Cosas para leer: Superman de Brian Michael Bendis et al. (hasta el momento)


Bueno, no suelo hacer reseñas de colecciones regulares, ilimitadas, por que siempre se hace un poco cuesta arriba definir unos limites temporales y narrativos, pero ahora, que se han superado ya los dos años de estancia del guionista al frente del personaje, creo que es un buen momento para recapitular donde estamos como hemos llegado hasta aquí y lo, poco, que nos queda por delante.

El autor

Bendis es un guionista cuya carrera ha dado algunos giros inesperados, lo que hace que sea difícil encasillarle y que ha llevado a una variedad de etapas muy distintas, aunque casi siempre acompañado de un notable éxito comercial. Sus inicios con obras de género negro como A.K.A. Goldfish (1994), Jinx (1996) o Torso (1998) dieron paso a un trabajo cada vez más cercano al mainstream superheroico, que le ha llevado a trabajar con algunos de los mayores iconos de las dos grandes compañías de cómics norteamericanas. 

En cierta forma parece paradójico un camino inverso al de otros guionistas de éxito (como Ed Brubaker o, en su momento, Frank Miller), que se forjan una fama, y un público, en Marvel o DC para, luego, lanzarse a sus series propias, con personajes creados por ellos mismos y alejados del género. 

Su primer trabajo superheroico fue la interesante, pero a la larga deslavazada, Powers (desde 2000), cocreada junto con el dibujante,  Michael Avon Oeming. Se trataba en realdiad de una curiosa mezcla de géneros: insertando formas del procedimental policiaco y novela negra a un entorno poblado de superhumanos.

En Powers, dos detectives de policía se ven implicados en casos que afectan a las superestrellas de un mundo con su propia tradición de héroes y villanos. El concepto puede sonar parecido a la magnífica Top Ten de Alan Moore, pero el enfoque de unos y otros personaje produce dos series completamente diferentes, en sensibilidad, en estilo y en desarrollo. Donde el británico insufla surrealismo y amor por la fantasía en un marco policial, Bendis introduce la crudeza moral y física del policiaco en el marco superheroico. 

Powers es que es una serie que va de más a menos, con un impactante principio (con ¿Quién mató a Retro Girl?) que se va diluyendo, según Bendis pierde interés por los personajes o por el proyecto, y, en parte, se va convirtiendo en una serie de superhéroes más al uso, pero donde el dibujo y los diseños de Oeming siempre cumplen. 


Al mismo tiempo Bendis pasó a escribir su primera gran serie para Marvel, encargándose de uno de los iconos de la editorial, si bien en su versión alternativa, convirtiéndose en guionista de Ultimate Spiderman durante casi 13 años (2000-2013). Pero no limitó su trabajo en Marvel al trepamuros, mostrando una capacidad de trabajo realmente impresionante, creando la destacable Alias (2001-2003) o guionizando Daredevil,  y, especialmente, a partir de 2004 cuando desembarcó en los Vengadores para revolucionar completamente el título.


El legado de Bendis en los Vengadores es ambivalente: Por un lado, es indiscutible que resucitó comercialmente, y en canto a su presencia general, la franquicia vengadora, consiguiendo una primacía en Marvel de la que hacía mucho tiempo que no disfrutaban, multiplicándose las cabeceras (de forma bastante caótica a medio plazo). Por otro, lo hizo alterando profundamente las dinámicas del grupo, con un tono marcadamente menos fantástico, dando también mayor importancia a personajes que no eran clásicos de los Vengadores y dejando de lado, o utilizando de forma ocasional,  a algunos de los más icónicos de la colección. 

En mi opinión, es cierto que Bendis llevó a los Vengadores al éxito, pero por el camino abandonando el espíritu clásico de la colección. 


Por otra parte su estilo literario es también controvertido; en buena medida depende mucho de los diálogos naturalistas, un registro que no siempre funciona para todos los personajes y todas las situaciones (y que puede ser fácilmente parodiado), y tiende a una forma de narración lenta, lo que ha dado en llamarse narrativa descomprimida, que alarga los argumentos de forma descontrolada. Sus personajes tienden a sonar todos iguales y a veces parece desconocer, o no respetar, la continuidad hasta niveles que ofenden a algunos aficionados. 

También me produce, a menudo, una sensación de escomoteo narrativo, donde muchas veces utiliza recursos narrativos algo tramposos para solventar argumentos que se le han ido de las manos, especialmente grandes eventos. Muchas veces el camino del acontecimiento acumulaba mucha más fuerza narrativa que el suceso en si. La gran pelea o el clímax de un argumento que se lleva preparando durante años se resuelve con una serie de splash pages espectaculares o, incluso, se narra de forma oblicua o fuera de cámara, dejando a los personajes describirnos después el suceso en forma de flashbacks y, de nuevo, interminables diálogos.


Superman (justo) antes de Bendis

En 2017 el autor que había marcado tanto a Marvel durante más de una década anunció que se iba a la competencia, en exclusiva. El caos que parece haberse adueñado de la compañía de Batman, con continuos reseteos de su continuidad y cambios de dirección, a menudo contradictorios, es un entorno extraño para atraer a un guionista, pero Bendis no solo iba a mudarse, se le iban a entregar las metafóricas llaves del reino, ocupándose de relanzar uno de los personajes principales de la compañía: el último hijo de Krypton, Superman.

Bendis se encargaría de las dos colecciones del personaje, Action Comics y Superman, con un gran despliegue de publicidad y buenas intenciones coincidiendo además con un número histórico, el 1000 de Action Comics (haciendo unas cuantas trampas). 

La etapa anterior se había caracterizado por una interesante dinámica familiar en que el Superman maduro precrisis se había fusionado/reemplazado al personaje más joven introducido por Grant Morrison.  Esto es parte de un proceso general en DC (por medio de eventos como Rebirth  y sucesivos ajustes) de ir desmontando las innovaciones introducidas por ese gran reseteo, que se suponía que era New 52, para volver a una situación cada vez más parecida a la anterior. 

Con las colecciones guionizadas por el incombustible Dan Jurgens, haciendo un trabajo eficiente sin más, y el más interesante Peter J. Tomasi (acompañado al dibujo por Patrick Gleason), teníamos a un Superman convertido en padre y con una dinámica continuista pero, al mismo tiempo, original que ofrecía unas relaciones del nucleo Clark-Lois-Jon, que no habíamos visto nunca y que realmente trataban con mimo. 


El principio

Y el nuevo guionista, entre las primeras cosas que hizo fue borrar de un plumazo ese status quo, llevándose en sus primeros números a Jon y a Lois lejos de la Tierra en un giro que parecía tirar por la borda lo bueno construido en la etapa anterior. Dejando de lado lo poco creíble de la situación, que el guionista no conseguía vender en su presentación, intentaba reescribir partes del actualmente confuso origen del personaje complicando la destrucción de Krypton con un nuevo villano poco memorable llamado Rogol Zaar. Esta tendencia a querer resignificar y alterar el pasado clásico de los personajes, es una tendencia muy sobreexplotada actualmente que pocas veces ha funcionado (pienso por ejemplo en la redefinición de la Fuerza de la Velocidad hecha por Mark Waid en Flash) y normalmente se olvida casi en el momento. 


Aquí Bendis da la sensación de querer deshacerse de la forma más expeditiva posible de todo lo anterior, construir su propia visión sin tener en cuenta lo que se suponía que continuaba, lo cual deja un sabor desagradable a los que habíamos estado leyendo dicha etapa. Sabor que soo u

La relación cambiante entre Lois y Clark y el expeditivo expediente de hacer crecer a Jon (y usarlo como puente para su propio relanzamiento de la Legión de Superhéroes) pretende ser moderno, frente a un modelo más tradicional de familia planteado por equipos anteriores, pero más bien resulta confuso y poco convincente. 

Mientras que en Superman construye la gran saga galáctica desvelando el secreto de la destrucción de Krypton en Action Comics opta por argumentos más vinculados a la tierra y Metrópolis, con una nueva organización criminal creciendo en las sombras y preparándose para el que debía ser su primer gran evento en DC: Leviatán. 


Pero, en este terreno, estos dos primeros grandes argumentos se desinflan con el mismo mal que afligía a las grandes ideas de su etapa en Vengadores, la preparación no está a la altura de lo que termina mostrándose, y cuando todo se termina se produce cierta sensación anticlimática. Leviatán se alzó y... las cosas siguieron (básicamente) igual, quizás entre otras cosas por que la unidad editorial de DC brilla por su ausencia.


La verdad

Si esos dos hilos, la verdad sobre Krypton y el Alzamiento del Leviatán, ocupan la mayor parte del primer año o año y medio de las colecciones, a partir del número 17 de la edición española (Superman vol.5 17 y Action Comics 1017 USA)  el hilo conductor cambia, con otra idea que pretende revolucionar el concepto del personaje: Clark Kent decide desvelar al mundo su identidad secreta. 


Por otro lado la trama local de la mafia de metrópolis también va cobrando importancia, continuando con el enfoque más viajero de una colección y más terrenal de la otra.

Deshacerse de las identidades secretas, y de otros elementos que caracterizan la tradición propia del género, es una de esas ideas realistas a la que regularmente llegan los guionistas y, en parte, tiene su paralelo en un proceso que en Marvel se ha vuelto casi norma. El elemento de juego de identidades y de disfraz, que es un elemento fundacional del género, es cada vez más cosa del pasado y Superman no podía ser la excepción, pero personalmente no veo la necesidad del movimiento. 

Además, por otra parte, el cínico en mi duda que la situación persista en el largo plazo. Los problemas narrativos que podría solucionar, respecto a la moralidad de la acción, no compensan las complicaciones, retroactivas y futuras, que provoca, y por otro lado los cambios radicales no parecen tener larga vida en DC (recordemos que Clark Kent desveló su identidad secreta ya en 2015, en Superman vol. 3 43 y, de nuevo o redundando, en Superman vol.3 51 USA). 

Bendis hace este cambio de forma consecuente con su estilo, de manera que la revelación de la identidad y sus consecuencias inmediatas se alarga, excesivamente, durante los números siguientes, eso si con  algunos buenos diálogos (muy buena la escena con Jimmy dibujada por Steve Lieber al estilo de la genial miniserie sobre el personaje) y un magnífico razonamiento para la decisión del personaje, pero que resuena hueco teniendo en cuenta la historia anterior: Superman parece, de pronto, un hipócrita:  defendiendo que nunca debió mantener una identidad secreta y dejando, también, en mal lugar a los personajes que aún la mantienen.

Bendis consigue, es cierto, escribir un buen Superman, algunos de los mejores momentos de su etapa son los monólogos interiores del personaje, pero no consigue escribir argumentos que nos atrapen o que nos intriguen más allá del posible desconcierto inicial. 


Dibujantes

En cuanto a dibujantes Bendis ha contado con la participación casi regular de Ivan Reis, aunque no siempre completando todas las páginas del número, en Superman, y una selección de nombres más irregular en Action Comics, hasta que se ha estabilizado con los lápices de John Romita Jr. 


El brasileño Ivan Reis es, ahora mismo, uno de los más destacados dibujantes del género de los héroes en mallas con un estilo de realismo hiperobólico, o clasicismo hipervitaminado, con reminiscencias de George Perez o Phil Jimenez, pero que ha desarrollado también su propia personalidad.  Consigue crear una imagen de Superman/Clark muy coherente y reconocible, mostrando espectaculares vistas alienígenas y versiones de personajes clásicos, aunque los diseños de personajes nuevos resultan, por lo general, poco estimulantes. Sin embargo los números y páginas de relleno desvirtúan un poco su labor como definitoria de una etapa y también la labor narrativa de algunos números.


El estilo del ya veterano Romita Jr. es quizás en más de un sentido la antítesis del de Reis, mucho más feista y expresivo, a veces la esquematización a la que somete a los rostros o los diseños provoca efectos extraños, que han sido comentados por muchos, quizás en exceso. Aunque no creo que sea esta su mejor obra sigue siendo un maestro en las escenas de acción y crea una narrativa muy dinámica, que ofrece algo de movimiento a los números menos interesantes por su guion.

En conclusión la etapa, aún por terminar, se ha desarrollado en forma de promesas de impacto incumplidas y un apartado gráfico destacable, sin conseguir superar la etapa anterior con tramas que se alargan y ramifican sin alcanzar finales satisfactorios.

Puntuación: 4/10



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