Pues aquí está la segunda parte de la selección de relatos de Weird Tales realizada por Francisco Arellano para Biblioteca del Laberinto, de cuya primera parte ya realice un comentario en este mismo blog. El diseño del volumen es muy similar pero en cuanto a longuitud nos encontramos con un libro mucho más breve, frente a las 225 páginas del volumen dedicado al periodo 1923-1932 este sólo tiene 158.
En este segundo volumen no aparecen historias de Lovecraft ni de Howard, lo cual hasta cierto punto se agradece (y por otra parte me hace tener que tragarme mis palabras sobre la obligatoriedad de incluir un relato del de Providence en cualquier recopilatorio de la revista) el que si repite es Edmond Hamilton, por partida doble, y aparecen otros nombres que sonaran a los "mitómanos" de pro como son August Derleth, Henry Kuttner y Robert Bloch pero sólo uno de ellos escribe un relato inscrito en dicho "ciclo".
El primer cuento que aparece en la antología es una pieza histórica que se podría calificar de moralizadora. El juez Supremo, que no resulta particularmente interesante, aunque si tiene algún momento divertido.
La segunda La diosa de Zafiro del autor de curioso nombre Nictzin Dyalhis es un relato de fantasía heroica con material mucho más "llamativo", aunque sea a base de tópicos y la calidad de la escritura (en cuanto se puede juzgar a través de una traducción) sea mínima. Tenemos un rey destronado y amnésico, combates con espada, malvados hechiceros, una búsqueda heroica, pruebas mágicas, demonios y gigantes, todo mezclado de forma bastante insulsa y apresurada.
El primer relato de Edmond Hamilton que aparece en la antología, El vengador de la Atlántida, es uno más de los relatos que tienen por escenario el continente desaparecido, un verdadero filón para los autores de la época. Sin darnos demasiados detalles nos cuenta su versión de la destrucción de la misma y la larga persecución a lo largo de grandes momentos históricos de los culpables de la misma. La idea del relato parece alargada hasta el infinito y escrita sin verdadero entusiasmo.
August Derleth escribe en El Regreso de Sarah un relato de terror clásico con fantasmas, nada especialmente llamativo. Correcta pero poco más.
Hamilton reaparece para proporcionar un brevísimo apunte de historia sobre una extrañas plantas en las Semillas del Espacio, que parece más el esbozo de un relato que un relato completo. Hay una serie de sucesos y unos personajes pero estos son apenas un esqueleto desnudo de diálogos, acciones o, ni siquiera, descripciones. La idea es curiosa y se puede considerar el origen de un concepto clásico de la ciencia ficción de los 50.
La Tigresa de David H. Keller es un relato algo más desarrollado, pero una historia de terror completamente desfasada y bastante psicotrónica. Curioso caso es que este mismo relato con el título más transparente pero alejado del original Ojos Muertos apareció en la recopilación de Ans Editor de relatos de Weird Tales titulada La Herencia del Diablo y otros relatos de terror (una edición muy inferior, sin textos informativos de ninguna clase y diferente traducción)
La Casa del Éxtasis vuelve a ser el esbozo de una historia disfrazada de relato, el texto tiene la particularidad de estar escrito como si el protagonista de la historia fuera el lector y la aventura un suceso olvidado por el mismo. La historia es mas bien una anécdota terrorífica (o pretendidamente terrorífica) sin un desenlace y sin verdadero desarrollo.
Robert Bloch escribe el para mi más interesante de los relatos del libro, una historia de piromanía y cultos inmortales (los, siempre malinterpretados, yazidíes) No es que sea espectacular pero las imágenes de la desquiciada mente del protagonista son más interesantes y bien tratadas que la trama en sí.
Mami es un cuentecillo completamente olvidable, la sensiblera historia de un fantasma bien intencionado y una niña. Es increíblemente previsible y sólo su brevedad evita que llegue a ser aburrido.
Hydra es el único relato de los mitos presente en este volumen que el mismo Francisco Arellano compara a los Perros de Tíndalos. Unos imaginativos autores interesados en lo oculto descubren un texto mágico misterioso y deciden realizar el ritual que describe, con consecuencias inesperadas y desagradables. El texto está formado por los fragmentos de diarios y comentarios del narrador que parece tratar con bastante incredulidad lo que nos está contando.
En general el libro me ha gustado menos que el primer volumen, los relatos son lecturas curiosas y muestran una interesante variedad pero pocas de ellas tienen un interés por si mismas, aunque quizás si puedan dar algunas ideas al narrador necesitado. Eso si, aún en sus peores momentos el libro se lee con rapidez y se agradecen tanto las reproducciones de portadas y los perfiles de los autores, pese a lo incompleto o esquemático de la mayoría. La selección es interesante sin duda como historia de la literatura popular pero personalmente me resulta poco interesante como literatura.
Por cierto pregunta ¿si el último relato es de 1939 por qué la fecha 1942 en el título?
En este segundo volumen no aparecen historias de Lovecraft ni de Howard, lo cual hasta cierto punto se agradece (y por otra parte me hace tener que tragarme mis palabras sobre la obligatoriedad de incluir un relato del de Providence en cualquier recopilatorio de la revista) el que si repite es Edmond Hamilton, por partida doble, y aparecen otros nombres que sonaran a los "mitómanos" de pro como son August Derleth, Henry Kuttner y Robert Bloch pero sólo uno de ellos escribe un relato inscrito en dicho "ciclo".
El primer cuento que aparece en la antología es una pieza histórica que se podría calificar de moralizadora. El juez Supremo, que no resulta particularmente interesante, aunque si tiene algún momento divertido.
La segunda La diosa de Zafiro del autor de curioso nombre Nictzin Dyalhis es un relato de fantasía heroica con material mucho más "llamativo", aunque sea a base de tópicos y la calidad de la escritura (en cuanto se puede juzgar a través de una traducción) sea mínima. Tenemos un rey destronado y amnésico, combates con espada, malvados hechiceros, una búsqueda heroica, pruebas mágicas, demonios y gigantes, todo mezclado de forma bastante insulsa y apresurada.
El primer relato de Edmond Hamilton que aparece en la antología, El vengador de la Atlántida, es uno más de los relatos que tienen por escenario el continente desaparecido, un verdadero filón para los autores de la época. Sin darnos demasiados detalles nos cuenta su versión de la destrucción de la misma y la larga persecución a lo largo de grandes momentos históricos de los culpables de la misma. La idea del relato parece alargada hasta el infinito y escrita sin verdadero entusiasmo.
August Derleth escribe en El Regreso de Sarah un relato de terror clásico con fantasmas, nada especialmente llamativo. Correcta pero poco más.
Hamilton reaparece para proporcionar un brevísimo apunte de historia sobre una extrañas plantas en las Semillas del Espacio, que parece más el esbozo de un relato que un relato completo. Hay una serie de sucesos y unos personajes pero estos son apenas un esqueleto desnudo de diálogos, acciones o, ni siquiera, descripciones. La idea es curiosa y se puede considerar el origen de un concepto clásico de la ciencia ficción de los 50.
La Tigresa de David H. Keller es un relato algo más desarrollado, pero una historia de terror completamente desfasada y bastante psicotrónica. Curioso caso es que este mismo relato con el título más transparente pero alejado del original Ojos Muertos apareció en la recopilación de Ans Editor de relatos de Weird Tales titulada La Herencia del Diablo y otros relatos de terror (una edición muy inferior, sin textos informativos de ninguna clase y diferente traducción)
La Casa del Éxtasis vuelve a ser el esbozo de una historia disfrazada de relato, el texto tiene la particularidad de estar escrito como si el protagonista de la historia fuera el lector y la aventura un suceso olvidado por el mismo. La historia es mas bien una anécdota terrorífica (o pretendidamente terrorífica) sin un desenlace y sin verdadero desarrollo.
Robert Bloch escribe el para mi más interesante de los relatos del libro, una historia de piromanía y cultos inmortales (los, siempre malinterpretados, yazidíes) No es que sea espectacular pero las imágenes de la desquiciada mente del protagonista son más interesantes y bien tratadas que la trama en sí.
Mami es un cuentecillo completamente olvidable, la sensiblera historia de un fantasma bien intencionado y una niña. Es increíblemente previsible y sólo su brevedad evita que llegue a ser aburrido.
Hydra es el único relato de los mitos presente en este volumen que el mismo Francisco Arellano compara a los Perros de Tíndalos. Unos imaginativos autores interesados en lo oculto descubren un texto mágico misterioso y deciden realizar el ritual que describe, con consecuencias inesperadas y desagradables. El texto está formado por los fragmentos de diarios y comentarios del narrador que parece tratar con bastante incredulidad lo que nos está contando.
En general el libro me ha gustado menos que el primer volumen, los relatos son lecturas curiosas y muestran una interesante variedad pero pocas de ellas tienen un interés por si mismas, aunque quizás si puedan dar algunas ideas al narrador necesitado. Eso si, aún en sus peores momentos el libro se lee con rapidez y se agradecen tanto las reproducciones de portadas y los perfiles de los autores, pese a lo incompleto o esquemático de la mayoría. La selección es interesante sin duda como historia de la literatura popular pero personalmente me resulta poco interesante como literatura.
Por cierto pregunta ¿si el último relato es de 1939 por qué la fecha 1942 en el título?
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