Llegó el segundo tomo de las aventuras de Conan realizadas para el mercado francés, que tras el retraso inicial parece que van a salir con regularidad en nuestro país. En este caso adopta el relato Black Colossus, publicado originalmente en la revista Weird Tales en junio de 1933. Personalmente nunca ha sido una de mis historias favoritas del personaje, quizás por uitlizar ciertas soluciones facilonas a las partes que parecen interesarle menos.
En El coloso negro, Conan sirve como capitán mercenario y, por azar o por los caprichos del destino, se ve elevado al mando supremo de los ejércitos de Khoraja, un pequeño principado hibório en los límites de Shem. Su gobernante, la princesa Yasmela, se ha visto asediada por pesadillas, en las que un siniestro brujo, conocido como Natohk el Velado, le hace depravadas insinuaciones y, según los oráculos, solo él puede salvarla.
La historia tiene paralelos con la posterior novela La hora del dragón, pero también con algunas de las aventuras de Cormac Fitzgeoffrey. En viñetas recuerdo la adaptación realizada por Roy Thomas, John Buscema y Alfredo Alcalá para Savage Sword of Conan #2 USA y, sobre todo, la más sui generis realizada en la colección principal, Conan The Barbarian en torno al número 250 USA, con lápices de Mike Docherty y guion del propio Roy Thomas. Recuerdo esos números especialmente por que fue la primera época en que comencé a comprar la colección regularmente y no por su calidad en particular, Docherty era un dibujante cumplidor (que se intentaba confundir con Buscema bajo el entintado de Ernie Chan), metiendo además en la historia a Red Sonja y a Zula, personajes originales (o casi en el caso de Sonja) del cómic. No he leído la adaptación de Dark Horse, con guion de Timothy Truman y dibujos de Tomás Giorello, así que poco puedo decir sobre ella.
En esta nueva adaptación contamos con los dibujos, y el color, de Ronan Toulhoat y el guion de Vincent Brugeas, autores que ya hemos visto en un registro similar en la serie Ira Dei, que tiene varios paralelismos visuales y temáticos con el tomo que nos ocupa. La ambientación levantina, y la paleta de colores que combina repetidamente los naranjas y amarillos del desierto, con el azul celeste de las sedas y estandartes, con algún toque de rojo más puro para terciar, también recuerda al trabajo antes mencionado. Este, incluso, cuenta con un protagonista bastante howardiano y, físicamente, bastante similar a Conan (o, aún más con su panoplia normanda, al ya mencionado Fitzgeoffrey).
Algunas críticas de esta adaptación se han centrado en este aspecto del personaje principal que, en la tendencia general de esta línea de cómics, rompe con el de Marvel (estandarizado por John Buscema), que muchos siguen considerando el canónico y también con las ilustraciones originales del pulp. Este es un Conan de aspecto veterano, con un peinado que difiere de la melena lisa y cuadrada repetidamente descrita por Howard, personalmente no me desagrada, y me parece interesante esta diversidad estética y estilística.
Pero lo más destacado de esta versión son sin duda las escenas de batallas, donde Toulhoat realmente se luce más allá de lo que cualquiera otra de las versiones había ofrecido. Los ejércitos de Khoroja y las hordas de Natohk se enfrentan a sangre y acero en un crescendo dramático, que comienza con movimientos de apariencia ordenada y acaba en una pura carnicería, cuyo ritmo se va acelerando hasta un clímax que convierte el enfrentamiento posterior con el hechicero en ligeramente anticlimático.
El tomo se completa con artículos firmados por Mario Liaño y uno, sin firma que yo haya visto, que supongo por paralelismo con la versión francesa escrito por Patrice Louinet.
Puntuación: 8/10
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