El tiempo dedicado a las reseñas de comics ha sido un poco escaso y puede que se me hayan acumulado las dedicadas a segundas y sucesivas partes de algunos comics ya reseñados. En el caso de Zenith, además, el retraso con la nueva tirada del volumen tres (que en su primera tirada apareció con unas cuantas páginas de menos) ayudo a que la lectura se acumulara. Para evitar seguir arrastrando este retraso vamos a hacer una única entrada para las tres fases siguientes.
La fase 2 de Zenith (publicada como su antecesora en la mítica 2000 A.D.) resulta quizás el nadir, el punto más bajo, de la trayectoria de la colección.
Un villano modelado en el millonario Richard Branson, el dueño de Virgin, tiene un complicado plan para utilizar a nuestro insufrible protagonista y a un par de superhumanas, producto de la clonación, para conquistar/dominar/destruir el mundo. Una historia genérica, narrado de forma por momentos confusa, que sólo resulta interesante por la introducción de elementos que serán importantes,y mejor utilizados, más adelante.
En el epílogo de esta fase, y en material adicional del especial de invierno de 2000 AD que incluye también en el tomo, se presenta sin embargo el que será el gran conflicto y los jugadores principales de las siguientes historias de Zenith. El dibujo de Yeowell sigue transformándose a lo largo de toda la colección hacia un mayor expresionismo, con el que constrasta el estilo clásico del español Manuel Carmona en el especial antes mencionado.
Puntuación: 6/10
La fase 3 recupera el pulso de la colección abandonando las aventuras mundanas y los elementos de espías que había adquirido en el tomo 2 para mostrarnos un conflicto dimensional de una escala y crudeza que raramente se habían visto. Parece que el universo de Zenith se le ha quedado pequeño al escocés, así que reune a héroes y villanos de otros mundos alternativos en un conflicto contra los Lloigor. Morrison hace su primera crisis multiuniversal y, para ser un primerizo en estas lides, lo resuelve con notable habilidad. Como en otras obras primerizas del británico es curioso ver el paralelismo con otras historias realizadas más adelante, como la genial Multiversity.
Para poblar estos universos alternativos Morrison utiliza sin vergüenza (mezcla, destruye, revisa, paradia y recrea) a decenas de personajes basados en otros tantos héroes del comic británico de las décadas anteriores. El reparto se amplía increíblemente, aunque el relato se centra en unos pocos personajes principales y establece un multiverso propio en base a ello. El personaje de Zenith se desdibuja, ocupando la posición de observador privilegiado mientras que otros se convierten, al menos temporalmente en protagonistas.
El dibujo de Yeowell resulta a veces maravillosamente sintético, logrando expresar mucho con un puñado de lineas, pero otras parece simplemente inacabado, especialmente cuando la complejidad conceptual de las ideas cósmicas de Morrison más necesitan de un dibujante capaz de dibujar lo imposible.
Al igual que la anterior el tomo se completa con una historia independiente realizada por otro dibujante, Jim McCarthy, realizada mayormente en color pero que en este caso la verdad es que no aporta demasiado a la historia general y parece casi un relleno.
Puntuación: 8/10
La fase 4 llama la atención en un primer momento porque, al contrario que las anteriores, está en color, realizado por Gina Hart. El coloreado da algo más de definición al dibujo de Yeowell pero también le resta algo de fuerza.
Esta fase utiliza una estructura temporal alterada, en que los sucesos nos llegan de forma deslavazada y que nos conduce en círculos concéntricos alrededor de ciertos puntos fundamentales. Descubrimos así el origen de los Lloigor, aunque la cuestión se resuelve de forma algo paradójica, y conocemos los detalles sobre el origen de los superhumanos de Nube 9 y los motivos para su desaparición de la vida pública.
Los personajes completan sus destinos, el círculo se cierra, pero el protagonista Zenith permanece fundamentalmente estático. nada de lo sucedido parece cambiar o afectar su, ya lo he dicho suficiente, desagradable personalidad. Sus cambios estéticos, desde el más roquero look de las historias situadas en los 80 a un look más "indie" en las de los 90, es el único cambio que importa para él.
Este tomo se completa con una breve historia publicada en 2001, de nuevo sin interés particular más que hacer un par de chistes sobre la historia musical británica en los años transcurridos. También se incluye un relato breve escrito por Mark Millar cuya conexión con Zenith se me escapa (más allá de poderlo situar en una de las tierras alternativas vistas en los números anteriores)
Puntuación: 7/10
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