Cosas para leer: Tarzán en el centro de la Tierra, de Christophe Bec, Rob de la Torre y Stefano Raffaele
Ya hace tiempo (en julio de 2021) que apareció en nuestras librerías Tarzan el señor de la jungla, una adaptación, más o menos fiel, de la primera novela de Tarzán; adaptada por Christophe Bec y dibujada por Stevan Subic. Si bien correcta, con un estilo visual que me recordaba por momentos a John Cassaday y con un guion que combinaba el original de Burroughs con un poco de la revisión modernizadora de Greystoke, la leyenda de Tarzán, el rey de los monos (Greystoke: The Legend of Tarzan, Lord of the Apes, Hugh Hudson, 1984), las circunstancias del momento, y el tiempo, hicieran que no recibiera una merecida reseña en el blog.
Sin embargo este segundo volumen, en el que, manteniendo al guionista, el papel artístico ha recaído en Rob de la Torre y Stefano Raffaele, me ha resultado mucho más interesante y, sin duda, merece una atención especial. Ofrece una combinación de aventuras selváticas, dinosaurios, zepelines y biplanos que, un servidor, no puede dejar de celebrar.
Quizás ese deseo de condensar fragmentos dispersos de la historia de Tarzan, para llegar hasta donde quiere y presentar a personajes que necesita para ello, obliga a Bec a sintetizar demasiado algunos momentos. Así desaprovecha las posibilidades del enfrentamiento entre Tarzan y La de Opar, pasa de puntillas sobre las aventuras parisinas del personaje principal, y apenas nos insinúa otros episodios. Esto también hace que deje como personaje poco aprovechado a Jane, que aquí desaparece demasiado en los márgenes de la historia, sirviendo su seguridad como motivación para el protagonista, pero sin apenas desarrollo propio, pese a protagonizar necesariamente sus propias aventuras fuera de plano.
Por otro lado si escribe a un personaje reconocible y característico, un Tarzan bien definido, tanto para lectores veteranos como para aquellos que apenas tienen un leve conocimiento difuso del mismo. Siempre me ha fascinado esa categoría de personajes tardo victorianos, como Sherlock Holmes, Fu Manchú o el mismo Tarzán, que consiguen convertirse en arquetipos más grandes que las propias obras que los contienen, de forma que su existencia, y algunos detalles de su vida y milagros, forman parte del trasfondo cultural de personas que nunca han leído los libros, donde aparecen originalmente. Son además personajes estos, cuyos intentos de adaptación más reciente han tenido suertes desiguales, desde el doble éxito de las versiones de la BBC (2010-2017) y la de Hollywood (2009 y 2011) del detective londinense, al limbo al que están confinadas nuevas versiones del Doctor de las Muertes Extrañas, o el fracaso de la última aventura cinematográfica del Señor de la Jungla (la de 2016). Muestra quizás de que, aún en nuestra época obsesionada (comercialmente) con los personajes reconocibles y las franquicias, algunos de estos iconos necesitan una labor cuidadosa y a veces desagradecida para modernizarse y atraer a nuevas generaciones.
En este sentido no sé si esta serie tiene la conformación necesaria para revitalizar al personaje, ni para convertirse un éxito más de un siglo después de su primera aparición (1912) pero par aquellos que ya somos aficionados al personaje y sus aventuras es un agradable recordatorio del potencial que tiene.
Pero si algo me ha convencido de este segundo tomo, por encima del primero, ha sido el dibujo, un cambio radical respecto al tomo anterior (aunque mantiene como portadista Eric Bourgier, lo que provoca cierta sorpresa al ver el interior) y que salda bastante bien la combinación de dos dibujantes (de la Torre se encarga de la mayoría de páginas, de la 3 a la 56, y Raffaele de las restantes, 57 a 78).
Especialmente en el caso de De la Torre (el cambio entre los dos dibujantes no deja de ser una cesura visible, aunque se hace lo posible por disimularlo) tanto el estilo de entintado como la composición y los diseños me han recordado, lejanamente, a uno de los más legendarios dibujantes del señor de la jungla, Joe Kubert. El uso de texturas y líneas, recordando también a la ilustración clásica, le dan cierto aire retro, sin descuidar el coloreado moderno, que me ha convencido completamente..
Una buena historia de Tarzán (si, lo siento, yo voy a seguir pronunciándolo como palabra aguda), magníficamente dibujada y montada con eficiencia, con escenas emocionantes, pero algunos elementos y personajes desaprovechados.
Puntación: 8/10
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