Apocalipsis 16:13-14
El siglo XVI es una época de gran importancia en la historia del ocultismo occidental. Por un lado el redescubrimiento de la cultura clásica conlleva un renacer del hermetismo y el ocultismo neoplatónico (junto con un creciente interés por la cábala hebrea), por otro se vive una verdadera obsesión con las brujas y su persecución (que continuará y se intensificará en el siglo XVII); esta es la época de Nostradamus (1503-1566) y Cornelius Agrippa (1486-1535), del De la démonomanie des sorciers de Jean Bodin (1530-1596) o la Historia von D. Johann Fausten (1587). Pero en Averoigne se suma a estos factores generales la influencia milenaria de los seguidores de Sadogui.
Es muy difícil seguir el rastro de una religión o secta secreta, que ha conseguido sobrevivir a siglos de persecución de los poderes temporales y espirituales. La investigación se complica adicionalmente por que la grafía del nombre del dios no es consistente a lo largo del tiempo y aparece en muchas formas variables, siendo las más populares Sadogui y Sadoqua, aunque otras grafías más extrañas también se han registrado.
Testimonio antiguos
Lo que es innegable es la antigüedad de dicho culto: como “Sadoqua” aparece mencionado en fuentes romanas como “el oscuro dios de los Averones”, tribu gala habitante de la región actualmente conocida como Averoigne.
El poeta tardoromano Valerius Trevirus hace referencia en su poema de Noctis Rebis (circa 390 d.c) a “Sadoqua” como el oscuro e informe “dios de Averonia”, mientras que el historiador Flavio Alesio también nos cuenta, en sus Annales, que los averones afirmaban descender de un pueblo “venido de una tierra hundida hacia el occidente” y también menciona la existencia de unas tablas de piedra que narran la historia del dios y su sacerdocio.
Es posible que en la época galo-romana se escondiera temporalmente bajo las advocaciones de Dis Pater, Plutón y/o Soranus, debido a su carácter ctónico, dioses de los que se han encontrado abundantes inscripciones en las tierras de Averoigne a menudo con el epíteto adicional de “averonus” o "averonii". Es práctica común de la religión romana realizar esa adaptación de los dioses extranjeros, la llamada interpretatio romana, ocultando bajo un nombre romano conocido una divinidad extraña aunque a veces sus caracteres fueran sólo superficialmente coincidentes.
El poeta tardoromano Valerius Trevirus hace referencia en su poema de Noctis Rebis (circa 390 d.c) a “Sadoqua” como el oscuro e informe “dios de Averonia”, mientras que el historiador Flavio Alesio también nos cuenta, en sus Annales, que los averones afirmaban descender de un pueblo “venido de una tierra hundida hacia el occidente” y también menciona la existencia de unas tablas de piedra que narran la historia del dios y su sacerdocio.
Es posible que en la época galo-romana se escondiera temporalmente bajo las advocaciones de Dis Pater, Plutón y/o Soranus, debido a su carácter ctónico, dioses de los que se han encontrado abundantes inscripciones en las tierras de Averoigne a menudo con el epíteto adicional de “averonus” o "averonii". Es práctica común de la religión romana realizar esa adaptación de los dioses extranjeros, la llamada interpretatio romana, ocultando bajo un nombre romano conocido una divinidad extraña aunque a veces sus caracteres fueran sólo superficialmente coincidentes.
Se cree que un importante oráculo, colocado bajo la advocación del Dis Pater Averonus siguió existiendo al menos hasta el siglo VI d.c., en dicho templo la divinidad aparecía representada como una especie de mezcla entre batracio y mamífero monstruoso, una especie de sapo cubierto de vello, con garras en las extremidades y orejas de murciélago. Curiosamente, según varios testimonios, una figura similar a dicha descripción aparecía en una de las fechadas de la gran catedral gótica de Vyones, pero fue eliminada por orden del obispo Martin de Comborn en 1487. La descripción también concuerda sorprendentemente con una talla de antigüedad incierta encontrada en el yacimiento megalítico de Le Doigt du Diable, cerca de Moulins.
Edad Media
Durante los reinados de Luis el Piadoso (814-840) y su hijo Carlos el Calvo (840-877) aparecen abundantes condenas a las prácticas mágicas de los habitantes de Averonia, por ejemplo en las actas del Concilio de París (829), también los escritos de Hincmaro obispo de Reims (806-882) hacen referencia a las prácticas de “hechiceros, magos, adivinos y necromantes” de la región.
En el siglo XII Guillermo de Averoigne, que llegaría a ser obispo de París, condena la generalización de prácticas mágicas entre el clero de su región natal y el gran número de hechiceros y adivinadores que viven en las ciudades de Vyones y Ximes, así como los brujos que plagan las zonas rurales, es además el primero que registra la grafía Sadogui en sus escritos. También hay rumores sobre la existencia de una edición en lengua hiperbórea del libro de Eibon en tiempos del obispo San Azédarac de Ximes (1166-1198), pero no se han conservado copias de esta.
En el siguiente siglo destacan dos figuras: el hechicero Nathaire y su aprendiz, y luego oponente, Gaspard du Nord. Nathaire introduce y populariza elementos como la cábala o la alquimia árabe entre un grupo de discípulos en Vyones. Gaspard du Nord, por su parte, es especialmente conocido como autor del Livre d’Eibon, una traducción del mítico Libro de Eibon en que incorpora abundantes tradicionales locales, identificando al Zhothaqqua del texto "original" con el Sadogui de las leyendas averonas. Existe discrepancia sobre la fuente de su traducción, algunos hablan de un original griego o latino (que habría sido anteriormente propiedad de Nathaire), mientras que otros señalan por diversos rasgos estilísticos que Du Nord traduce del hiperbóreo original, a partir de las tablilla mencionadas por Flavio Alesio o a partir del texto hoy perdido del siglo XII. Copias manuscritas de esta traducción/versión de Du Nord, son mencionadas a menudo en los juicios por brujería de los siglos siguientes e incluso se afirma que el notorio Michel de Nôtre-Dame (o Nostradamus) poseía una copia parcial del mismo en su biblioteca esotérica.
Sadogui/Zhothaqqua
Se pueden distinguir pues dos vertientes diferentes del culto de Sadogui/Zhothaqqua, vertientes entre las que Gaspard Du Nord sirve de puente. Una corriente más popular, tradicional y basada en la trasmisión oral del conocimiento y otra más urbana, libresca y culta. Aunque comparten rasgos similares, sus formas, rituales y tradiciones son bastante diferentes, así como la extracción de sus seguidores.
Ambas comparten una misma mitología fundamental, en que su dios (a menudo confundido o identificado con el demonio cristiano) descendió o fue expulsado del cielo y habita en el interior de la tierra, donde custodia grandes poderes, riqueza y conocimiento, dones que está dispuesto a entregar a quien le sirva. En primer lugar este ser fue adorado en el lejano Norte helado (Hiperbórea), por seres prehumanos, antes de que naciera la humanidad, y después en una Tierra en el Oeste (la Atlántida), hasta que los antepasados de los averones huyeron de la destucción de la misma y trajeron su culto con ellos a Europa. Es su creencia que, cuando llegue el momento, Sadogui se liberará de su prisión, destruirá a la Iglesia y guiará a sus seguidores al paraíso donde todos sus deseos se verán satisfechos.
La figura fundamental en el culto rural es el brujo o, más comúnmente, la bruja. La mayoría de los campesinos conocen y temen el nombre de Sadogui, muchos siguen dejando ofrendas en los lugares tradicionales para asegurarse las buenas cosechas y salud (o al menos alejar la muerte y el infortunio), algunos incluso acuden como iniciados a las ceremonias; sin embargo los cada vez más escasos brujos son los verdaderos celebrantes y sacerdotes del culto.
Estos son instruidos de forma oral, normalmente son escogidos dentro de un mismo linaje familiar que, creen, se remonta a los antiguos druidas averones y más allá. Conservan algunas palabras de origen misterioso (un puñado de raíz celta otras posiblemente formas hiperbóreas degeneradas) que forman parte fundamental de sus ritos más sagrados y sus conjuros, aunque en la mayoría de los casos desconocen el significado de las mismas y de los signos y símbolos que las acompañan.
Muchos son expertos en farmacología y toxicología tradicional, siendo capaces de curar o envenenar con gran facilidad. Además también consumen diversos compuestos psicoactivos que forman parte de muchos de sus rituales y prácticas. Algunos brujos muestran deformidades y diversos tipos de demencia, que pueden ser motivadas por la recurrente endogamia de dichos linajes, aunque otros creen que es la cercanía al dios lo que marca irremediablemente los cuerpos y las mentes de sus servidores.
Muchos son expertos en farmacología y toxicología tradicional, siendo capaces de curar o envenenar con gran facilidad. Además también consumen diversos compuestos psicoactivos que forman parte de muchos de sus rituales y prácticas. Algunos brujos muestran deformidades y diversos tipos de demencia, que pueden ser motivadas por la recurrente endogamia de dichos linajes, aunque otros creen que es la cercanía al dios lo que marca irremediablemente los cuerpos y las mentes de sus servidores.
Los antiguos lugares de adoración: arboledas sagradas, antiguos círculos de piedras y templos en ruinas, son de particular importancia. Allí se llevan a cabo estos “aquelarres” en las noches de luna nueva, cuando los iniciados acuden enmascarados y ofrecen sacrificios de animales a su dios. Estas ceremonias tienen lugar siempre a partir de la medianoche, y siempre deben acabar antes del amanecer.
Los sacrificios humanos, otrora habituales, hoy se reservan para las festividades mayores: estas tienen lugar en la noche de Walpurgis (30 de abril al 1 de Mayo) y Todos los Santos (31 de Octubre y 1 de Noviembre). En les Sagnes los cuerpos sacrificados, tras ser drogados, estrangulados y apuñalados, son arrojados, lastrados, a las fangosas aguas, de la misma forma que ya lo hacían sus antepasados más remotos.
Cada 19 años, cuando se alinea el calendario solar y el lunar y la noche de Walpurgis coincide con una luna nueva, se celebra un gran ritual, en que se supone que el mismo dios puede ser invocado. En la época de campaña esta circunstancia se da en 1527, 1546 y 1565, sin embargo en el año de 1584 la adopción del nuevo calendario gregoriano (que en Francia se resuelve con 11 días "de ajuste" en Diciembre de 1582) provoca que ambas fechas se desajustasen y la consiguiente confusión de sus seguidores.
Los sacrificios humanos, otrora habituales, hoy se reservan para las festividades mayores: estas tienen lugar en la noche de Walpurgis (30 de abril al 1 de Mayo) y Todos los Santos (31 de Octubre y 1 de Noviembre). En les Sagnes los cuerpos sacrificados, tras ser drogados, estrangulados y apuñalados, son arrojados, lastrados, a las fangosas aguas, de la misma forma que ya lo hacían sus antepasados más remotos.
Cada 19 años, cuando se alinea el calendario solar y el lunar y la noche de Walpurgis coincide con una luna nueva, se celebra un gran ritual, en que se supone que el mismo dios puede ser invocado. En la época de campaña esta circunstancia se da en 1527, 1546 y 1565, sin embargo en el año de 1584 la adopción del nuevo calendario gregoriano (que en Francia se resuelve con 11 días "de ajuste" en Diciembre de 1582) provoca que ambas fechas se desajustasen y la consiguiente confusión de sus seguidores.
Los practicantes de las ciudad, a los que podemos llamar hechiceros, se caracterizan por una creencia más sincrética, con influencia de diversas tradiciones mágicas, que utiliza abundantes elementos cabalísticos, árabes y latinos.
Basándose fundamentalmente el el Livre d’Eibon, pero a menudo junto a Zhothaqqua son invocados otros dioses y entidades como Dagón o Iog-Sôtot mencionados en ese y otros grimorios. Además en general se trata de solitarios o que, como mucho, forman un pequeño grupo de adeptos y discípulos.
Su aproximación es por lo general más mágica que verdaderamente religiosa, casi podríamos decir que utilitaria (si se nos permite la expresión) donde el dios es una puerta al poder y al conocimiento mágico.
Muchos son eruditos, nobles, artesanos e incluso clérigos, la actitud hacia el culto popular es por lo general despreciativa, considerándolos ejemplos de la degeneración y la obediencia ciega.
Basándose fundamentalmente el el Livre d’Eibon, pero a menudo junto a Zhothaqqua son invocados otros dioses y entidades como Dagón o Iog-Sôtot mencionados en ese y otros grimorios. Además en general se trata de solitarios o que, como mucho, forman un pequeño grupo de adeptos y discípulos.
Su aproximación es por lo general más mágica que verdaderamente religiosa, casi podríamos decir que utilitaria (si se nos permite la expresión) donde el dios es una puerta al poder y al conocimiento mágico.
Muchos son eruditos, nobles, artesanos e incluso clérigos, la actitud hacia el culto popular es por lo general despreciativa, considerándolos ejemplos de la degeneración y la obediencia ciega.
Tanto unos como otros son iniciados en los caminos de la magia, aunque no todos poseen el talento o la capacidad para llevar a cabo dichos conjuros. Ocasionalmente reciben el don especial de contar con una Semilla Informe para proteger sus templos y lugares de reunión.
El Oráculo de Sadogui
En una caverna situada en las profundidades del bosque de Malinbois, se encuentra una caverna aparentemente como cualquier otra. Sin embargo en su interior se oculta el lugar más sagrado para los seguidores de Sadogui, donde el dios se comunica con sus fieles. En el interior una tosca estatua del dios preside una sala no demasiado grande, cuyo elemento más llamativo es una grieta que se abre en el suelo y de la que surge un vapor hediendo que los fieles llaman “el aliento de Sadogui”. Estos vapores provocan a corto plazo un estado de trance en que los fieles creen que se manifiesta las palabras de su dios. A medio plazo sin embargo producen amnesia, locura y deformaciones físicas, que finalmente llevan a la muerte del desafortunado elegido. Por ello los sacerdotes suelen elegir a enemigos del culto para ser secuestrados y encadenados a la roca, forzados a respirar la repugnante fumarola y perder su cordura y su humanidad sirviendo como medium aún en contra de su voluntad.
Es inevitable señalar la similitud del funcionamiento este oráculo con el más famoso de Delfos, vinculado también en la leyenda con un origen hiperbóreo-atlante, en que según el relato de Plutarco la Pitia entraba en trance respirando los vapores surgidos del subsuelo. ¿Es posible que el Apolo Délfico fuera originalmente también una intrepretación, en este caso griega, de una deidad pre-griega identidicable con Sadogui? es difícil de decir, pero no parece imposible.
Otras sectas
En los cementerios de Vyones, y en los de la cercana villa de Erlette, sobrevive un culto centenario consagrado a Mordiggian. Vestidos con capas púrpuras y máscaras de plata con forma de calavera practican sus oscuros ritos necrománticos. A sus celebraciones, que incluyen infames actos de necrofilia y necrofagia, acuden los oscuros habitantes del subsuelo conocidos como gules, que abundan en los antiguos mausoleos de la villa.
Existe en Ximes también un culto a la fertilidad que adora a una divinidad hermafrodita que es identificada con varios nombres, como Derceto o Astoret en su aspecto femenino y Baal o Cernunnos en su aspecto masculino, o epítetos como “El Carnero del Millar de Ovejas” o “la Cabra con el Millar de Retoños”. El acto principal del ritual es la “hierogamia”, la sagrada unión entre un hombre y una mujer que representan los dos aspectos de la divinidad. El Obispo de Vyones, Ettienne Duprat (que ocupa el cargo brevemente entre 1560-1562) fue iniciado del mismo en su juventud en Ximes y llevó a cabo algunos de sus ritos en el mismo palacio episcopal. Además se afirma que uno de los condes de La Frênaie (posiblemente el conde Raoul muerto en 1526) fue miembro, incluso líder, de dicha secta.
También la misma reina Catalina, recordemos que era además condesa “ausente” de Averoigne, contaba con su propio séquito de astrólogos, hechiceros y profetas (el más infame de los cuales sería el italiano Cosimo Ruggieri ¿?-1615) que le acompañarían a la corte. También hay rumores sobre los experimentos con las artes oscuras de la exiliada reina Margarita en su forzada reclusión en Averoigne.
También existen, por supuesto, multitud de hechiceros, cabalistas, adivinos, y astrólogos (profesionales y aficionados) en Averoigne que no tienen relación con ninguno de estos grupos. Las ciudades y villas de la provincia, y especialmente Vyones y Ximes, son hervidero de todas las teorías mágicas de moda y antiguas que puedas imaginar; muchos son inofensivos eruditos sin poder real (muchos también simples estafadores) y aún es posible encontrar alguno que utiliza su conocimiento para ayudar a la humanidad.
Tanto las jerarquías católicas como los pastores hugonotes muestran gran preocupación frente a estos cultos y condenan abundantemente los mismos en sus sermones, cuando no están ocupados vilipendiándose unos a otros, y cuentan con el apoyo de la autoridad civil para realizar diversos juicios por brujería. Sin embargo estas sectas secretas parecen haberse infiltrado en igual medida en una y otra religión y puede encontrarse seguidores de los mismos tanto entre los católicos campesinos de la provincia como entre los reformados comerciantes de Ximes.
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