DC sigue intentando ajustar su universo, con sus problemas de continuidad y reescrituras, a base de eventos editoriales, sucesos que están alterando continuamente el presente y pasado de sus personajes. El último intento, por ahora, de "hacerlo bien" es este Renacimiento que pretende salvar los muebles de los Nuevos 52, un proyecto que nació con grandes ambiciones pero que se habían ido desinflando paulatinamente.
Recordemos que Grant Morrison había recreado al último kryptoniano como un superhéroe más joven, más inseguro y más descarado, con una carga política en sus acciones, que actualizaba algunos conceptos clásicos y recapitulaba otros en un estilo que recordaba a un tratamiento cinematográfico.
El evento Convergencia trajo el inesperado retorno de la versión anterior del héroe, conocido como Superman preflashpoint para diferenciarlo del otro, y una, también inesperada, respuesta del público a su favor.
La muerte del Superman de los Nuevos 52, y su Lois Lane (en Superman vol 3 53 USA), parecía haber dado carpetazo a esta etapa, pero dejaba muchas incógnitas y problemas en el aire. Es decir, se había eliminado efectivamente a esa versión del personaje, pero esta eliminación en el presente (y en el futuro) dejaba su pasado intacto, pasado que seguía pesando en la continuidad.
Teníamos pues un Superman que era, en realidad, un extraño para la gente de este universo, moldeado por eventos que no habían sucedido en esta línea temporal y que, tras una saga en que se había desvelado públicamente la identidad secreta del héroe, no podía tampoco retomar la vida en Metrópolis ni relacionarse con sus clásicos personajes secundarios. La vuelta de Lois Lane al Planet, haciéndose pasar por la de este universo (aunque debería ser algo mayor que esta), parecía empezar a plantear una manera de desenredar la madeja pero no terminaba tampoco de resultar satisfactoria, al plantear más cuestiones que no tenían fácil respuesta.
Este cruce de las colecciones del Hombre del Mañana, editado en un único tomo por ECG, ofrece una solución al problema, que sigue los cauces ya previsibles de esta clase de incidentes.
Tenemos un villano capaz de alterar la realidad, o quizás dos, la amenaza de la desaparición de Jon (el hijo de este Superman maduro y recien llegado a este universo) y un final que realiza un zurcido que puede resultar más o menos elegante o más o menos creíble, pero que no deja de resultar un costurón.
Como siempre que el guionista, con un simpsoniano "lo hizo un mago" (o un ser extradimensional, o un dios, o...), decide reescribir la realidad queda en el aire cómo esta reescritura afecta a todo el universo de ficción, cuya misma existencia se basa en la existencia de unos lazos y de un pasado compartido.
El tomo contiene cuatro números de Action Comics y dos de Superman, y puede resultar una lectura confusa para el que no este al tanto de los sucesos de ambas colecciones, además de plantear tramas (una misteriosa enfermedad que sufre Lana Lang por ejemplo) que no tienen resolución en el tomo.
Dan Jurgens, un guionista mediocre para mi gusto, es el escritor principal, ya que se encarga tanto del principio como el fin de la historia, continuando con su labor regular en Action Comics, mientras que el duo Peter J. Tomasi y Patrick Gleason (que es también dibujante) hacen lo propio con Superman.
En el aspecto gráfico destaca sobre todo el trabajo de Doug Mahnke, con su estilo habitual siempre al borde de la sobrecarga de líneas y manchas. Es el encargado e la conclusión de la historia y de presentarnos el nuevo (enésimo) rediseño del uniforme del héroe, que ofrece una nueva variación sobre los mismos elementos, combinando ideas del uniforme clásico con algunos, pocos, detalles del rediseño de Jim Lee en 2011 (principalmente la eliminación del calzoncillo por fuera).
He de admitir que nunca me gusto demasiado esa versión blindada de 2011, que me parecía un guiño, innecesario, a la estética cinematográfica, pretendidamente realista.
En conclusión, este es un cómic que existe para realizar un trabajo, solucionar un problema en la continuidad y lo hace de forma eficiente, si bien poco brillante.
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