Hace ya tiempo leí online un artículo en un blog comentando el número relativamente elevado, para el común de la literatura pulp. de escritoras que podíamos encontrar en las páginas de Weird Tales, el artículo menciona que podrían ser autoras de hasta un 13,5% de los relatos publicados en la revista, lo cual teniendo en cuenta los sesgos del género literario, la época y el medio no es despreciable. Pero la mayoría de esas autoras so hoy completas desconocidas, olvidadas como la mayor parte de sus compañeros masculinos, y sus relatos, como mucho aparecen casi como curiosidad en algunos recopilatorios.
Catherine L. Moore (o C. L. Moore, como firmaba a menudo 1911-1987) es quizás la mejor recordada, sobre todo gracias especialmente a dos personajes memorables, que podemos encontrar en este tomo: nuestra protagonista, la espadachina Jirel de Joiry, y el aventurero espacial Northwest Smith, que aquí hace una breve aparición. En los 40 contraería matrimonio con otro escritor de la revista, Henry Kuttner, y durante las dos décadas siguientes su obra sería a menudo escrita al alimón con su marido, aunque también escribiría en solitario relatos y su única novela, Doomsday Morning (1957). Tras la muerte de Kuttner, en 1958, Moore dejaría su carrera literaria, aunque tendría una segunda juventud como guionista para la televisión en los 60.
El libro ofrece los seis relatos del personaje, en orden cronológico: El beso del dios negro, La sombra del dios negro (que forman un díptico), Jirel se encuentra con la magia, La tierra oscura, La búsqueda de la gema de las estrellas y Hellsgarde. Aparecidos originalmente todos ellos en Weird Tales entre octubre de 1934 y abril de 1939.
Las historias pecan de cierta repetición formulaica, especialmente los dos primeros relatos que, al ser continuidad directa una de otra, repiten motivos y casi escenas. En todos ellos nuestra protagonista se ve arrojado a lugares o tiempos extraños, donde se enfrenta con fuerzas sobrehumanas misteriosas y en lucha contra hechiceros malvados. Aunque el género está más cerca de la fantasía hay momentos de cierto terror sobrenatural muy conseguido que, sin nombrar ninguno de sus elementos directamente, entronca con la sensibilidad lovecraftianas. Las descripciones de paisajes extraños y de fuerzas inhumanas que los pueblan representa el punto fuerte de la obra.
Otro punto fuerte es el personaje de Jirel, una guerrera poderosa que recuerda, y no solo por su cabello pelirrojo, a la Sonia la Roja y Agnes de Chastillon de Robert E. Howard. Fuerte, independiente y decidida se nos describe como un personaje no siempre agradable pero siempre interesante que, normalmente, no se ve ablandada por sensibilidad forzada. Sus aventuras existen en una cierta imprecisión temporal, se sitúa en Francia y en torno a 1500 pero poco más podemos precisar, ya que se mueve por una geografía más fantástica que real.
Los dos relatos que giran en torno al dios negro giran en torno a un misterioso subterráneo en el castillo de Joiry que parece conducir a otro mundo o dimensión donde acechan fuerzas incomprensibles y donde Moore crea imágenes muy potentes.
El tercer relato, Jirel se encuentra con la magia, traslada la misma fórmula a otra dimensión, donde enfrenta a Jirel con una malvada hechicera que domina su propio universo de bolsillo, al que llega nuestra protagonista persiguiendo a un brujo al que desea matar.
La tierra oscura parece representar cierto agotamiento de la misma fórmula, aunque tiene elementos sugerentes de misterios no completamente desvelados cuando Jirel es secuestrada por el gobernante de una extraña región, donde reina la oscuridad y donde la mente permite viajar de un lugar a otro con solo un pensamiento.
La búsqueda de la gema de las estrellas es peculiar al representar un cruce con el otro personaje fundamental de Moore en su etapa en la revista, el aventurero espacial Northwest Smith (cuyos relatos también han sido editados por Costas de Carcosa en la misma colección), cruzando fantasía, aventura espacial y elementos de terror, aunque con una base argumental algo pobre que recuerda a uno de esos pastiches bienintencionados que algunos fans realizan de sus personajes.
Hellsgarde, el último relato, rompe algo con la fórmula y se aproxima más a una historia más convencional de terror, llevando a Jirel a un supuesto fantasma encantado donde se encuentra con una siniestra compañía. El concepto de este grupo, que no desvelaré por ser el misterio parte básica del misterio, es quizás lo más interesante junto con ciertos elementos visuales que Moore conjura en nuestra imaginación sin problemas. Sin embargo el clímax y la resolución parecen un poco apresuradas y demasiado expositiva.
La edición de Costas de Carcosa es más que correcta, aunque el formato es un poco extraño, más alto y estrecho de lo que estoy acostumbrado. Resulta muy interesante que, al contrario que otras ediciones de literatura popular, se incluya una introducción crítica (quizás demasiado breve pero algo que echo en falta en algunas ediciones pulp) por parte de Javier Jimenez Barco y también incluye ilustraciones interiores provenientes de la edición original de los relatos (incluyendo dos ilustraciones del siempre fascinante Virgil Finlay).
Puntuación: 7/10
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