Personajes clásicos: el Coyote


Hace tiempo que se hacía esperar un entrada dedicada al, indiscutible, mayor icono de la literatura popular española: el héroe enmascarado, defensor de los desfavorecidos en la Vieja California, el Coyote.

Creado como protagonista originalmente de una única novelita (titulada precisamente el Coyote y publicada por la editorial Molino) por José Malllorquí, bajo el pseudónimo de Carter Mulford, en 1943. Pero sería en la editorial Clipper, donde comenzó su andadura con La vuelta de El Coyote, donde el personaje alcanzaría la verdadera fama, convirtiéndose en protagonista de una larga serie de casi 200 novelas cortas.

Jose Mallorquí (1913-1972) fue un autor muy prolífico, y posiblemente por ello a menudo irregular, de novela popular, que comenzó su carrera traduciendo obras extranjeras  para la editorial Molino en los años 30 (incluyendo varios relatos de Lovecraft y algunas novelas de La Sombra). Pero fue, sobre todo, en los 50 y los 60 cuando se convertiría en uno de los autores de más éxito, especialmente en el abonado terreno del western patrio, con relatos y series como Tres hombres buenos y, sobre todo, la que nos ocupa. 


La serie de el Coyote se tradujo a nueve idiomas y fue publicada, completa o parcialmente, en 16 países, además también tuvo sus adaptaciones al cómic y al cine, incluyendo la última adaptación hasta el momento, una muy olvidable película de 1998 con José Coronado como el héroe principal (La vuelta de El Coyote, 1998, Mario Camus). 


Según los datos dados en las novelitas César de Echagüe, el Coyote, habría nacido en California en torno 1825, y sus aventuras abarcan el periodo entre 1851 y 1875, pasando de ser un joven en las primeras novelas a un hombre más maduro en algunas de las últimas (aunque la serie no sigue un orden cronológico lineal), y complicándose su árbol genealógico y relaciones con una plétora de personajes secundarios. Contaría incluso con la ayuda de su propio hijo, también llamado César, en algunas de sus últimas aventuras y llevaría sus hazañas incluso fuera de su California natal. En determinado momento incluso nos hace saber que su abuelo, también llamado César, habría llegado a California ya con Fray Junipero Serra (en torno a 1768 por tanto)
 
La inspiración en la historia del Zorro de Johnston McCulley es innegable: el héroe enmascarado que se esconde bajo la personalidad de un ocioso terrateniente en la California hispana, o casi hispana. Pero César de Echagüe desarrolla una personalidad propia y, sobre todo, las historias tienen un tono completamente distinto, con una mayor preocupación por el realismo (la documentación histórica y geográfica es mucho mayor) y el desarrollo de los personajes secundarios en el caso del español.  Pero, además, tienen un marcado tono hispanófilo, donde los americanos anglos son más la excepción que la norma y, muy a menudo, ejercen de villanos. Los condicionantes políticos de la época, incluyendo extemporáneas declaraciones de lealtad a España, son inevitables y, a veces, molestos pero en general bastante moderados.

Ahondando en la relación entre ambos personajes resulta interesante que Mallorquí escogiera al coyote como tótem de su pistolero, ya que el animal juega en las leyendas nativo americanas un papel similar, de embaucador mítico, al que el zorro juega en muchas tradiciones europeas, manteniendo un mismo tema pero haciendo una relectura más americana que su antecesor (y que concuerda mucho con la lectura chamánica introducida por Isabel Allende en su versión de este).


En varias ocasiones he intentado realizar una elucubración mitográfico-creativa para intentar explicar y conjuntar la carrera de los dos justicieros californianos por excelencia pero el caos de la cronología de el Zorro y la combinación de años de unas y otras hacen casi imposible explicar como dos personajes tan similares pudieron convivir, sin cruzarse ni relacionarse, en épocas tan cercanas. Mi intuición, que sería posible establecer una relación familiar entre ambos, se complican quizás por el consciente intento de los autores por ofuscar los detalles. 

Mi primera teoría, que Don César de Echagüe no es otro, en realidad que el Don Cesar de la Vega que protagoniza Don Q, Hijo del Zorro (Don Q, Son of Zorro, 1925, Donald Crisp) en la corte de Isabel I,  se topa con abundantes problemas cronológicos tanto con los años ofrecidos por la versión de Isabel Allende (El Zorro, comienza la Leyenda) como por la cronología de Matthew Baugh en Myths for the Modern Age: Philips Jose Farmer's Wold Newton Universe. Todavía no he sido capaz de encontrar una explicación mejor. 




El Coyote para FATE 
Aspectos.
Concepto: Rico petimetre y justiciero enmascarado
Problema: Entrometido hasta lo insoportable
Otros aspectos: 
"De valor siempre hizo alarde la casa de los Echagüe"
Vengador del pisoteado honor de California
Rancho san Antonio, el mejor rancho de la región, un verdadero imperio

Habilidades
Enorme (+4): Disparar
Grande (+3): Engañar Contactos
Bueno (+2): Recursos Atletismo Provocar
Normal (+1): Saber Voluntad Sigilo Robar

Trucos
La marca de El Coyote
Puede utilizar su habilidad de Disparar, rozando o marcando ligeramente a su objetivo en vez de hiriéndolo, para intimidar a un oponente, en vez de la habilidad Provocar, siempre que esté utilizando su identidad de El Coyote. Puede seguir utilizando Disparar para atacar en conflictos sociales sobre cualquiera al que haya marcado, sin necesidad de volver a herirlo o disparar de nuevo. 

Rápido desenfundando
Puede utilizar Disparar en vez de Advertir para determinar el orden de iniciativa en cualquier conflicto físico en que disparar rápidamente pudiera ser útil.

Todo el mundo conoce a Don César
+2 a Crear Ventaja con sus habilidades de Contactos o Engañar, pero solo cuando lo hace como Don César.




Comentarios

  1. Que bueno leerte de nuevo. ¿Estas preparando una aventura pulp de enmascarados?

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  2. La verdad es que ahora mismo solo intento recuperar en lo posible el ritmo de publicación que anda muy alicaído. Muchas gracias por comentar

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  3. Yo estoy pensando en montar una campaña de estilo pulp con savage, lo más sandbox que mis limitados talentos me permitan. De momento tengo tres ideas para la campaña pero siempre me quedo atascado. La primera idea es derrotar a una secta que quiere destruir el mundo (muy original) con un "girito", la segunda de recuperar objetos, que no son lo que parece a raíz de una misteriosa "aparición", y la tercera, unos presidiarios que aparentemente no tienen nada en común son reclutados por un misterioso agente del gobierno (un gman de toda la vida vaya); resultando que si tienen el común una cosa, el hombre que los chantajeaba, obligándolos a cometer el delito por el que están en prisión, y que el agente quiere detener, pues cree que todo es parte de un plan más grande.
    Pero ya te digo, al final me quedo atascado en algún punto del desarrollo principal o algún detalle importante y todavía no sé por dónde tirar. Por ahora estoy ideando unas reglas de exploración más completas que las del manual, algo que de más la sensación de que adentrarse en junglas o desiertos es un auténtico desafío, no solo físico y mental, si no también logístico.

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