En cuanto a las justas, torneos y duelos con barrera, la gloria de ellos está principalmente en las carrozas en las que entran los contrincantes; sobre todo si vienen tiradas por animales extraños como leones, osos, camellos y otros; o en la pomposidad de su entrada, en la vistosidad de las libreas, en los buenos atalajes de los caballos y en el esplendor de las armaduras.
Sir Francis Bacon, Ensayos (1597)
Inglaterra
En tiempos de Isabel es cuando los torneos alcanzan un momento de máximo esplendor formal y al mismo tiempo mayor artificiosidad y refinamiento. En ello también colabora la literatura con obras como el poema épico The Faerie Queene (La reina hada) de Edmund Spencer o la pastoral Arcadia de Sir Philip Sidney, representando un retrato idealizado de la corte isabelina como un trasunto del ideal caballeresco.
Entre los eventos había duelos individuales a pie y combates masivos, siempre con armas embotadas y no letales. Pero el más llamativo e importante era la justa entre dos jinetes. Este era ya un deporte muy formal, con reglas bien establecidas ya a mediados del siglo XV. El objetivo no es tanto derribar o herir al oponente, si no ganar puntos "quebrando lanzas", es decir impactando sobre el oponente y rompiendo la lanza (especialmente preparada para ello) al hacerlo. Los golpes particularmente difíciles (sobre la cimera del yelmo por ejemplo) podían puntuar como dos o tres "lanzas". También se descontaban lanzas, e incluso se podía llegar a la descalificación, por cosas como chocar contra la liza, herir al caballo del oponente o golpear la silla de montar en vez de al jinete. Los jueces de armas, normalmente caballeros veteranos de reconocida probidad, debían vigilar atentamente y registrar las puntuaciones de cada contendiente en sus listas (llamadas score cheques).
Otras pruebas de destreza más seguras, como arrancar anillos colgados de una estructura de madera con la lanza o cargar contra un estafermo (monigote de madera, con un escudo en una mano y una bola con cadena o un saco en la otra. Al golpear en el escudo el artefacto gira vertiginosamente, "atacando" al jinete si no es lo bastante rápido para evitarlo) también se realizan y en algunos casos reemplazan totalmente al combate simulado.
Accesion Day Tilts
Aunque se celebraban justas en muchas ocasiones emblemáticas del gobierno y la aristocracia (bodas, cumpleaños, visitas de embajadores, etc.) desde, aproximadamente, 1580 los más importantes se celebraban en el aniversario de su entronización de Isabel (el 17 de noviembre, conocido como día de la Ascensión o, simplemente, Día de la Reina). Se realizan en la liza construida en el mismo palacio de Whitehall (en Westminster, a las afueras de Londres). Solo se interrumpieron en 1602, el año de la muerte de la reina. Tras la ascensión al trono de su sucesor Jacobo I la festividad se trasladó a su propio día de coronación, el 24 de marzo, durante todo su reinado, pero nunca alcanzaron el esplendor de su predecesora, hasta dejar de celebrarse tras su muerte.
Estos eran proclamados de año en año, e incluían un desfile de los competidores, montados en carros, vestidos con ropajes fantásticos y portando escudos hechos de cartón, llamados divisas, pintados con figuras alegóricas y lemas inscritos, a menudo en distintos idiomas. Estos escudos eran luego exhibidos en una galería especialmente dedicada del palacio, donde eran incluso visitada por los turistas que visitaban Whitehall. En ocasiones estas figuras y lemas eran diseñados y compuestos por grandes artistas y literatos (sabemos que el mismo Shakespeare llegó a encargarse de diseñar el lema para el escudo de Francis Manners, conde de Rutland, en 1613, por 44 chelines). A menudo se elaboraba una ficción romántica en que los caballeros adaptaban identidades mitológicas o simbólicas y el torneo se equiparaba a un conocido combate, hecho de armas o asedio del pasado.
Los combates tenían lugar a lo largo de dos o tres días y consistían en distintos eventos, la justa a caballo y el combate a pie, uno contra uno o en grupo. Se utilizaban armaduras completas especializadas (y muchas veces poco adecuadas para el uso general, por ser más pesadas y menos articuladas) así como armas romas y en particular lanzas de justa, huecas, con punta roma y acanaladuras en su longitud, especialmente preparadas para romperse ante un impacto. Idealmente antes de provocar ningún daño permanente. También se había añadido una barrera muy alta (la liza o barrera propiamente dicha) entre ambos contendientes para evitar que los caballos chocaran o se llevaran un golpe por accidente.
Entre 1579 y 1590 el principal organizador de estas justas fue Sir Henry Lee (1533-1611), un veterano caballero que solía actuar (al menos hasta 1580) también como Campeón de la Reina, su representante, en dichas justa. Tras su retirada sería el George Clifford (1558-1605), Conde de Cumberland, quién se encargaría de representar a la monarca en los siguientes combates. Una de las actuaciones más recordadas es la de Robert Deveroux (Conde de Essex), el polémico favorito de la reina, en 1596, que se enfrentó a todos los oponentes quebrando 98 lanzas en un total de 108 encuentros.
Miles de personas acudían a estas celebraciones (se calcula que en total la liza de Whitehall podía recibir a entre 10000 y 12000 espectadores), el público general debía pagar un chelín de entrada y disfrutaba también de comida y otras celebraciones menos refinadas en los campos cercanos, pero los competidores por lo general se limitaban a los grandes aristócratas y, especialmente, los cortesanos más cercanos a la reina y al personal de palacio. Ocasionalmente soldados de estirpe noble, aunque pobres, que se hubieran destacado ante los ojos de los grandes títulos también llegaban a competir.
Aunque no conservamos imágenes de época de los combates en si, si tenemos una amplia selección de retratos en los que los cortesanos posan ataviados para los mismos, incluyendo las dos que aparecen abajo y la que encabeza la entrada junto al título.
Idas para usar las Justas del día de la reina en tus partidas:
- Como todo evento multitudinario, mezcla de feria y evento deportivo, puede servir como escenario perfecto para una tensa persecución, en que el villano aprovecha la ocasión para fugarse o mezclarse entre el público asistente.
- Narrativamente el torneo ofrece un contraste significativo entre sus ideales y la realidad, entre la riqueza de los desfiles y lo refinado de los discursos, y la pobreza que viven muchos apenas a unos metros. Puedes utilizarlo para destacar el tono de la campaña, sea esta más idealista o más cínica puede cambiar mucho como describes el evento.
- Puede ser la ocasión perfecta para un intento de asesinato (o para investigar uno). Especialmente uno disimulado como accidente deportivo.
- Un patrón de los jugadores, una figura importante de la corte o un noble advenedizo con ánimo de deslumbrar, les encargue conseguir un objeto para lucir en el desfile y las celebraciones. Lo que parece un encargo inocente puede complicarse cuando el objeto resulta ser más de lo que esperaban. Por ejemplo, los Tudor afirmaban tener una copia de Excalibur entre sus tesoros reales... ¿por qué no intentar conseguir la verdadera?
- La mayoría de los personajes no pertenecen posiblemente al escalón social requerido para poder entrar en la liza en estos días, pero siempre es posible que un personaje aristócrata o con ambiciones vea esta la ocasión para lucirse. Además el ganador puede llegar a tener una entrevista personal con la reina... algo que puede tener sus utilidades, sin duda, en más de una campaña.
- Los habitantes del Otro Lado, lo que habitualmente conocemos como hadas, pueden verse atraídos también por las celebraciones, al fin y al cabo los caballeros feéricos son también una constante en los relatos de caballerías... pero recuerda que estos seres no son precisamente inocentes, si no seres muchas veces tenebrosos y asociados con el dominio de la muerte, y que es posible que su participación ponga en peligro no solo la vida de los participantes en las justas. Dependiendo de la época de juego el Doctor Dee puede ser un aliado fundamental contra estas fuerzas ultraterrenas.
- La justa, como deporte, puede ser un entretenimiento en si mismo, un deporte practicado quizás sin toda la parafernalia (existen lizas públicas en las afueras de Londres y en otros lugares del reino) y puede ser una forma no letal, o menos letal al menos, de demostrar la habilidad del personaje con las armas y la equitación.
Reglas para la justa (para Savage Worlds)
Para simular el sistema de puntuación de la justa, ambos oponentes se pueden enfrentar en entre una o tres rondas (acordadas de antemano, aunque se puede alargar en caso de empate). En cada ronda ambos hacen una tirada simultanea de Pelea (limitando el valor de dicha habilidad por su nivel de Cabalgar como es habitual en el combate montado) para representar el ataque.
- Si la tirada es un éxito, contabiliza 1 Lanza.
- Si la tirada se consigue con 1 aumento, contabiliza 2 Lanzas. Además el oponente debe realizar una tirada de Cabalgar para evitar ser derribado (2d4 de daño por la caída, 2d6 si se pifia la tirada)
- Si la tirada se hace apuntando al yelmo (+4 a la dificultad, no aumenta el daño), contabiliza una lanza adicional.
- Una pifia en la tirada implica que el caballero a cometido un error (chocado contra la liza, golpeado en una localización incorrecta,...) y se le descontará 1 Lanza.
- Un luchador puede decidir no atacar en una ronda, y adoptar una postura defensiva (aumentando en 4 su parada), pero en dicho caso se le descontará inmediatamente 1 Lanza.
- Ambos oponentes pueden puntuar al mismo tiempo, incluso ser derribados a la vez.
- Daño: Tira el daño normalmente (Fue + d6 +4 por la carga), pero dobla el valor de dureza (incluida la armadura) del combatiente. Utiliza además las reglas de daño no letal.
Enlace adicional
Aquí una recreación de un torneo isabelino realizada por los Royal Armouries en 2022.
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