Héroes y villanos: La segunda Generación (1960-1985)

Como ya se ha comentado, a mediados de los 50 los grandes héroes de la época de la guerra mundial habían desaparecido o se habían retirado, la guerra fría justificaba experimentos secretos con metahumanos a ambos lados del Telón de Acero y todo parecía indicar que el fenómeno del héroe enmascarado había sido simplemente una moda pasajera, una curiosidad vista ahora con ironía y cierta distancia, considerado el producto de una "era más inocente" (es curioso como esta idea de la "era más inocente" se repite a lo largo de la historia reciente).

Una nueva era de esperanza
Sin embargo en la siguiente década, los 60, la situación volvió a cambiar en un corto periodo de tiempo: en algunos casos nuevos héroes retomaron identidades de  héroes de la pasada generación, con conexión o no con sus portadores originales, en otros personajes totalmente nuevos salieron a la palestra, en una explosión, colorida y fantástica, cuya explicación aún hoy resulta difícil.

Además el universo mismo parecía llenarse de imposibilidades: portales que habían permanecido cerrados desde hace siglos se abrieron, la guerra secreta contra los diversos invasores alienígenas de los 50 se hizo un poco menos secreta, y un poco menos terrorífica, o antiguas civilizaciones que se creían desaparecidas volvían a resurgir,  iniciando una nueva época de maravillas y portentos. 

Algunos dicen que esta nueva era simplemente tuvo que ver con la llegada a la madurez de la generación nacida del “baby boom” de postguerra: una generación con ideas nuevas y que ni habían vivido los años de la guerra, ni las tensiones del principio de la guerra fría, y estaban dispuestos a romper con lo establecido. Otros hablan de un cambio evolutivo o místico, la entrada de una nueva era o fase cósmica, el héroe sanfranciscano Eón decía ser precisamente una encarnación de ese nuevo cambio en la conciencia.

Entre los teóricos de la conspiración, sin embargo, se destaca el papel de esos programas secretos de los que hablamos en entradas anteriores en la proliferación general de metahumanos. Pero, sea como sea, muy pronto esta nueva generación demostró su independencia de, o incluso oposición a, los complicados planes de control gubernamental cuidadosamente elaborados durante los años de auge de la Guerra Fría.

De nuevo Estados Unidos fue el epicentro de esta segunda generación, aunque otros héroes nacieron, o renacieron, en otros puntos del globo. Mientras, el mundo soviético permanecía en parte aislado sobre si mismo y poco supo el mundo en general sobre los enfrentamientos entre los países del pacto de Varsovia y los agentes de el Amo.  Sólo en Gran Bretaña el gobierno consiguió mantener un cierto control sobre gran parte de la actividad metahumana después de la primera explosión en la década de los 60, hasta finales de los 80 no se descubriría el papel jugado en esta "excepción británica" por el llamado Proyecto Lionheart.

Este primer estallido de optimismo y maravilla se vio pronto amenazado por la creciente tensión en la sociedad norteamericana en torno a la guerra de Vietnam y otros conflictos sociales que estallaron a finales de la década y se complicarán durante los años 80. El mismo Eón de quien hablamos antes daría más tarde una explicación mística a esta oscuridad, diciendo que la naciente era de Horus había sido corrompida por las maquinaciones de Set, pero la mayoría de la gente no se toma demasiado en serio está justificación.

La formación de PAX (1964)
Sin embargo la época de la distensión si tuvo un efecto permanente la formación de la Agencia de Paz X (PEACE AGENCY X o PAX por sus siglas en inglés) una organización internacional de inteligencia bajo el paraguas de la ONU especialmente centrada en la persecución de antiguos criminales de guerra nazis (y por tanto, a menudo, enfrentados a la Telaraña) y la solución de conflictos más allá de la política de bloques.

PAX lidera la investigación en contención de metahumanos y también en exobiología, cohetería y vigilancia, aunque gran parte de sus invenciones se mantienen en secreto para el gran público. La existencia, por ejemplo, de una red de alerta temprana de satélites para detectar cualquier invasión contra la tierra no sería desvelada durante muchos años.

Los prometedores inicios de la organización, que estableció su primera base oficial en Suiza, posteriormente se abrirían embajadas en distintas ciudades del mundo, y estaba formada por agentes provenientes de países a ambos lados del Telón de Acero, se vieron pronto frenados por la desconfianza de ambas superpotencias hacia una organización que no podían controlar completamente. Durante años la relación de PAX con los gobiernos de los EEUU y la URSS fueron cambiantes, con momentos en que una u otra (o ambas a la vez) limitaron la actuación de la organización dentro de sus fronteras o incluso la formación de organizaciones paralelas limitadas a su área de influencia.

La difícil labor de dirección de la Agencia quedo en manos de un consejo ejecutivo (formado por representantes de las naciones en el consejo de seguridad de la ONU) cuyas identidades eran secretas, que a su vez nombraba a un director, quien se ocupaba de las labores diarias de gobierno de PAX.  Este cargo fue ocupado durante los primeros veinte años de la organización por el británico Douglas Warton hasta su muerte en 1985.

Originalmente una directiva prohibía el reclutamiento de agentes metahumanos en PAX, pero con los años esta posición se fue relajando, permitiendo el ingreso de muchos miembros con poderes considerados de baja intensidad (principalmente de tipo psíquico).

La intervención americana en  Vietnam (1965-1975)
Si la segunda guerra mundial había dado unidad a los héroes americanos de la primera generación y Corea había servido como campo de batalla ideológico de las superpotencias Vietnam representó un caso más complejo y que marcó un cambio en la actitud general.

Algunos metahumanos al servicio del gobierno de los EEUU fueron efectivamente desplegados durante el conflicto a partir de 1965 (la mayoría de forma más o menos encubierta) pero en general los superhumanos mostraban la misma división sobre el tema que la sociedad americana en su conjunto. Muchos héroes jóvenes, además, se identificaban con los movimientos contraculturales contrarios a la guerra, algunos incluso resistiéndose de forma pública al reclutamiento alegando motivos de conciencia, como el polémico caso de Punto Cero. Los rumores de una movilización general, al estilo de la formación de la Alianza durante la Guerra Mundial, nunca se llevaron a cabo.

La retirada norteamericana del conflicto en 1973, y el fin de la guerra en 1975, significaron un grave golpe para la moral del país y también afectaron a la imagen de los personajes enmascarados. Muchos veían en la negativa a luchar de algunos una traición al país, y en general la desilusión con el conflicto mitigo las esperanzas puestas en esta segunda generación. La crisis económica de los años 70 afecto profundamente a los EEUU, y al mundo occidental industrializado en general acentuando las tensiones de una sociedad ya dividida.

Los asesinatos del Hermano Love (1968-1969)
Este caso extremadamente polémico también ayudo a cambiar al percepción de los metahumanos a finales de la década. Una serie de asesinatos en la ciudad de San Francisco  entre octubre del 68 y marzo del 69 tenían desconcertada a la policía, ya que los crímenes (extremadamente violentos y con aparente contenido ritual) parecían haber sido llevados a cabo por personas cercanas a las víctimas que no se conocían entre sí y que no recordaban nada de lo sucedido.

El descubrimiento de que el responsable era un metahumano, David Love, telépata y líder de una pequeña comuna,  que había ordenado telepáticamente los asesinatos obligó no sólo a una reescritura del código penal si no que abrió un enconado debate en la sociedad sobre la respuesta adecuada ante esta clase de crimen.

Aunque David Love fue condenado a muerte la suspensión de las ejecuciones en el estado de California en 1972 significó que esta se conmutó por cadena perpetua sin posibilidad de condicional. Varios de los miembros de su comuna fueron condenados también a largas penas de prisión por crímenes relacionados con su pertenencia al grupo (aunque sus abogados alegaron que lo habían hecho bajo el influjo telepático de su líder y, por tanto, no eran responsables de los mismos).

Diversidad y el fenómeno mutante
Por otra parte si los héroes más conocidos de los años 30 y 40 habían sido fundamentalmente varones blancos (con algunas excepciones), en esta nueva era la diversidad de héroes (y villanos) es mayor. Aún hay, sin embargo, prejuicios que cuesta más romper: ningún héroe o heroína se "atreve" a declarar públicamente su homosexualidad en este periodo.

En cuanto a diversidad es necesario llamar la atención sobre el nacimiento de fenómeno "mutante". Hasta los años 60 ningún grupo había interpretado políticamente la aparición de seres con superpoderes entre la población general, más allá de algunos discursos soviéticos sobre el Nuevo Hombre Socialista o la querencia nazi por el concepto del Superhombre.El término mutante era utilizado ya en los 40 (tras los trabajos pioneros de Dorothy Audet y otros) como un descriptor para aquellos humanos que poseían sus poderes de forma innata, genética, para diferenciarlos de aquellos que los habían adquirido a lo largo de su vida, pero sin una mayor connotación. En su mayoría los metahumanos eran vistos como rarezas excepcionales, más como individuos que como una comunidad; muchos de ellos eran, además, producto de accidentes o modificaciones únicas y resultaba difícil agruparlos en un mismo conjunto.

Durante los años 50 y principios de los 60 el término adquirió una creciente connotación negativa, en parte azuzado por los programas de detección de metahumanos llevados a cabo por los gobiernos, que utilizaban el miedo como forma de fomentar la delación, y comenzó a manifestarse un creciente “racismo” hacia los metahumanos en general y hacia los mutantes en particular.

Como respuesta a finales de los 60 surgió por primera vez una conciencia de pertenencia a un grupo especial entre algunos de estos jóvenes con capacidades excepcionales innatas, que comenzaron a referirse a si mismos con orgullo como “mutantes” y a luchar contra estas medidas de discriminación y, sobre todo, contra la actitud social. Muy relacionados con otras luchas sociales de la década de los 60 los “derechos mutantes” se convirtieron en materia de debate en todo el mundo.

Lamentablemente la polarización llevó tanto a representantes de los mutantes como a sus oponentes a posiciones violentas; así surgieron organizaciones como el Frente de Liberación Mutante (en 1971) o el Puño (en 1974), un grupo de supremacistas humanos, que intentaron imponer sus condiciones por medio del terrorismo. También surgieron grupos de mutantes decididos a demostrar que podían usar sus poderes por el bien del conjunto de la humanidad, como Unity surgida tras el asesinato (nunca bien aclarado) del filósofo y líder del movimiento de derechos mutantes Anthony Owen en 1977 (los rumores señalan la participación de miembros del FBI en el mismo). 

Durante las décadas siguientes, y hasta la actualidad, las oleadas de histeria mutante han ido y venido; los actos de discriminación cotidiana siguen registrándose a diario en muchos lugares del mundo y cada acto violento de un mutante parece borrar ante la opinión pública las buenas acciones de tantos mutantes heroicos.

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