Cosas para ver: Filmografía pulp (2)


Bueno, pues aquí va la segunda parte de la filmografía, igualmente poco organizada y seleccionada por puro capricho, pero espero que con alguna obra a descubrir por alguno de los lectores.


La máscara de Fu Manchú 
( The Mask of Fu Manchu,1932, Charles Brabin)
Interesante para: villanos internacionales, héroes obtusos.

Aunque Boris Karloff no ha sido el primer Fu Manchú de la pantalla ( tampoco el más famoso, honor que, supongo le corresponde a Christopher Lee) es, sin duda, mi favorito.  Pese a que sólo interpretó el papel en esta película, es su rostro, verdaderamente demoniaco, el que me imagino cuando pienso en el Doctor de las Muertes Extrañas, pese a los ojos orientales no demasiado creíbles. Sigo teniendo la esperanza de que en el futuro un Fu Manchú auténticamente chino pueda ser el actor definitivo en interpretar a este villano... uno que se haya librado de los estereotipos del peligro amarillo para convertirse en un villano total.

Para mi Karloff es el único Fu Manchú que consigue dar verdadero miedo, trasmitir, aún cuando no hace nada, esa sensación de amenaza, de maldad. Es este Fu Manchú un verdadero ser de las tinieblas un monstruo avant la lettre, misterioso, pero al mismo tiempo extrañamente fascinante. Así la película se entronca naturalmente con el cine de terror de los 30, con algunos tratamientos más expresionistas que realistas. 

El argumento de la película es sencillo y hasta tópico: unos arqueólogos descubren la tumba de Gengis Khan, donde se encuentra no solo un fabuloso tesoro, también una espada que puede dar a quien la posea las llaves de Asia. Por supuesto Fu Manchú traza sus planes para hacerse con la cimitarra y solo la intervención de Sir Nayland Smith (Lewis Stone) puede salvar a sus inocentes víctimas.

La película incluye algunas torturas exóticas, y por otro lado bastante inocentes, que tienen tan destacada presencia en muchas de las aventuras pulps y en los supervillanos posteriores. Entre ellas destaca, por lo impráctico, la tortura de la campana, en que el infortunado es colocado justo dejado de una enorme campana, que tañe constantemente. 

En el reparto destaca Myrna Loy, actriz que parecía entonces encasillada en papeles étnicos, que no le correspondían, y que más tarde alcanzará el estrellato con su papel en la serie de El Hombre Delgado. Aquí interpreta a Fah Lo See (la hija del doctor), papel en que, sin embargo, prefiero a Anna May Wong que interpretó a tan siniestro personaje en La Hija del Dragón (Daugther of the Dragon, 1931) con Warner Olland en el papel de su padre.

Por supuesto es una película políticamente incorrecta, todos los orientales son malos o estúpidos y los occidentales (aunque tampoco parecen un dechado de inteligencia) son siempre buenos, pero en esto no hace más que ser fiel a las, igualmente estereotipadas, historias de Sax Rohmer.

Fu Manchú es un de esos personajes que han pasado a la conciencia pública, aunque realmente muy poca gente, hoy día, ha leído ninguno de sus libros o incluso visto una de las películas dedicadas a él. Sin embargo, todo el mundo sabe quien es y que pinta debería tener, o al menos cree saberlo. Se ha convertido en un arquetipo que aglutina la parte más negativa, y un poco de la positiva, de los estereotipos sobre los habitantes del Extremo Oriente; es un genio capaz de invenciones increíbles y al mismo tiempo un bárbaro, defensor de una cultura milenaria pero siempre dispuesto a usar las últimas tecnologías, cruel hasta el sadismo pero honorable y sobre todo inescrutable, a menudo incomprensible para los demás personajes, y para los lectores. 

Curiosamente según avanza el tiempo, y especialmente en la década de los 30, este miedo dirigido originalmente hacia los chinos (que habían sido el origen de gran parte de los emigrantes asiáticos en occidente) se desplaza hacia la nueva potencia del área, los japoneses. Fu Manchú va siendo dejado de lado hasta los 50-60, cuando una nueva amenaza china reverdece sus laureles. 

Según avanza la década, por ello, coincide con una época en que comienza a producirse un cine en el que los chinos son vistos como las víctimas inocentes (a veces tratados casi como niños) frente a la maquinaria bélica nipna.

Nunca se dejaron de producir versiones fílmicas o televisivas del personaje, pero posiblemente las más famosas se producirán en los años 60 y 70 en Europa. Estas películas, interpretadas por Christopher Lee, a mi me parecen muy inferiores, aunque Lee hace bien un papel que se ajusta muy bien a sus capacidad, voz y físico. Los limitados, a veces ridículos, valores de producción son notorios y el inexpresivo Douglas Wilemer, en el papel de su archienemigo en la mitad de ellas, no ayudan para nada a unos guiones flojos, plagados de ocasionales concesiones pop muy poco adecuadas.

La serie con Lee se inició con El Regreso de Fu Manchú (The Face of Fu Manchu 1965), dirigida por Don Sharp. Apenas un año después dirigiría también la primera secuela, titulada Las novias de Fu Manchú (The Brides of Fu Manchu), sin embargo después abandonaría la silla de director en favor de Jeremy Summers para la tercera entrega, La Venganza de Fu Manchú (The vengeance of Fu Manchu 1967). Las dos últimas quedarían, finalmente, en manos del ínclito Jesús Jess Franco, que nos trajo la Sangre de Fu Manchú (Blood of Fu Manchu, en 1968) y el Castillo de Fu Manchú (Castle of... ,1969) películas que algunas aprecian por su valor supuestamente satírico pero que a mí me parecen malas de solemnidad.




La legión de los hombres sin alma
(White Zombie, 1932, Victor Halperin)
Interesante para: hougans, muchachas impresionables.

De nuevo, creo, que el título castellano muestra la falta de imaginación de los traductores españoles, que nos privan del significado completo del título, que se relaciona conceptualmente con la expresión trata de blancas (white slavery, en inglés y así una mujer obligada a prostituirse es una white slave), añadiéndole el necesario componente sobrenatural. Así queda bastante claramente expresado en el antetítulo y subtítulo promocial: "She was not alive, not dead just a White Zombie, performing his every desire", que deja explícito el trasfondo sexual del peligro y la amenaza que el villano de etnia indefinida representa. 

Esta es la primera aparición de importancia del zombie como criatura sobrenatural en el cine norteamericano. Lo hace siendo bastante cercano al trasfondo haitiano de la leyenda, con los zombies utilizados como mano de obra esclava, más que como amanezas sobrenaturales por si mismas. Aquí el peligro es el villano, los zombis son solo la forma en que ese peligro se manifiesta. Existe otra curiosidad  dirigida también por Halperin, La rebelión de los zombies (Revolt of the zombies, 1936), traslada la historia a Camboya e incluye la idea de utilizar a loz zombis como carne de cañón en un conflicto bélico, pero en general es una historia muy inferior.

Murder Legrende (Bela Lugosi), de nuevo más monstruo que personaje, destaca sobre todos los demás en esta película. Se trata de un malvado con estilo, teatral y algo artificioso, autoritario y señorial. Lugosi estaba muy satisfecho de su trabajo en esta película e incluso llega a dirigir algunas escenas cuando el director original, Victor Halperin, la abandona antes de acabar. 

El argumento es bastante endeble, diríamos incluso que demasiado alargado, y mucha de la amenaza, implícita, de violencia sexual a perdido su fuerza (acostumbrados como estamos a la muestra más explícita de violencia) pero tiene algunas escenas y escenarios realmente conseguidos. Las mejores son aquellas en que el terror y la brujería son sugeridas más que mostradas. La música colabora en esta función de sugerir y velar, muy alabada en su momento, y fue escrita por el catalán Xavier Cugat.

Se trata de un ejemplo de zombis completamente diferentes a la posterior visión de Romero y más vinculados a la tradición haitiana.

Otros clásicos de terror vuduistas de los 30 podrían incluir Congo (1932, William J. Cowen), con Walter Huston interpretando a un fraudulento hechicero-brujo, y Black Moon (1936, Roy William Neill), con Fray Wray como víctima inocente y Dorothy Burgess como hechicera siniestra. 


El regreso del Doctor X 
(The Return of Doctor X, 1939, Vincent Sherman)
Interesante para: científicos regresados de la tumba

Esta película es un caso especial, si merece mención aquí no es por su calidad, más bien por lo que creo que es por una inadecuada decisión de casting, que provoca un efecto bastante extraño. 

El gran Humprey Bogart interpreta aquí al doctor X del título; para hacerlo le cubren el restro con un maquillaje "espectral" y le tiñen un mechón blanco en el pelo, además de endilgarle una bata de laboratorio en la que parece un poco perdido. Un papel que en definitiva no le pegaba para nada y que originalmente había sido pensado para Boris Karloff, que seguramente, hubiera conseguido algo más digno, pese a tratarse de un proyecto tan menor.

El film trata sobre un científico que ha sido devuelto a la vida por medios tecnológicos, pero que necesita sangre para continuar su existencia. Una especie de vampiro de laboratorio, vamos. La película cuenta con algún buen momento, escaso y perdido entre minutos de metraje insulso o peor, estúpido. Su principal virtud es que apenas da tiempo a aburrirse ya que, como gran parte de las películas de los 30, es compasivamente corta, apenas 62 minutos. 

Otro elemento a considerar, aunque yo no diría que a imitar, es la aparición del elemento cómico como contrapunto o anulador del terror. Este está presente en muchas de las grandes películas de terror del periodo, donde a menudo es un personaje de clase baja que sirve como contrapunto a los atildados y aristocráticos protagonistas, sea el ama de llaves en Amor loco o la anciana de La novia de Frankenstein.  En este caso se trata de un periodista gracioso que conduce la trama (curiosamente este elemento si es común con la anterior Doctor X, aunque dicho periodista es menos enervante) y es casi insoportable durante los minutos que ocupa el centro del escenario. Su estupidez parece contagiar ocasionalmente al resto del reparto. 

Curiosamente el retorno pretende insinuar una relación con una película anterior, bastante superior para mi gusto, titulada únicamente Doctor X (1932, Michael Curtiz), pero con la que en realidad tiene poco en común. Mencionar que esta primera Doctor X es interesante, también, por una cuestión técnico/estética, siendo un magnífico ejemplo del uso del film en color con el primitivo sistema de dos colores, que primaba dramáticamente los tonos verdes y anaranjados.Un tipo de color que se llegó a utilizar en los años 20, con la película El tributo del mar (Tollo of the Sea, 1922, Chester M. Franklin) pero que dejó de producirse a principios de los 30, hasta que se perfeccionó el technicolor de tres colores, que es el típico color supersaturado de El Mago de Oz (Wizard of Oz, 1939, Victor Fleming).



El capitán Drummond
(Bulldog Drummond, 1929, F. Richard Jones)

Interesante para: veteranos británicos aburridos.
Otro personaje, como Fu Manchúo Charlie Chan, que protagonizó toda una serie de películas,  es el detective/aventurero británico Bulldog Drummond, muy popular en la época. pero hoy prácticamente olvidado (aunque este blog le dedicará, en cuanto sea posible, una entrada).

La primera película sonora sobre el mismo, El Capitán Drummond (Bulldog Drummond, 1929) nos presenta al Capitán Hugh "Bulldog" Drummond , un veterano británico de la Gran Guerra que se convierte en detective y desfacedor de entueros al acabar esta, conducido por su aburrimiento por la vida de civil más que por ninguna.

En esta primera aventura sonora, existen dos películas anteriores mudas, utiliza elementos de la primera aventura literaria del personaje. Es requerido para rescatar al tío de una hermosa muchacha (interpretada por Joan Bennet) de un asilo. La historia se complica, por supuesto, y ofrece suficientes trampas mortales, engaños, puñetazos y confrontaciones para mantenernos entretenidos un buen rato.

El protagonista es interpretado, en esta ocasión, por el gran actor británico Ronald Colman (actor que me encanta, y al que ya se ha podido ver por aquí en más de una ocasión) que repetiría el papel en 1934 en Un Aventurero Audaz (Bulldog Drummond Strikes Back, 1934), pero el actor que más filmes estaría vinculado al personaje sería John Howard , un actor americano mucho menos conocido, que interpretó el papel en dos películas por año entre 1937 y 1939. Por cierto que todos los Drummond de la pantalla resultan ser caballeros mucho más atractivos y elegantes que el personaje descrito en las historias y, en general, evitar los subtextos más molestos del mismo.


Dick Tracy 
(1990, Warren Beatty)
Interesante para: policías, cantantes con una venganza

Cuando hablaba sobre películas que había olvidado incluir me refería en primer lugar a esta: Dick Tracy (1990), dirigida y protagonizada por Warren Beatty. Aunque gano varios premios, especialmente técnicos, fue bastante maltratada por el público y ha sido muy olvidada en general

Me molesta haberla olvidado ya que es una obra que, sin ser una maravilla, merecía mejor suerte de la que tuvo en su momento y, sobre todo, merece salir del olvido en que se encuentra actualmente, por su papel como precursora de cierta parte de la cinematografía actual. 

La selección de colores muy saturados y básicos (el vestuario y gran parte de los escenarios se limitan a una paleta artificialmente limitada), el uso de escenarios pintados y los maquillajes exagerados intentan reflejar el universo de esta tira de comic en el cine. Los planos se componen como si se tratara de viñetas, con un montaje (eso si) muy clásico.

Desgraciadamente quizás la gente de 1990 no estaba preparada para ese acercamiento visual preciosista, o esperaban algo más oscuro similar al triunfante Batman de Tim Burton, pero que no es tan distinto en concepto al, mucho más feísta y efectista, acabado de Sin City (2005, Frank Miller, Quentin Tarantino y Robert Rodriguez).

Sin duda lo peor de la película es, por una parte, Madonna (realmente no soporto a esa mujer actuando, ya sabéis por qué Shanghai Surprise no aparece, ni aparecerá, en las entradas de filmografíade este blog) y, por otra, el mismo Warren Beatty.

Beatty, como director y productor de la película, debería haberse dado cuenta de que el papel no era, a esas alturas, para él; en resumidas cuentas resulta demasiado mayor, con sus 53 añazos no demasiado disimulados, para interpretar al personaje, que además elige interpretar de forma muy contenida lo que, en contraste con las actuaciones mucho más llamativas de los demás, hace que prácticamente desaparezca. La tendencia de Beatty, un conocido galán en el cine y la vida real, de interpretar contra su imagen pública personajes sexualmente inocentes, no funciona demasiado bien en este caso. 

El resto del reparto es más que correcto, aunque Al Pacino lleve la sobreactuación a nuevas cotas en su papel de villano principal, y con una colección de grandes actores prácticamente irreconocibles bajo complejos maquillajes completos. Los buenos pecan un poco del mismo mal que el protagonista, se ven devorados por unos villanos que tiene muchas más oportunidades de lucirse.

Se trata, en resumen, de una película muy divertida, y aún más bonita que divertida, pese a que el guion se pierda en ocasiones por caminos improductivos.

Tarzán de los monos 
(Tarzan The Ape Man 1932, W.S. Van Dyke)
Interesante para: aventureros selváticos

Tarzán es otro gran personaje clásico, todos los que fuimos niños durante los años 80 (al menos) hemos visto algunas de sus películas en alguna sobremesa o en alguna tarde de fin de semana de lluvia, todos hemos jugado a Tarzán (normalmente con resultados nefastos) y, al igual que el doctor Fu Manchú, todos creemos conocerlo muy bien. Pero lo cierto es que las decenas de películas que se han inspirado en el personaje de Burroughs nunca han conseguido hacer justicia al personaje (especialmente a las dos primeras, y mejores, novelas), simplificando la historia y limando cualquier elemento que pudiera ofender a las audiencias bien pensantes. Aunque pese a ello no se libraron totalmente de la polémica como demostraron las escenas submarinas de Tarzán y su compañera (Tarzan and his mate, 1934,  Cedric Gibbons, James C. McKay y Jack Conway). 

Es curioso, por ejemplo, que, en casi todas las adaptaciones, Tarzán aparece por lo general como un individuo no demasiado inteligente, capaz eso si de grandes proezas físicas, muy lejos del superhombre que las novelas nos presentan. En toda la serie protagonizada por Weissmuller, por ejemplo, nunca supera su incapacidad para hablar correctamente, sumido en una selva de cartón piedra que está muy lejos de la crudeza que llegan a reflejar los relatos de Burroughs: a veces parece un verdadero parque temático con sus animales domados y ningún peligro real.  En general se trata de producciones de serie B, o al menos modestas, que caen fácilmente en las fórmulas repetitivas y el tedio general.

En su primera aparición encarnado por Weissmuller, junto con la Jane interpretada por Maureen O'Sullivan (que interpretaría al personaje hasta 1942, siendo luego sustituida por otras actrices) personaje. Jane y su padre (C. Aubrey Smith) viajan a África en busca del legendario cementerio de los elefantes, pero terminan enredados en la historia del aristócrata criado por los simios. La frescura salva a esta primera aventura, al menos, de los peores elementos de las siguientes y las escenas icónicas son irremplazables.

Me resulta casi imposible mencionar sólo una, o unas pocas, de las películas clásicas de Tarzán. No puedo evitar sin embargo mencionar una más; yo le tengo cierto cariño a una de las películas de Weissmuller Tarzán en Nueva York (Tarzan's New York Adventure, 1942), pero es tal pieza de sin sentido que no me atrevo a recomendársela a nadie. 

Weissmuller interpretaría a Tarzán en 12 películas entre 1932 y 1948 (y después a otro personaje aventurero africano en serie, Jungle Jim), pero aún durante este periodo otros actores ofrecieron su versión del personaje.  Ninguno, de los anteriores, contemporáneos o posteriores, a logrado desbancar de su posición como el Tarzán del cine por excelencia al antiguo campeón de natación. Ni Lex Baker, ni Gordon Scott, ni Mike Henry conseguirían quitarle el título. Pero a continuación voy a mencionar algunas de las películas de Tarzán más modernas que creo son dignas de algún interés o al menos un comentario.


Greystoke la leyenda de Tarzán 
(Greystoke, The Legend of Tarzan, Lord of the Apes, 1984, Hugh Hudson )
Interesante para: aventureros selváticos, herederos británicos

Totalmente diferente al tarzán cinematográfico clásico es esta película dirigida por Hugh Hudson. A mi entender es una aproximación mucho mejor a la primera novela; al menos en su primera parte, que cubre la vida en la jungla del héroe y la aparición de D'Arnot

Sin embargo, en cuanto la trama llega a Inglaterra se pierde en un argumento tópico, melodramático y algo ñono que carece de cualquier interés aventurero.

Christopher Lambert, casi un actor desconocido por entonces, hace un buen papel como el personaje multifacético de John Clayton/Tarzán, emparejado con la debutante Andie MacDowell como Jane. Mientras actores más veteranos, como Ian Holm como D'Arnot o Ralph Richardson como el veterano Lord Greystoke pone su solvencia al servicio de papeles más pequeños.

Hay que admirar sin embargo el intento de hacer algo "serio" y diferente a lo que mucha gente esperaba de una película de Tarzán así como el intento de reflejar la vida entre los simios del protagonista (aunque sea con hombres disfrazados ,mezclados con chimpancés). Aunque sepamos que la historia narrada por Burroughs es imposible esta película trata de ofrecer ya que no realismo verosimilitud.

A mi entender resulta una película que pone demasiado énfasis en los aspectos melodramáticos de la historia y demasiado poco (fuera de la ya mencionada primera mitad) en las aventuras, que es interesante pero, finalmente, fallida.

Tarzán y la Ciudad Perdida 
(Tarzan and the Lost City, 1998, Carl Schenkel)
Interesante para: casi nadie

Otra mención especial, en este caso por ser rematadamente mala y significar quizás el punto más bajo de respetabilidad para el personaje, merece Tarzán y la Ciudad Perdida (Tarzan and the Lost City, 1998). 

Se trata de  un intento cutre de hacer una versión más fiel a los libros, y en eso podemos apreciarla, especialmente al ecuador de la saga, con elementos más fantásticos, como una civilización perdida incluida. La película carece del presupuesto necesario (o de un equipo capaz de trabajar con ese presupuesto limitado) y de un actor que pudiera hacer el papel mínimamente creíble, labor imposible que Casper Van Dien sólo consigue muy ocasionalmente.

Lo bueno de las películas malas como esta es que puedes plagiar algunas ideas o personajes (que posiblemente el guionista haya a su vez plagiado de algún otro lugar) y estar seguro de que puedes hacer con esos materiales algo mejor que esos guionistas "originales".

La película de animación de Disney, titulada simplemente Tarzán (Tarzan, 1999) tiene algún que otro aspecto interesante, especialmente en el aspecto visual; entre otras cosas abandona ese absurdo de transportarse por las lianas y buscar otro modo de representar la rápida locomoción selvática de nuestro héroe de forma bastante correcta. Pero la infantilización de los personajes, las tramas y sobre todo de la vida en la selva resta gran parte del interés de la misma para un adulto.

El aviador 
(The Aviator 2004, Martin Scorsese)
Interesante para: actrices, inventores, millonarios excéntricos

Es un biopic de gran calidad realizado por Martin Scorsese, sobre el magnate Howard Hughes. Este personaje real de la era pulp, y más allá, hace tiempo que me resulta realmente apasionante y he leído todo lo que he podido encontrar sobre él, pero no desde la admiración si no más bien desde la confusión, ya que su personalidad aúna tal cantidad de elementos diferentes, contradictorios y oscuros que resulta inclasificable.

En la película Hughes es un hombre inteligente, enriquecido por los negocios familiares y la invención por su padre de una nueva barrena para perforar pozos petrolíferos, con más dinero del que nunca podrá gastar (aunque lo intente) y una semilla de locura dentro de él. Muertos sus padres y convertido en detentador una enorme fortuna se obsesiona primero por la aviación, llegando a batir récords de velocidad, y luego por el mundo de Hollywood, convirtiéndose en un productor original y extraño.

Ya en esa época, de su juventud y primera madurez, que es la que retrata la película, se manifestarían los primeros síntomas de sus desequilibrios mentales que en épocas posteriores de su vida le llevaron a vivir como un extraño ermitaño millonario; de hotel en hotel, manejando su enorme fortuna y, también, sus contactos con las partes más oscuras del gobierno de los EEUU, a distancia y con métodos poco ortodoxos. Y aunque los años que aparecen en la película (1927-1947) son posiblemente los más aventureros y productivos de su vida, la sombra de ese futuro se cierne ya sobre el personaje interpretado con gran habilidad por DiCaprio.

Pero además de este personaje fascinante, en esta película aparecen retratados muchos otros detalles igualmente interesantes: la expansión de la Panam (y los vuelos comerciales en el continente americano), el mundo de Hollywood y sus estrellas (genial las apariciones de Jude Law como Errol Flynn y Cate Blanchett como Katherine Hempburn) o la emoción y el glamour que la aeronáutica representaba en aquella época (similar a la que más tarde podrían representar los astronautas)

Como demuestra Rocketeer, la película ya que no el cómic, Howard Hughes puede servir perfectamente como mentor, empleador o, si incidimos en su lado más oscuro, enemigo de los personajes en cualquier campaña pulp.

Comentarios

  1. Yo también soy de los que piensa que Dick Tracy ha sido una película maltratada, y a mi siempre me ha parecido cómo mínimo divertida. Y estoy completamente de acuerdo en que consigue reflejar muy bien el aspecto del comic, algo muy "bien visto" por la crítica actualmente, pero que en su momento no tubo ningún éxito. Para mí un ejemplo más de la pirámide de Kandinski...

    Una entrada muy buena, cómo siempre.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario