Cosas para leer (retro): el Capitán América de Mark Gruenwald et al. (Tomo 2)


Continúo haciendo un repaso de la etapa de Mark Gruenwald en Capitán América publicada en España por Panini en tres tomos (por ahora al menos ya que algunos números finales no se incluyen en estos), siendo este segundo titulado simplemente El Capitán.

Si hablando del tomo 1 decía que era el prólogo de lo que estaba por venir en este segundo se concentra el grueso de la historia, como John Walker sustituye a Steve Rogers

Las semillas se habían ido sentando en las historias anteriores: 

Por un lado la desconfianza entre la administración del gobierno y el héroe enmascarado se había disparado después de que (en el transcurso de la misión para detener al Sin Banderas) Rogers se viera obligado  a matar a uno de los miembros del grupo terrorista, pero sobre todo el gobierno no está dispuesto a dejar que el símbolo de los EEUU actúe por libre. Por otro Superpatriota/John Walker continuaba con su misión de minado público de la figura del héroe. Al mismo tiempo Rogers cada vez se plantea  más dudas sobre si mismo y su papel; observa como una parte del público parece satisfecha y aplaude las acciones del Superpatriota, e incluso los ataques racistas perpetrados por sus agentes para intentar culpar al Capitán América de ellos. Además, en un combate que acaba en tablas, Rogers se siente superado, también físicamente, por el enmascarado más joven, cuya fuerza y resistencia han sido aumentadas a niveles sobrehumanos.  

La investigación sobre el origen de los poderes de Walker  lleva al Capi al mundo de la lucha libre y un siniestro personaje que les dota de superfuerza (aún quedaban años para el gran escándalo de uso de esteroides en la verdadera WWF). Allí hace aparición de un nuevo acompañante para el Capitán América, uno de esos luchadores, convertido en voluntarioso superhéroe: el Hombre Demolición o Hombre-D. Este personaje serviría irregularmente como contrapunto cómico, pese a sus poderes y buena voluntad no deja de comportarse como un aficionado, incluso como un fan, pero también como contraste con un Nómada (Jack Monroe) que se va volviendo más inestable y desagradable cada número.

Finalmente todos los elementos se juntan para, en las últimas páginas del #332 USA hacer lo que parecía impensable, el gobierno  exige la entrega del uniforme y el escudo del Capitán América a Rogers. Y en el número siguiente, tras un breve debate en que se menciona la posibilidad de que el elegido sea el Halcón (aunque se descarta rápidamente con un "dudo que el país esté listo para un Capitán América negro", lo que resulta irónico teniendo en cuenta los hechos posteriores) el elegido no es otro que John Walker. El viejo héroe se marcha y el más agresivo y más joven parece haber triunfado, al menos por el momento.

La colección entonces se dividirá en dos hilos narrativos, por un lado Walker como el Capitán América oficial (al que se une uno de sus antiguos matones como un nuevo Bucky) y por otro Rogers buscando un nuevo papel, reunido con algunos de sus compañeros nuevos y viejos (Hombre-D, el Halcón, Nómada y la novia de este, Vagabunda) y adoptando un nuevo uniforme e identidad heroica como El Capitán (en el #337 USA).

El diseño del uniforme de el Capitán (al que unos números después se unirá un nuevo escudo cedido por Iron Man) se presenta con los lápices de Tom Morgan. El diseño general es el mismo que el traje original, pero sustituyendo el color azul por el negro y con las barras desplazadas en horizontal sobre el pecho (en el primer número también se ve una franja blanca en el brazo derecho que luego desaparece). Personalmente me da la sensación que cualquiera pensaría al verlo que sigue siendo, claramente, el Capitán América con otro traje.


Este cambio de uniforme se puede situar en una tendencia general de la Marvel de los 80 para hacer cambios en sus viejos iconos, con mayor o menor fortuna. Iron Man había sido reemplazado por un tiempo por James Rhodes como Iron Man (1983) y luego se había introducido la nueva armadura rojiblanca (1985), Spiderman había introducido su traje negro (1984) y Hulk había vuelto a ser gris (1986), pero aún faltaba para que Eric Masterson se convirtiera en la nueva identidad civil de Thor (1988) y más tarde en Thunderstrike (1993) o Rhodes volviera convertido en Maquina de Guerra (1993), para completar la era de los héroes sustitutos.   


Era innegablemente una manera artificial de intentar atraer la atención sobre los personajes, frente a la creciente popularidad de los más modernos mutantes, ofreciendo cambios estéticos en vez de nuevas historias. Viendo a medio y largo plazo que ninguno de esos cambios ha sido duradero hace pensar claramente en un movimiento principalmente comercial. Pero, al menos en el caso de El Capitán, Gruenwald parece realmente interesado en contar una historia con sentido y un objetivo, aunque por momentos parece dudar sobre la dirección tomada.

Por un lado, vemos como Walker comienza a dulcificarse hasta cierto punto y a reconocer las dificultades de ser el icono de América; por otro Rogers debe adaptarse a luchar sin el poder del símbolo y demostrar que sigue siendo relevante

La trama de la Sociedad Serpiente, y el retorno de Iguana como interés romántico, llevan a otro de los números más peculiares de la colección. Víbora decide (#344 USA), nada más y nada menos, que envenenar a la población de Washington DC , entre ellos al presidente de los USA (un muy reconocible Ronald Reagan), con un veneno que los convierte en híbridos humano-serpiente. Y aunque Rogers consigue salvar al presidente, una última viñeta mostrando los afilados colmillos que le han dejado como consecuencia no deja de ofrecer un significado siniestro (y un comentario poco favorecedor sobre su figura).

Por cierto, el nuevo Bucky cambia el poco afortunado nombre (entre otras cosas buck  es, en determinadas zonas del país, un termino despectivo para un hombre negro) por Estrella de Combate y también ve transformada su personalidad por una versión más heroica. Pero la reaparición de los otros dos antiguos colaboradores del Superpatriota (#341 USA), ahora con el nombre de Izquierdista y Derechista, comienza a sembrar las semillas del fin.

A partir de ahí comienza el calvario de Walker: en el siguiente número (#345 USA) sus padres son secuestrados por los Perros Guardianes, una organización terrorista cuyas identificación con las milicias de extrema derecha es meridiana, con trágicos resultados. La violencia de sus respuestas aumenta (llegando a, aparentemente, dejar morir a Derechista e Izquierdista en una explosión) y su estabilidad mental parece en duda (aunque de nuevo la caracterización parece un poco titubeante), finalmente fracasa en detener al reaparecido Sin Banderas, teniendo Rogers y su equipo que aparecer para salvarle. 

El #350 USA, como correspondía al guarismo un número especial, sirve como clímax de todo lo planteado, así como para la reaparición de un renovado Cráneo Rojo con su mente transferida a un clon de Rogers (y, por tanto, con su misma cara). Ambos capitanes se enfrentan en un ajustado combate, que parece dar por fin un vencedor definitivo, y finalmente el original recupera su uniforme. Aquí acaba este segundo tomo, aunque en realidad las consecuencias de ese cambio no se desplegaran hasta los números siguientes. El círculo se ha cerrado y volvemos al punto de partida, pero el personaje se ha visto reivindicado y revalorado, sus valores confirmados.

Como ya he comentado antes, la sensación de que la personalidad de Walker es algo inconsistente no deja de ser un punto débil de esta etapa. Mi intuición es que Gruenwald se vio en parte sorprendido por la popularidad de Walker y que incluso sus acciones más extremas fueran condonadas y aplaudidas por parte del público. Por ello creo que, independientemente de cuales fueran sus planes originales, busca una vía de escape que le permita contentar tanto su intención de partida, ratificar el código moral de Rogers y el simbolismo del Capitán América original, como a los fans de un héroe más expeditivo.

En el dibujo encontramos en la primera parte del tomo aún los lápices de Paul Neary, al que se puede aplicar lo mismo que decíamos en el tomo anterior, en el #330 es reemplazado por Tom Morgan que se convertirá en dibujante regular en el #332 (tras un último número de Neary que parece especialmente descuidado). Morgan introduce un dibujo más detallado y debe encargarse de elementos tan importantes como el diseño del nuevo uniforme de Rogers o conseguir dar al Capitán América de Walker un aspecto más o menos distintivo, pero es un dibujante del montón, sin dejar huella.

Pero la estancia de Morgan es también breve y en el  #338 (este aún con entintado de Morgan, luego sustituido por Al Milgrom) se introduce un nuevo artista, Kieron Dwyer, un joven de apenas veinte años cuyo estilo parece aún en evolución pero que, para mi, es un salto cualitativo fundamental. Dwyer parece ir ganando confianza a ojos vista según avanza la colección, aunando plasticidad y expresividad, en algunos momentos puede apreciarse cierta influencia del estilo de John Byrne y , también, algunos errores de principiante en composición de página. Es un autor del que, desgraciadamente, no hemos visto tanto en el cómic mainstream (recuerdo particularmente una demasiado breve etapa de los Vengadores con Geoff Johns a los guiones) como me gustaría.

El espectacular combate entre los dos capitanes en el #350 es un ejemplo perfecto de sus puntos fuertes, no solo consigue distinguir a los personajes por sus uniformes, sus facciones son diferentes y también trasmite una diferencia en su estilo de combate (Walker más físico, más directo, y Rogers confiando en la agilidad y la astucia) así como una creciente sensación de desesperación y cansancio, o de locura, en los combatientes.

Aunque tiene momentos irregulares en definitiva es el momento álgido de la etapa de Gruenwald en la colección, en combinación con un buen dibujante en los últimos números. En el tercer tomo seguirá con las consecuencias de estos sucesos, y el renacer de Cráneo Rojo y su organización, pero  también comenzará cierto declive con los números dibujados por Rom Lim. 

Puntuación: 8/10


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