Cosas para leer: Cthulhu in World Mythology de Jason Colavito


Desgraciadamente el estudioso de los llamados Mitos de Cthulhu se encuentra demasiado a menudo con que existen pocas obras generales sobre la materia que sean a la vez accesibles y actualizadas; desgraciadamente, muchos de los artículos que se escriben sobre el tema tienen un alcance limitado y las obras, ya superadas, de Laban Shrewsbury siguen siendo la puerta de entrada a la materia para muchos. Por ello no deja de celebrarse la publicación de este tipo de libros, aunque sea un acercamiento general a la materia, que hace un repaso meditado al estado de la cuestión e intenta combinar las aportaciones realizadas por  Robert M. Price o Richard L. Tierney, además del avance en las ciencias históricas y filológicas, con la propia investigación del autor.

La obra se inicia con una introducción general para luego lanzarse a un análisis de las manifestaciones de estas leyendas en diversas regiones culturales del mundo. Lo primero a notar es que no existe una sección dedicada a la supervivencia de la creencia en Cthulhu en las sociedades mayoritariamente cristianas, haciendo sólo referencias superficiales a sectas influidas por el ciclo de R'lyeh, o a la inversa, pero sin un capítulo dedicado en exclusiva a este interesante asunto.  

El libro sí cuenta con un capítulo dedicado al culto de Cthulhu en la Luisiana de los años 30, que caracteriza como un movimiento sincrético entre elementos africanos, nativo americanos y europeos, pero no hace referencia a las posibles conexiones con otras manifestaciones religiosas contemporáneas.

Los demás capítulos se centran en distintos panteones antiguos divididos por áreas geográficas, culturas y cronológicas: las creencias paleolíticas y neolíticas, la mitología egipcia y próximo oriental, mitologías asiáticas, mitologías de Australasia y el Pacífico, mitologías americanas, mitologías africanas y árabes (preislámicas), mitologías europeas (principalmente la mitología nórdico-germánica) y, finalmente, mitología griega. Una breve sección de conclusiones así como una selección de fragmentos del Necronomicon (incluyendo una nota crítica de los mismos) completan el volumen.

Se trata como digo de una obra breve, que no tiene el espacio ni el objetivo de profundizar demasiado en cada uno de los temas que trata, lo que puede reducir sobremanera su valor para el especialista. Traza un cuadro cronológico y cultural general, más ajustado a los avances de la ciencia histórica y arqueológica general desde la época de los clásicos que dieron inicio al estudio de este curioso cuerpo de leyendas.  Desecha muchas de las erróneas creencias cronológicas que plagan aún muchos artículos contemporáneos sobre el tema, especialmente la antigüedad de diversas ruinas ciclopéas en el Pacífico o ciertas confusiones filológicas heredadas en la tradición historiográfica.

Quizás se le pueda acusar, como algunas obras de Price, de hipercriticismo; por ejemplo su teoría sobre la ubicación original del mito de R'lyeh, que sitúa en el cielo nocturo (siendo identificada con la llamada nebulosa del Saco de Carbón) y que su hundimiento representa un recuerdo de su desaparición del cielo del hemisferio septentrional, debido a la precesión de los equinoccios, es refrescante pero plantea diversas dificultades lógicas (como explicar entonces la naturaleza del diario de Johansen) y es tratada de forma algo superficial.

Su búsqueda de la fuente pura del mito nos deja a veces con poco con lo que trabajar y al desarmar de cualquier elemento superfluo deja el ciclo reducido a su mínima expresión. En una actitud que recuerda a la aplicada por Price a la historicidad de Jesús "Podría haber existido un Jesús histórico, pero a menos que alguien descubra su diario o su esqueleto, nunca lo sabremos."

El principal fallo de este libro es quizás que es demasiado Cthulhu-céntrico, siendo las referencias a otras divinidades y entidades descritas en el Necronomicon. Se hace referencia a la influencia de Yog-Sothoth en la aparición de diversos dioses de la tormenta o el cielo, pero simplemente de forma secundaria, ignorando la opinión expresa por muchos que el ciclo de Cthulhu sería en realidad la rama menor y el culto a Yog-Sothoth, la principal. La unión demostrada de la figura de Cthulhu con la de Shub-Niggurath en varios yacimientos neolíticos plantea preguntas que el autor no llega a considerar. También es curiosa la actitud hacia el personaje de Nyarlathothep representado como un añadido tardío al mito pese a indicios que parecen señalar al contrario.

Supera, sin duda, la distinción tan querida por Shrewsbury entre Dioses Exteriores, benignos, y Primigenios, malignos, considerando (desde mi punto de vista acertadamente) que  esta es una deformación del cuerpo mitológico original, posiblemente influida por elementos maniqueos, cristianos e islámicos que, como ya he indicado, se tratan demasiado de pasada.

También se echan en falta algunas referencias más recientes al investigación del asunto en material académico, resultando algo pobre el aparato bibliográfico.

En definitiva una obra que se queda algo corta en su objetivo y enfoque pero un añadido necesario para cualquiera que quiera introducirse en esta rama de la mitología comparada y la investigación histórica.

Puntuación: 7/10

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