido los secretos de su método al menos con otro médico que luego se convertiría en víctima de los experimentos, líder de los reanimados y vengador, sir Eric Morelan Chaplan-Lee. En una campaña bastante extraña este mismo (con su rostro de cera y su verdadera cabeza en un maletín) puede también ser un villano a tener en cuenta. Se trata no sólo de un reanimado si no que además posee el secreto para crear a más como él.

Quizás para la campaña pulp-aventurera lo mejor sea utilizar al Maestro de la Muerte y su organización. Descubrir el secreto de su fórmula, liberar a un ser amado de las garras de la secta o frenar su influencia sobre una ciudad (o el país entero) puede constituir una buena aventura. Ten en cuenta que el doctor Kalmar cuenta con gran número de reanimados a su servicio en diversos niveles de degeneración intelectual además de matones comunes pagados con su creciente fortuna. Ten en cuenta además que ante la promesa, aparentemente con visos de realidad, de poder asegurar la inmortalidad a sus seguidores muchas personas normales, por lo demás honradas, se sentirán tentadas de seguir a este villano y de cometer actos malvados, incluso a amigos y familiares de los héroes.

También es posible que, pese a las protestas de Doc Savage, el gobierno continúe realizando experimentos con el famoso suero durante los años 30 (¿quizás para oponerse a los zombies creados por los nazis?). La idea de una base secreta cercana a una población y un grupo descontrolado de reanimados puede ser una base para una partida de survival horror sin necesidad de un apocalipsis zombie.

Comentarios

  1. Un artículo estupendo, y no lo digo porque los zombis sean uno de mis temas favoritos.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, dire zombie más a menudo a partir de ahora

    ResponderEliminar

Publicar un comentario