Cosas para leer: Los Nuevos 52, el nuevo Universo DC y a vueltas con la continuidad



Supongo que todo el mundo que ha seguido más o menos el mundillo del comic comercial americano, se ha enterado de la remodelación profunda de sus colecciones y su universo de ficción que ha llevado a cabo la editorial DC en los últimos dos años. 

De un día para otro todas sus colecciones en curso cerraron, algunas de forma muy poco digna, para dar paso a 52  cabeceras (algunas clásicas, otras nuevas) que nos describían un universo diferente al que habíamos conocido desde los tiempos en que Crisis Infinitas (1986) había acabado con el multiverso de DC.

A primera vista todo parece muy similar a aquel momento. Como entonces autores punteros redefinen el entorno e historia de los iconos de la editorial (especialmente Superman), remozándolos para una nueva generación de lectores y desechando gran parte de la continuidad anterior.

Como en aquella ocasión, nos encontramos a personajes que siguen sin apenas cambios (la colección de Linterna Verde por ejemplo continúa casi donde se quedó antes del evento) junto a otros más o menos radicalmente alterados, o directamente otros que desaparecen de la nueva continuidad; como suele pasar en estos proyectos también sufrimos unas cuantas incoherencias y errores de coordinación, mientras  se eliminan o remodelan aquellos elementos considerados como pasados de moda.

Hay, sin embargo, una diferencia sustancial, mientras que Crisis en Tierras Infinitas fueron un acontecimiento único en su momento, la DC de los últimos años ha estado dominada por una serie de acontecimientos editoriales supuestamente trascendentales, y que a menudo introducían revisiones en la continuidad,  casi sin pausa: Crisis de Identidad, 52, Crisis Infinita y Flashpoint; diluyendo el efecto de este último experimento. Pero ¿por qué necesitaba tan desesperadamente DC una remodelación constante?


La continuidad como problema

Pese a que los superhéroes se han puesto de moda en la gran pantalla las ventas de cómics están, supuestamente, en constante decadencia y las editoriales buscan desesperadamente cualquier forma de reactivarlas. Se escuchan muchas recetas y análisis, más o menos lógicos o coherentes y a menudo contradictorias, para señalar las razones de esta situación e intentar invertirla. 

Algunas personas consideran  que uno de los problemas principales es la existencia de la continuidad,  que, según ellos, sólo  provoca que las historias no se entiendan y sean cada vez más para un grupo de entendidos, que son los únicos que captan las referencias, cada vez más arcanas y enrevesadas. Estos señalan que algunos de los mejores comics del género son ajenos a la continuidad, aunque personalmente creo que ese es un argumento tramposo; precisamente Watchmen, una de las obras más citadas en ese sentido, hace un ejercicio consciente y transparente de creación de una “falsa” continuidad para situar la historia.

Por ello la solución parece sencilla, liberar a los cómics de esa pesada carga, de ese pasado que se ha vuelto un lastre requiere el reinicio, borrar lo sucedido hasta el momento para empezar de cero pero sin perder a los personajes que parecen atraer al público, o bien desligar los cómics de cualquier pasado compartido y escribir todas las colecciones y personajes como si fueran completamente independientes.

Para mí, sin embargo  la continuidad en sí misma, y el concepto de universo compartido de DC o Marvel, no son el problema, y en realidad podrían ser herramientas narrativas  muy útiles, especialmente en un medio dominado por personajes fijos, pero tratados por equipos creativos diferentes; dando una coherencia  externa a dichas historias. El universo cinematográfico de Marvel, en el que las distintas películas se refieren y reconocen unas en otros es un ejemplo de como, bien llevado, esto puede ser un elemento para el éxito, aún con el público general como objetivo. Bien llevada la continuidad proporciona algo de lo que carecen las historias auto-conclusivas, que es la concatenación de causa y efecto que dota de cierta pretensión de credibilidad a las increíbles tramas del género.  

En mi opinión, minoritaria posiblemente, el problema con la continuidad es otro, tanto en Marvel como en DC, esta se ha estancado, perdiendo finalmente su sentido, mientras los acontecimientos son cada vez más convulsos y menos convincentes. No es que al continuidad vuelva las historias demasiado confusas, es que no dejar evolucionar a los personajes y su universo destruyen cualquier cambio real y hacen volver las tramas una y otra vez sobre los mismos personajes y situaciones.

En su momento leímos como Peter Parker abandonaba el instituto e iba  a la universidad, los Richards (4F) contraían matrimonio y se convertían en  padres,   Robin  (Dick Grayson) crecía desde la niñez a la adolescencia y a la juventud, convirtiéndose  en Nigthwing en el proceso, y Kid Flash tomaba el relevo de su mentor y se convertía en el nuevo Flash, por poner un puñado de ejemplos.

Pero la continuidad requiere, no tiene sentido si no, el paso del tiempo e implica que los personajes deben poder evolucionar y cambiar en direcciones novedosas y, también, envejecer y retirarse. Si Robin está condenado a ser eternamente un niño, o Peter Parker un adolescente, no pueden crecer ni cambiar.

Las editoriales, las dueñas de los héroes,  no quieren que sus marcas registradas envejezcan ni cambien; deben ser icónicas y fácilmente reconocibles. En un mercado que busca al adolescente como cliente potencial, nada atemoriza más a un editor que el temor de que su personaje parezca viejo, y que ya no conecte con la juventud de hoy. Y por eso, en vez de dejar que el tiempo siga su curso, obligan a este a detenerse o incluso a volver atrás.

Se sienten obligados a continuamente someterlos a procesos cosméticos para seguir manteniendolos jóvenes y atractivos para el público. 

Los héroes son reinventados en versiones más modernas, que inevitablemente se quedan rápidamente anticuadas al poco de salir (cuando no nacen directamente anticuados) para a continuación hacer un retorno a lo básico que invalida lo anterior y que vuelve a una situación anclada en las historias que definieron a los personajes, hace treinta años o más. 

Se vuelven a contar las mismas viejas historias, cambiando algunos factores anecdóticos (donde dije Segunda Guerra Mundial digo Corea  o Vietnam o  guerra indeterminada en el sudoeste asiático o donde dije Unión Soviética digo Rusia). Se inventan conceptos como el tiempo Marvel (mecanismo según el cual, en el universo de la editorial, el número 1 de los 4F es, y será  siempre, “hace diez años” colocándose cualquier otra fecha de forma relativa a esta). 

Curiosamente a los superhéroes se les mata y se les resucita, pero nunca envejecen y los acontecimientos, aunque rodeados de mayor bombo editorial, cada vez tienen menos trascendencia y consecuencias a largo plazo.

Estos trucos no aguantan para siempre, llega un momento claro en que esa cronología artificial, esa vida infinitamente alargada (en la realidad) y condensada (en la ficción) se vuelve demasiado densa, demasiado complicada o simplemente los métodos normales de modernización, mencionados antes, ya no funcionan; es entonces cuando se prueban métodos más radicales:  Marvel lo intentó con su línea Ultimate, una línea anunciada como “sin continuidad” pero en la que en realidad era una continuidad nueva, donde recreaba a sus principales héroes, en principio con una mayor libertad (y han llegado incluso a matar a muchos de los personajes o a crear un nuevo Spiderman) y DC finalmente ha decidido hacerlo con su universo “principal”.


Las nuevas colecciones (que sigo)
Hay principios de este nuevo universo que no me gustan, principalmente que haya desaparecido el concepto de héroes generacionales que permeaba todo el antiguo DCU;  ahora estos Superman, Batman y demás son la primera generación en la historia del mundo en convertirse en superhéroes. 

La distinción entre colecciones que realmente son reiniciadas, en que podemos ignorar la continuidad anterior efectivamente (e incluso resulta lo más aconsejable para no llevar ideas preconcebidas), y otros que continúan casi donde lo habían dejado resulta confusa, confusión que se  incrementa al intentar definir qué ha pasado y qué no en esos diez años de actividad (o exactamente cuánto tiempo han llevado determinadas actividades) pero espero que esto se vaya solucionando con el tiempo según los guionistas y editores aclaren conceptos.

En el fondo hay otra cosa que me preocupa, y es que este cambio no ha eliminado me temo la raíz del problema: dentro de otros 25 años o puede que mucho antes (si es que siguen existiendo comics de superhéroes, y si los seguimos leyendo) nos encontraremos de nuevo con una historia igualmente confusa, caótica, enrevesada y comprimida que obligará, por las mismas razones, a un nuevo reinicio.

Sobre los comics en sí, de las colecciones que he leído con regularidad (aunque he mirado números sueltos de casi todas) me he encontrado con lecturas de calidad muy variable:

Los números de Action Comics de Grant Morrison son correctos y están magníficamente dibujados, en su mayoría, por Rags Morales, pero tras una primera saga que parece más el tratamiento para una película de Superman, con origen y visita a Krypton incluida, no ofrece nada tan novedoso que justifique realmente el cambio (dejando de lado lo de volver de nuevo soltero a Clark Kent, de la misma forma que Marvel decidió devolver la soltería, Mefisto mediante, a Peter Parker en su momento)  y tiene un par de momentos directamente estúpidos (lo de la cabra vestida con ropa kryptoniana que el ejército, y sus científicos, toman por un alienígena durante veinte años, por ejemplo).

El subtexto político, convertir a Superman en azote de políticos corruptos y empresarios explotadores, resulta refrescante frente a un Hombre de Acero que se ha vuelto en exceso conservador, pero parece no haber sido explotado en profundidad hasta el momento.


De la otra colección de Superman, la dibujada por el español Jesús Merino y guionizada por George Pérez,  apenas han aparecido dos números dobles en español y es difícil hacerse una idea, más allá de una historia correcta pero para nada innovadora

Sobre el nuevo uniforme, que lleva aquí y en la serie hermana, poco que decir, no me entusiasma, elimina uno de los chistes más recurrentes contra Superman (ya no lleva los calzoncillos por fuera) pero me da la sensación de que, como suele pasar en estos casos, se quedará igualmente anticuado en unos pocos años.

En España Green Lantern (han decidido no traducir el nombre, ni en la portada, ni en el interior) aúna dos historias diferentes, una protagonizada por Hal Jordan (el Linterna Verde clásico) junto con su otrora archienemigo Siniestro  y otra con Kyler Rayner (el que fuera su sucesor); ambas en gran medida continúan con los mismos argumentos que habían caracterizado la última etapa anterior a la crisis: el espectro emocional  y los diferentes cuerpos de portadores de anillos. Se trata de dos colecciones de calidad muy diferente, con equipos creativos dispares. De Jordan, en una saga que le une a un readmitido Siniestro, se encargan los consagrados Geoff Johns y Dough Mahnke de forma más o menos eficiente, mientras que de Rayner  vive un aventura de escala cósmica, aunque confusa y poco inspirada, guionizada por Tony Bedard y dibujada por Tyler Kirkham.

Flash es otro personaje que se ha visto devuelto a la soltería en esta nueva continuidad (¿empezáis a apreciar cierto patrón?) y cuya colección brilla especialmente por el peculiar dibujo y coloreado llevado a cabo por el tándem Francis Manapul (guion y dibujo) y Brian Buccelato (guion y color), el diseño de página y el montaje es realmente espectacular en las escenas en que Flash usa sus poderes.  La historia es moderadamente interesante, intentando dar alguna vuelta de tuerca a los poderes del protagonista e introduciendo con naturalidad algunos nuevos personajes y rediseños de otros antiguos como el Capitán Frío o Gorila Grodd. Una de las colecciones que más ganas tengo de seguir leyendo ahora mismo.   


La siguiente fue una verdadera sorpresa, ya que es un personaje que (dejando de lado la etapa de Peter David) nunca  me ha llamado la atención: Aquaman. Geoff Johns hace aquí un trabajo mucho mejor que en Green Lantern o en la Liga de la Justicia, ofreciendo diálogos divertidos (aunque quizás las bromas en torno a la escasa popularidad del personaje sean algo redundantes) pero al mismo tiempo  también desarrolla una personalidad y expone información sobre este nuevo mundo de forma efectiva. El dibujo de Ivan Reis es simplemente espectacular, lamentablemente falla con las fechas de entrega en algún número, y ayuda mucho a crear la atmósfera adecuada, especialmente en la primera historia, que abarca los cuatro primeros números, con ciertos toques lovecraftianos y terroríficos.

La Liga de la Justicia por el contrario me ha resultado decepcionante, cierto que no soy demasiado aficionado al dibujo de Jim Lee, pero es que aquí el guion de Geoff Johns (otra vez él) resulta de lo más forzado. La historia, que representa la reunión del grupo y la aparición de Darkseid en este nuevo universo, avanza a una velocidad en exceso parsimoniosa, confiando para su éxito en la espectacularidad del dibujo mucho más que en ofrecer algo en la narración a lo que hincarle el diente. Algunos diálogos resultan divertidos, pero parece que el argumento, de esta primera saga al menos, está hinchado sin ninguna buena razón. 

La decisión de convertir a Cyborg en miembro de este grupo, y por tanto afectando de formas aún insospechadas al historial de los antiguos Teen Titans es quizás uno de los detalles que más me chirrían junto con la caracterización insulsa, y un poco idiota, de Wonder Woman.


Comentarios

  1. Para mí es una cagada de proporciones monumentales. Si lo que querían es que fuera más accesible para el público "nuevo" me parece que han conseguido todo lo contrario. Incluso a mí, que llevo toda la vida leyendo DC, me ha costado entender que unas colecciones transcuren hace x años, otras hace x años-3 y otras en la actualidad. Y no me queda demasiado claro. La pradoja de los Robin es una chapuza monumental. Los nuevos uniformes son una pesadilla salida de los peores cómics de los 90... en fin, que no me ha gustado.

    Las únicas series que han salido beneficiadas han sido las que permanecen más alejadas del mainstream, como Aquaman, animal Man o Wonder Woman

    Hay otra forma de hacer las cosas y que salgan bien, como ya se demostró en su día con Wally West y la JSA de Geoff Johns (el otro Geoff Johns, el bueno).

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  2. Lo de la JSA (colección que seguí durante un buen puñado de años y que me parece de lo más grande que se ha escrito para DC) es una de las bajas que más lamento de esta revisión. Aunque los personajes vuelvan en sus versiones de la nueva Tierra-2 estos ya no serán, al parecer, los mismos héroes veteranos y sabios que apreciabamos.

    Si el lío de cuando pasa cada cosa es gordo, y algunos autores se han quejado de otros aún más graves. George Pérez llegó a decir que nadie la había conseguido aclarar si se suponía que los padres de Clark Kent estaban vivos o muertos.

    Gracias por comentar.

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  3. No me extraña, yo todavía no lo tengo claro.

    Me entristece profundamente lo que han hecho, me recuerda a los nefandos tiempos de... las personas sensibles que dejen de leer aquí porque voy a decir una cosa muy fea... Zero hour.

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  4. Muy interesante la reflexión sobre la continuidad... Y el pesimismo final que se deduce creo que ahora mismo es inevitable. Los cómics de superhéroes ya no son lo que eran. Como género está sufriendo un desgaste editorial muy acusado.

    Dudo que desaparezcan pero al no ser de masas las cosas serán muy distintas en un futuro cercano. Pero en eso último soy optimista. como menos importantes sean más margen de maniobra tendrán, y eso suele ser bueno (aquello tan típico de darle libertad a una colección de mierda suele tener buenos resultados en bastantes casos).

    Un saludo

    PD: Discrepo en lo de la continuidad y Watchmen... Como bien dices Watchmen tiene una falsa continuidad, sí. Pero al ser falsa es muy sencillo encajarla en una historia. La continuidad de ciertos personajes actuales hoy en día es imposible de asumir. Yo considero que la continuidad es un problema a nivel creativo (no así para el fan, que la puede llegar a disfrutar muchísimo).

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  5. Buenas 13, creo recordar que algo parecido ya lo hablamos en persona hace un par de años y la verdad es que si me he vuelto algo más pesimista desde entonces (Marvel y DC están empeñadas en darte la razón) Cierto que los comics ya no son lo que eran... pero nosotros tampoco :)

    P.D. Lo que quería decir es que es una ejemplo de que alguna clase de continuidad es necesaria, que los comics de superhéroes (para mi)no pueden funcionar en el vacío.

    Yo no creo que sea un problema a nivel creativo por que las colecciones de superhéroes que más me han gustado en los últimos años son colecciones que usan de ella en abundancia: La JSA de Johns, el Hawkman de Robinson o los Jóvenes Vengadores (reseña http://aventurasextraordinarias.blogspot.com.es/2012/05/cosas-para-leer-los-jovenes-vengadores.html)
    ¿Requiere algo más de trabajo al autor? quizás, pero a mi entender cuando se hace bien compensa.

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  6. Por cierto que en los Jóvenes Vengadores en realidad Heinberg se pasa lo del tiempo Marvel por el forro, haciendo que uno de sus personajes sea hijo de un héroe clásico y engendrado durante la Guerra Kree-Skrull (que técnicamente debió suceder hace menos de diez años)

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  7. Sí, recuerdo esa conversación, precisamente creo que en Balcón del Val. :D

    Tampoco puedo hablar mucho de cómics recientes ya que ando algo desconectado del mundo superheroico.

    En cualquier caso la cosa es complicadita... El problema de la continuidad para mí es que puede ser muy rica, y 100% de acuerdo en que los héroes no pueden flotar en la nada, necesitan una base. El problema es que aceptar que todo lo que se escriba de ellos es continuidad... Y más cuanto se escribe tanto (especialmente de los más populares).

    Pensemos cuantos cómics de los que salen ahora son mediocres o malos, no lo sé. Entendamos que en personajes clásicos un % importante de su continuidad sea prescindible, incluso perniciosa, como en el caso de Spiderman y los 90, donde se le hizo más daño que bien y nunca se ha acabado de arreglar. Es complicado trabajar con todo eso, respetarlo, y que no empeore el resultado.

    En mi caso y con uno de mis personajes favoritos, Spiderman... Spiderman es un personaje que es todo continuidad, no tiene grandes historias sueltas pero tiene mucho recorrido y desarrollo. La continuidad que tanto lo enriquecía actualmente no hace más que putearlo y ahora es un personaje mucho más lastrado que en los 80. Y eso que se han hecho cosas maravillosas con él recientemente (Straczinsky p.e.) pero tiene muchas losas que soportar que le quitan credibilidad. Desde la saga del clon al mefistazo, curiosamente eventos muy conocidos por lo malos que resultan y porque son cómics que tienen consecuencias en todo lo que pasa después de ellos. Es un ejemplo de lo bueno y lo malo del asunto.

    Luego hay virguerías como Las historias jamás contadas de Spiderman (por Busiek)que me parecen un ejercicio de estilo sobre como moverse por la, en teoría inamovible, continuidad de un personaje. Pero entiendo que eso es muy difícil de hacer, y que es tan restrictivo que muchos autores se volverían locos trabajando de esa manera.

    Pero bueno... Es un tema interesante como pocos.

    Un saludo

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  8. Precisamente lo que comentas, el Mefistazo y la Saga del Clon fueron dos de los intentos más cutres conocidos para "arreglar" la continuidad y rejuvenecer a Spidey: lo de "Ben Really es el verdadero Spiderman" (¿lo coges really... el verdadero Spiderman...? festival del humor :P) y luego "que no, que era broma" fue de traca y algo totalmente innecesario. Además en realidad es más fácil que eso, si conoces la continuidad (y ahora cualquier guionista tienen internet para ayudarse) es sencillo utilizar las "partes buenas" y no mencionar las malas, y si eres realmente bueno incluso puedes escribir algo que redima algún fragmento menos que glorioso del pasado (Busiek precisamente es un maestro en eso)
    Yo defiendo la continuidad como una herramienta, una más, que debe utilizarse con cabeza, como todas.

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  9. Otro ejemplo de mal uso de la continuidad (y de un intento forzado de rejuvenecimiento) es la muerte y resurrección de un personaje. El caso más extremo fue el de Superman, que Max Landis (y algunos amigos) parodian de forma brillante en este video http://www.youtube.com/watch?v=0PlwDbSYicM (en el que apunta a que estos eventos lo único que consiguen es que los lectores pierdan interés por el personaje)

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