Segundo número de la reedición realizada por Nostalgia Ventures de las aventuras del justiciero original, La Sombra, con dos aventuras escritas por Walter Gibson pero muy separadas en el tiempo: The Chinese Disks, aparecida en noviembre de 1934, y Malmordo, en Julio de 1946. Como siempre en el caso de estas reediciones cuenta con las ilustraciones originales (algo sucias en ocasiones) y con unos breves artículos introductorios, en este caso por el ya conocido Will Murray y Anthony Tollin, editor de la colección. Es curioso que si bien aparece el autor de las ilustraciones de Chinese Disks, el habital de esos primeros años Tom Lovell, no aparece el nombre del ilustrador, muy inferior, del segundo relato.
The Chinese Disks es una continuación de the Living Shadow, la primera historia de La Sombra, y es quizás un perfecto resumen de la aventura típica de esta serie: una organización criminal secreta, con un modo particular de comunicación y actuación, se enfrenta a La Sombra y a sus aliados en una lucha plagada de trampas, tiroteos y escapadas en el último segundo. Es interesante por que sirve como historia de origen para algunos de los acompañantes de la Sombra y también por que es una de las pocas ocasiones en que este se enfrenta a un villano recurrente, Diamond Bert Farwell. Este es un villano quizás menos memorable que otros, es un maestro del disfraz que a menudo se hace pasar por oriental bajo el nombre de Wang Foo, pero sin duda tiene el escaso honor de haberse enfrentado en más de una ocasión a nuestro héroe.
Pero especialmente en esta historia se lucen los ayudantes/compañeros de la Sombra, algunos apareciendo por primera vez y otros recurrentes. Así Slade Farrow, uno de los agentes de la Sombra con más interesante trasfondo, un sociólogo que intenta rehabilitar a criminales y que cuenta con su propio grupo de ayudantes ex-criminales, que en este caso es utilizado para contactar con Farwell haciéndose pasar por prisionero en la cárcel donde este se encuentra. Moe Shrevnitz, el taxista que se convertirá en el chofer extraoficial del grupo, tiene en esta historia su primera aparición. También merece mencionarse a Jericho Druke, un gigantesco afroamericano que debe, como tantos, su vida a La Sombra y que muestra uno de los escasos personajes de color positivos presentes en los pulps, que a su vez inpsira el Harry McTell de las historias de El Bogavante.
En particular es una historia sorprendente en los pulps por su uso de la continuidad, algo raro en general, reutilizando personajes, aclarando el origen de otros, trayendo de vuelta gadgets usados en otras historias, localizaciones y personajes secundarios y, en general, de forma coherente.
Puntuación: 8/10
Malmordo es una historia más extraña y menos habitual en la producción de Walter Gibson y también extraña en su redacción. Fue escrita en únicamente 24 horas por un Gibson preocupado por que Street And Smith Publications se retrasaba en renovar su contrato, cosa que al final no hicieron y abandonó la colección durante dos años a partir de ese momento.
Aunque igualmente enfrenta a nuestro protagonista contra un líder criminal, pero si algo tiene de particular la historia es la atmósfera tenebrosa y casi terrorífica de muchas de las escenas. Las ratas gigantes, y los hombres-rata, los gritos de vampiro que provoca la primera aparición del Caballero de la Oscuridad o el siniestro Cafe De la Morte, rozan sin llegar a penetrar en el terreno del relato de terror.
El villano, en correspondencia con ese tono, también parece casi un ser sobrenatural, una especie de hombre-rata de rostro casi inhumano y que intenta extender a Nueva York un imperio criminal forjado en Europa como colaborador de los nazis y, posiblemente, destruido por su derrota. Hay una serie de escenas realmente peculiares relacionadas con los gitanos, en las que descubrimos que entre las habilidades de nuestro héroe también se encuentra el dominio de la lengua romaní e incluso se le da un nombre en dicha lengua "Yek Ushalyin" ("Una Sombra"), nombre que unir a los ya conocidos como "Ying Ko", en chino.
Al contrario que en Chinese Disks aquí la presencia de los acompañantes del héroe es casi testimonial, con el peso de la acción recayendo totalmente en La Sombra y en su falsa identidad de Lamont Cranston, y en menor medida en las investigaciones policiales del sempiterno Joe Cardona. Resulta curioso, y posiblemente intencionado, que en la edición hayan puesto una al lado de otra una historia en que la participación de los compañeros es tan importante junto a otra en que la presencia de Harry Vincent o Moe Shrevnitz es casi testimonial.
Quedan algunos hilos sueltos al finalizar el relato, supongo que en parte debido a las peculiares condiciones de su redacción, y no lo incluiría entre los mejores relatos de La Sombra, pero entretiene.
Puntuación: 6/10
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