Africa Occ. en la época de SK (Bestiario) Kverenkvere (Hombres-hiena)


La hiena, y especialmente la hiena manchada o moteada, es una animal rodeado de supersticiones y con bastante mala prensa, considerada un carroñero más que un cazador, cobarde y traicionero, a menudo se les asocia con la magia negra, la necrofagia y la brujería; un rasgo peculiar es la creencia, atestiguada de antiguo (ya lo menciona, y desmiente, Aristóteles), de que las hienas son hermafroditas quizás a causa de que las hembras suelen ser más grandes y fuertes, además de la anatomía genital ambigua de las mismas. 

Quizás sus hábitos nocturnos, o el peculiar sonido que emiten y recuerda a una risa humana, sean parte del motivo para esta mala imagen, en ocasiones se ha constatado que hienas hambrientas han excavado cementerios en busca de huesos (que gracias a sus fuertes mandíbulas y sistema digestivos son capaces de romper y digerir). Es posible que por ello haya cierta confusión o asociación entre sus características y la de los humanoides conocidos como gules. 

En muchos relatos tradicionales la hiena es un animal malvado y enemigo del hombre, responsable de algunos de los males del mundo, como la muerte, la enfermedad o el hambre. En estos relatos, a menudo, el animal se antropomorfiza o adquiere características de una divinidad menor. Entre los bambara (una tribu del grupo mandé) una de las sociedades o grupos iniciáticos es la sociedad Koré, en que algunos sus miembros utilizan máscaras de hiena (suruku) en sus rituales y danzas, imitando el supuesto comportamiento del animal. De forma similar también se utilizan máscaras de dicho animal (kòrikò) entre los yoruba. 

En varias regiones de África (y no solo en África Occidental, que es la región que ahora nos ocupa) se cree que las brujas utilizan a estos animales como servidores, entre otras cosas para robar partes de cadáveres para sus ritos, y que pueden transformarse en dichos animales (o al contrario, se trata de hienas que pueden transformarse en humanoides). En la tradición musulmana, además, a veces los djinn, y especialmente los gules, adoptan la forma de hienas. 

Howard también nos da testimonio de un hechicero capaz de cambiar su forma en el relato titulado, simplemente, La hiena (aparecido originalmente en el número de Weird Tales de marzo de 1928), situando la acción en África oriental y en fecha contemporánea al autor. 

Se utilizan distintos nombres para referirse a estos seres dependiendo de la lengua, la mayoría relacionados con el concepto de cambio o transformación. Por citar algunos, en la lengua de los bozo es kverenkvere ("aquel que se transforma"), en fula se usa waylitoru (de waylitde "cambiar"), en dogón bibile bilene ("que hace la metamorfosis"), mientras que en bambara se usa dumba ("devorador de hombres") y en songhay koro boro nari ("hiena comedora de hombres"). Un nombre que aparece citado a menudo para referirse a estos seres es el de bultungin, supuestamente de la forma verbal para "convertirse en hiena" en una de las lenguas del grupo kanuri (habladas hoy en torno al lago Chad y por tanto fuera, aunque por poco, de nuestro área de interés). Fuera de África, en el espacio entre Oriente Medio y la India (y es posible que entre aquellos de cultura más islamizada en África), se utiliza la palabra persa kaftar ("hiena") para referirse a seres muy similares.

En muchos aspectos podemos suponer que el origen de estos seres es muy similar al que hemos postulado sobre los  hombres lobos y que existen tanto hombres-hiena naturales (producto de la posesión por espíritus prehumanos) y producto de la magia.  Algunos creen, además, que los hijos e hijas de un kverenkvere heredan también dicha condición. Normalmente son solitarios, pero en los raros casos que forman grupos, habitualmente la hembra más fuerte  suele comandar la manada.

Ya en la casi mítica era hiboria tenemos constancia de la existencia de un conjuro para convertir a otros en hienas monstruosas (vease La reina de la Costa Negra, publicada originalmente en el número de mayo de 1934 de Weird Tales). Practicado, en este caso, por un hechicero prehumano de una civilización desconocida, el hechizo difiere de formas posteriores y utiliza como componente excepcional una flor roja (quizás una variedad de loto) de floración centenaria presente en las ruinas. 

A menudo un kverenkvere en forma humana mantiene algún rasgo que permite descubrir su naturaleza, como un exceso de vello, los dientes afilados, ojos rojos, voz muy nasal y aguda, un aliento nauseabundo o la presencia de moscas siempre a su alrededor (y especialmente en torno a su boca). Es posible que estos rasgos se acentúen con el tiempo. Se dice que  en cuanto a personalidad son egoístas, codiciosos, glotones y lujuriosos, además de cobardes y traicioneros.

En ocasiones excavan verdaderas madrigueras, normalmente bajo grandes árboles que les sirven de cobertura, otras veces siguen viviendo entre los humanos, al menos mientras pueden mantener en secreto su condición.


Kverenkvere

Atributos: Agilidad d8, Astucia d6, Espíritu d6, Fuerza d12, Vigor d10

Habilidades: Atletismo d8, Conocimientos generales d8, Intimidar d10, Notar d12, Pelear d12+2, Provocar d8, Sigilo d10, Supervivencia d10

Paso: 8; Parada: 9; Dureza: 7

Capacidades especiales:

Garras/Mordisco: FUE+d8, +2 PA

Infravisión: reduce las penalizaciones por iluminación a la mitad.

Pies ligeros: un kverenkvere lanza 1d8 en vez de 1d6 para correr

Miedo: (-2)

Invulnerabilidad: sufre tan solo 1/2 del daño (redondeando hacia abajo), excepto el recibido por armas mágicas o por fuego. 

Debilidad (agua) la criatura pierde su invulnerabilidad si es sumergido en agua o empapado de manera similar. 

Tamaño (0), el hombre hiena es de un tamaño similar al de un humano


Conjuro: transformar en kverenkvere

Rango: Heroico

Modificador de lanzamiento: -14*

Alcance: Toque 

Duración: 1 año

Implementos: máscara, cola cortada de una hiena, pinturas rituales

El chamán atrae y ata un demonio hiena hacia si mismo, o hacia otro sujeto (en caso de ser involuntario es necesario vencer la voluntad del sujeto en una tirada enfrentada  de espíritu).

Las características del ser transformado son las indicadas arriba.

Estas transformaciones se producirán automáticamente al ponerse el sol y hasta que salga de nuevo, todas las noches durante el año de duración del conjuro, aunque el sujeto puede  posponerlo realizando una tirada exitosa de espíritu cada turno. 

*Como siempre recuerda que, en mi Solomon Kane al menos, se pueden utilizar las reglas de rituales  (tomadas del libro de Lankhmar) para reducir la dificultad de un conjuro. 

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