Lugar misterioso: la Ciudad Blanca de Mosquitia

La Mosquitia (descripción)

Mosquitia es el nombre que recibe un pequeño territorio costero que hoy pertenece a la república hondureña, pero que en los años 30 todavía era motivo de disputa con sus vecinos nicaragüenses.
Geográfica y culturalmente se trata de una región casi completamente aislada del resto de Honduras, por la jungla y las montañas, sin que exista conexión directa por tierra entre la costa y las regiones del interior. La Mosquita forma parte de un área más amplia, la llamada Costa de los Mosquitos (el nombre, por cierto, no se refiere, como podría parecer, a la abundancia de estos insectos si no a los misquitos, el pueblo dominante de la región), que incluye también la mayor parte de la fachada atlántica de Nicaragua.

Además de los misquitos, la etnia más numerosa y rica, también están presentes otros grupos como por ejemplo los pech, rama y tawakha (colectivamente estos "no misquitos" son denominados a menudo sumu). Además de estas tribus mencionadas antes, los rah son considerados como un pueblo aparte, bárbaro, belicoso y, según algunas informaciones, caníbales. En el pasado (hasta aproximadamente 1741) los misquitos, armados con armamento europeo adquirido mediante el comercio costero, a menudo participaban en misiones esclavistas contra los sumu del interior, a quienes luego vendían a comerciantes británicos para las plantaciones de Jamaica.

Dicha región no fue completamente conquistada por los españoles durante el siglo XVI, posiblemente por su propio aislamiento y aparente pobreza. Una especie de tierra de nadie por ello acabo sirviendo por ello largo tiempo como refugio para piratas y contrabandistas ingleses, así como para  esclavos fugados durante los dos siglos siguientes. Así a lo largo de su historia ha sido, durante mucho tiempo, un reino independiente (el reino o nación de lo misquitos), colonia española y un disputado protectorado británico (en dos periodos distinto), antes de formar parte de las dos naciones centroamericanas antes mencionadas. 

La influencia británica es aún visible aún en la región: muchos hablan por ejemplo una forma criolla de inglés (aunque el idioma principal es el miskito y en tercer lugar el castellano) o portan apellidos y nombres ingleses (o pseudo ingleses). También hay algunas influencias culturales y genéticas africanas, producidas por la presencia de los cimarrones, esclavos fugados, así como el naufragio en 1641 de un barco negrero cerca del Cabo Gracias a Dios, que se mezclaron con la población nativa (aunque el alcance de este mestizaje es discutido por distintos autores). 

En el siglo XXI, aunque algunos misquitos siguen practicando religiones ancestrales, la mayoría han sido convertidos al cristianismo en alguna de sus múltiples variantes, en gran medida protestante. Particularmente la confesión mayoritaria hoy día entre los miskitos es la Iglesia o Hermandad Morava, un grupo protestante, de raíces en la predicación de Jan Hus, que comenzaron a enviar misioneros I(la mayoría de origen alemán) a la zona nicaragüense de la costa en 1849, pero que en 1930 apenas acaban de llegar al área hondureña, limitándose por ahora a las tierras más cercanas a la costa.

La religión tradicional misquito se basa en la creencia en una diosa madre, Yapti Misi, y en una serie de espíritus menores benignos y malignos, estos últimos denominados lasas. El principal profesional religioso es el o la sukia, una especie de chamán que interactúa con esos espíritus mediante el trance, el ritual y la farmacopea tradicional.  Normalmente un sukia era elegido por los espíritus al sufrir un ataque epiléptico o crisis en su adolescencia o juventud. 

El mapa siguiente muestra, sobre las fronteras modernas, la totalidad del territorio conocido como Costa de los Mosquitos (sombreado en rojo), con la Mosquitia propiamente al norte, en la parte hondureña.

Los nativos de la zona tienen una relación complicada con el gobierno central, lo que en ocasiones pasa por bandidaje o por guerra de guerrillas. Las inversiones y empresas extranjeras ocasionalmente se han adentrado en las tierras de la Mosquitia en busca de caucho, oro o madera (y, por supuesto en Honduras, para cultivar plátanos), pero ninguna de estas industrias ha tenido sobre la Mosquitia el efecto a largo plazo de otras regiones.

La población es por lo general dispersa, con las únicas concentraciones concentradas en la región costera. Normalmente asentamientos con unos cuantos cientos o unos pocos miles de habitantes, residiendo mayoritariamente por cabañas y casas bajas, aunque con suerte cuenta con una diminuta pista de aterrizaje y un destartalado hangar para facilitar el contacto con el exterior.

Más allá, en el interior hay poblados y campamentos estacionales, normalmente en las riveras de alguno de los tíos que cruzan la región, pero según se aleja uno de la costa los suministros modernos se vuelven más caros y más escasos. No hay ferrocarril y la misma costa es traicionera, con manglares que a menudo hacen difícil incluso desembarcar. El transito por el interior es también muy complicado, con una combinación de colinas agrestes, sabana y jungla cerrada, por lo que, muchas veces la única opción para moverse es utilizar canoas para remontar los traicioneros ríos de la región, a menudo interrumpidos por rápidos y cascadas.



Nota: en realidad la información que he encontrado sobre la región en los años 30 es tan fragmentaria e incompleta, incluso contradictoria, que no he podido confirmar que todos (¡la mayoría!) de los puntos que aparecen en el mapa realmente existieran en los años 30, elementos visibles en un mapa de  1890 no aparecen en el de 1909, y este es totalmente distinto que los mapas de los 50 (incluso las grafías de muchos de ellos como Avas/Ahuás/Aguas, Wawina/Guaguina o Brus/Brewers parece cambiar de una fuente a otra, sospecho que por las confusiones y transcripciones entre diferentes idiomas). Se trata en todos los casos de asentamientos muy pequeños, en muchos casos poco más que puestos comerciales o plantaciones venidas a más y al menos todos los que aparece, creo, han existido en fechas cercanas.

Honduras de los años 20 a los 40

Los años 20 y 30 son años de mucha inestabilidad regional, con gobiernos a menudo autoritarios y repetidos enfrentamientos armados, en los que jugaban un papel fundamental los intereses de las compañías fruteras norteamericanas (de ahí la expresión de república "bananera" originalmente aplicada propiamente a Guatemala) que llevaron al despliegue de fuerzas militares estadounidenses en varias ocasiones.

El país es, aún en los 30, eminentemente rural, con un total de menos de nueva millones de habitantes, de los cuales solo unos cuarenta mil residen en la capital, Tegucigalpa

Honduras comienza los años 20 sumida en una crisis económica y política profunda, bajo el gobierno del general liberal Rafael López Gutiérrez (1854-1924), pero sometido a los constantes levantamientos y sublevaciones de la oposición Nacional (conservadora) y de los, minoritarios, movimientos socialista y comunista. Hasta 17 sublevaciones se produjeron en solo tres años entre 1920 y 1923. El déficit financiero constante, la corrupción general y un ejército sobredimensionado, así como el intervencionismo norteamericano, lastraba cualquier posibilidad de reforma o modernización del país. 

Los efectos de la Gran Depresión, que provocan el hundimiento del mercado del plátano (la casi única exportación del país, con un 90% de las mismas, y una consecuente crisis general, acentúan aún más los problemas y debilitan a los liberales en el poder. 

Retrato fotográfico de Tiburcio Carias Andino como presidente de Guatemala. Un hombre blanco de mediana Edad, con el pelo negro corto peinado con raya a un lado y frondoso bigote negro. Algo obeso, tiene el rostro serio, la mirada fija al frente y la boca apretada.
Así llega a la presidencia en 1932, el general conservador Tiburcio Carías Andino (1876-1969) que conseguirá gobernar el país durante unos sorprendentes 17 años. Par ello endurece la represión contra la oposición, primero contra los comunistas pero lentamente ampliándola a toda la oposición política, también elimina las restricciones al periodo presidencial contemplados en la constitución anterior y se asegura las buenas relaciones con los gobiernos, también autoritarios vecinos, de El Salvador, Guatemala y Nicaragua (aunque con este último país había continuas tensiones de demarcación fronteriza). 

Pero, alcanzada la estabilidad en el gobierno, la economía sigue siendo desastrosa, con el país azotado además de 1935 a 1937 por una plaga de sigatoka negra, un hongo que afecta gravemente a las plantaciones de plátano.

En 1941, tras el ataque a Pearl Harbour, Honduras declara la guerra a las potencias del Eje, y el gobierno obtuvo un respiro económico gracias a la economía de guerra.También mediante la confiscación de bienes de ciudadanos japoneses, italianos y, especialmente alemanes,  en el país. La intervención hondureña en la guerra fue mínima, aunque si se produjeron algunos enfrentamientos contra U-boats germanos en el Caribe. 

Acabada la guerra mundial, mientras otros países del área entran en periodos claramente revolucionaros Carías Andino consigue mantener firmemente las riendas del poder en sus manos hasta que es forzado a abandonarlo, pacíficamente, por sus aliados norteamericanos en 1949 marcando, nunca mejor dicho, el fin de una época. 

La leyenda de la Ciudad Blanca

Historias sobre la "Ciudad Blanca" se retraen, al menos, a los tiempos de la conquista. La menciona Cortés en 1526 en su Quinta Carta al emperador Carlos V, cuando narra como oyó hablar sobre grandes riquezas en la zona y dándole los nombres de de Hueitapalan, en lengua maya, y Xucutaco (o Axucutaco), en lengua nahuatl. 

También habla de ella el obispo Cristobal de Pedraza (1485-1555) en su Relación de la Provincia de Honduras y Higueras (1544), donde afirma haberla visto en la distancia, "una gran ciudad de piedra blanca en un valle", pero no haber llegado a visitarla.

La mayoría de los testimonios sitúan la ciudad en alguna parte del curso del río Plátano (hoy día una reserva natural) o en la cercanía zona de rápidos en el cercano río Patuca conocida dramática como Puerta del Infierno. Aún para los años 30 una región particularmente espesa e impenetrable del territorio. En temporada de lluvias ambos ríos tiendan a desbordarse, multiplicando por mucho su caudal y abriendo nuevos cauces temporales que dificultan aún más el tránsito.

En su tradición oral, los Pech hablan de un lugar legendario llamado la "Casa Blanca" (Kao Kamasa) que fue creada por el relámpago y el trueno bajo el poder del dios Wata. Allí se elevaron grandes construcciones de piedra blanca y enormes estatuas de animales y hombres; allí, afirman, habitaron los Antiguos, pero fue apresuradamente abandonada tras sufrir una terrible maldición y cualquiera que visite la ciudad será igualmente maldito.

Un explorador a principios de los 30 menciona que los nativos creían que cualquiera que visitara la ciudad en ruinas quedaría también maldito y moriría mordido por una serpiente en menos de 24 horas. Según otra historia sería el lugar donde los "Dioses" o los "Antepasados" se habrían retirado tras la llegada de los españoles.

Otros testimonios afirman que la ciudad es también conocida como la Ciudad del Dios Mono. Según esta versión habría sido construida y habitada por los Ulaks, seres medio simiescos que realizaban allí oscuros ritos, de los que queda únicamente una memoria dispersa en las costumbres de los nativos. Incluso cuentan como en ocasiones estos siniestros seres raptaban a las mujeres de las tierras circundantes para llevarlas a la ciudad.

Existe un dios-mono, o una pareja de dioses-mono gemelos, en la religión maya, donde servían como patrones de las artes, la historia y la profecía, que aparecen en el Popol Vuh como Hun Batz’ y Hun Choven, pero desconocemos la conexión, de existir, con estas ruinas o la civilización que la alzó. Incluso hay quien ha señalado el curioso caso de que la palabra que significa divinidad en maya yucateco "k'u" sea transcrita como una cabeza de mono en las inscripciones de época post-clásica.

Algunos han buscado paralelismos más lejanos con Hánuman, el dios-mono del Ramayama hindú. Se hace necesario, también, mencionar la posible conexión con lo que describe Von Juntz en su Nameless Cults, donde describe el que llama Templo del Sapo en algún lugar de la costa occidental de Honduras. 

Según algunos los habitantes de esta Ciudad Blanca pertenecían a un orden cultural diferente a sus vecinos, las teorías los relacionan con los mayas, los chorotegas, los olmecas o con pueblos aún más antiguos; incluso hay quien ha querido ver (como en otros misterios americanos) la huella de las tribus perdidas de Israel.

En general las descripciones hablan de una ciudad monumental, delimitada por un alto muro de piedra blanca, con varias pirámides y construcciones parcial o totalmente cubiertas por la selva y un paseo principal flanqueado por estatuas titánicas que representan a diferentes bestias de la jungla
Representación maya de dos monos comportándose como escribas humanos, portando ropa y adornos propios de dicha cultura. Dibujo en blanco y negro.


Expediciones recientes

Durante la primera guerra mundial el famoso mayanista Sylvanus G. Morley (una de las supuestas inspiraciones reales para Indiana Jones) realizó algunas exploraciones en la Mosquitia, sin éxito ni localizar las supuestas ruinas y quizás como tapadera de sus labores como espía.

En 1927 el etnólogo luxemburgués Eduard Conzemius menciona, en un informe sobre los indios paya de la reigón para el Journal de la Société des Américanistes, menciona muchas de las leyendas sobre la Ciudad Blanca, despertando la curiosidad de otros investigadores. 

Poco después, otro aspirante a "verdadero Indiana Jones", Frederick Mitchell-Hedges llega también a Mosquitia, en dos expediciones financiadas por el polémico coleccionista Georger Heye* y su Museo del Indio Americano. Con su tendencia a la fantasía, y el engaño, Mitchell-Hedges  añade más detalles a los rumores sobre la ciudad perdida, he incluso la bautiza ante el público americano con el nombre de Ciudad Perdida del Dios Mono (Lost City of the Monkey God), con la que será conocida a partir de entonces más que como la Ciudad Blanca (al menos entre el público angloparlante),

En 1934 una 1º expedición conjunta del gobierno hondureño y el Museo del Indio Americano (una institución semiprivada creada por Heye para mantener y albergar su gigantesca colección, muchos años años después fue integrada en las colecciones del Smithsonian de Washington), comandada por el, por entonces, famoso Ralph Murray Stuart vuelve con algunas historias más sobre la ciudad, y sobre nativos que "adoran al diablo" pero sin poder localizarla. Una 2ª expedición en 1935 formada por el mismo equipo se salda igualmente con fracaso, aunque adquieren diversos objetos para las colecciones del museo. 

*Heye, por cierto constituye un personaje apasionante por derecho propio, que puede ser perfecto como mentor (aunque poco escrupuloso) de algún personaje arqueólogo, o incluso como enemigo, financiando a desalmados para hacerse, a cualquier precio, con los tesoros que los personajes desean descubrir o proteger. 

Recorte de prensa en inglés sobre la muerte de Morde

Theodore Morde ¿descubridor de la Ciudad Blanca?

A principios de los 40, el periodista y aventurero norteamericano Theodore A. Morde (1911-1954) atrajo la atención del mundo de nuevo sobre la leyenda de la Ciudad Blanca, afirmando haberla, finalmente, encontrado en 1940 (en otra expedición auspiciada por el Museo del Indio Americano y por George Heye, la 3ª), pero sin querer desvelar su localización, para mantenerla a salvo de "buscadores de tesoros y ladrones", según sus propias palabras.

Morde creía que la ciudad estaba relacionada con el pueblo chorotega, un pueblo de origen en México Central (según algunos estudiosos es posible que fueran los habitantes originales de la ciudad de Cholula) prácticamente extinto para los años 30. Sin embargo, la ciudad que describe Morde no es una ruina, si no una comunidad viva, habitada por gentes misteriosas descritas como "simiescos", a los que denominó ulaks, y aún vivían, continuando con sus prácticas culturales propias, que incluían la adoración de un dios mono gigantesco y los sacrificios sangrientos. 

Sin embargo sus planes de volver a visitar la ciudad se vieron interrumpidos por la Guerra Mundial, durante la cual, según algunas versiones sirvió en la OSS (Oficina de Servicios Estratégicos, antecedente de la CIA)  Nunca pudo volver a la selva, ni dio las indicaciones adecuadas para que otros investigadores pudieran llegar a la ciudad.

Morde murió en 1954 en circunstancias extrañas en Darmoth (Mass.), aunque oficialmente se consideró un suicidio (apareció ahorcado en la ducha) muchos creen que fue eliminado por saber demasiado, quizás por la conexión con la Ciudad Blanca o, posiblemente, por su trabajo de inteligencia.

Sin embargo, la investigación realizada posteriormente por Douglas Preston, en su libro de no ficción La ciudad perdida del Dios Mono (2017), acusa directamente a Morde de haber falsificado sus historias. Según su análisis de los diarios de la expedición, no encontraron nada de valor en sus pesquisas e incluso llegaron a creer que no había nada que encontrar en la jungla, y lo que es peor, según los diarios nunca estuvieron cerca de la zona donde afirmaban haber encontrado la ciudad. 

Pero, paradójicamente, los detalles proporcionados por Morde son tan cercanos a la verdad (dando incluso el nombre de ulaks a los habitantes simiescos de la misma) que es innegable que, de alguna manera, la información de un verdadero descubridor debió llegar a sus manos. 

Ilustración de Virgil Finlay sobre la Ciudad Blanca para un artículo de prensa


ULAKS para FATE Básico

Los ulaks no humanos, pero tampco son gorilas, ni chimpances, ni ninguna otra clase conocida de gran simio, dotada por algún motivo de inteligencia. Constituyen una especie propia de homínido, sin relación directa con ninguna otra actualmente viva, aunque tienen similitudes físicas con el mono aullador presente en la zona (con los que no comparten conexión genética). Su lengua (llena de sonidos duros y oclusivas) es única y no está relacionada con ninguna de las lenguas de los pueblos circundantes, aunque si han tomado algunos prestamos a lo largo de los siglos, y también hay similitud en algunas palabras con la lengua senzar

El modo y la época de su establecimiento en la región es un misterio, incluso para ellos mismos; sus leyendas y las construcciones más antiguas de su ciudad, ya prácticamente en ruinas en el siglo XX, muestran imágenes de la llegada de sus antepasados, junto con unos hombres extrañamente ataviados desde el este (grabados que muestran similitudes con ruinas presentes en el Pacífico y, particularmente, con las de cierta isla cercana a Sumatra) huyendo de alguna clase de destrucción o maldición, lo que los relaciona directamente con Mu/Lemuria. Algunas de las inscripciones y grabados parecen mostrar en realidad a los proto-ulaks en posiciones de sumisión a los humanos, y muchas muestran daños antiguos que parecen intencionados, incluyendo la eliminación de cualquier resto de la escritura que pudiera existir de ese periodo.

Aparentemente, al igual que sus antepasados, utilizan tecnología arcana que se basa especialmente en el uso de la acústica. Muchas de las máquinas, que doran a la ciudad de luz y protección, se activan mediante una nota de sonido determinada, o una frecuencia de vibración, mediante pequeños golpes rítmicos. Eso incluye las puertas de la mayor parte de las dependencias interiores de la ciudad (que responden a sonidos concretos para abrirse) y también al muro de sonido que rodea la ciudad. 

La principal protección de la ciudad e el Muro, una barrera invisible que rodea la totalidad de la ciudad (incluso por el aire). Aunque solo visible, como mucho, como una leve vibración en el aire, es capaz de reventar los tímpanos, y daños mayores si persisten en su intención, a cualquiera que intenta acercarse a la ciudad (considéralo en términos de reglas un ataque pasivo contra el físico del sujeto a nivel Excelente, a su vez el personaje debe Superar una tirada Grande de Físico o Voluntad para poder cruzar). El Muro resulta indetectable más allá de su área de influencia y se puede anular con la adecuada contra frecuencia. 

También se mantienen en uso algunas, ya escasas, armas de sonido: se trata de una especie de diapasones metálicos unidos a una estructura similar a un rifle, capaces de destruir la roca sólida, y dejar inconsciente a un ser humano en segundos,  pero también muy difíciles de controlar.

La ciudad se trata de una sociedad cerrada y paranoica, que mantiene alejado a todo el mundo exterior, utilizando cualquier instrumento que consideren útil, como la misma mala fama de la ciudad, pero sobre todo aprovechando la impenetrabilidad de sus defensas naturales. El número de ulaks no ha cesado de descender en los últimos años, no solo por motivos naturales, si no también por la abundante violencia interna, ya que se trata de criaturas extremadamente pasionales, que recurren al enfrentamiento físico con gran facilidad y violencia. 

Consideran a los humanos una  raza inferior, una burla de la pura raza ulak que, según su interpretación de la historia, gobernaba el mundo en la remota antigüedad, pero que degeneró dando como resultado a los "débiles y cobardes humanos". La incongruencia de sus propias ruinas, que muestra más bien una relación inversa con los humanos en su hogar original, no se les escapa a los más inteligentes de ellos, pero la superioridad ulak es un dogma estrictamente mantenido y negarlo públicamente se considera la peor de las herejías. Nada odian más que ser confundidos con monos, a los que consideran aún más degenerados que a los homínidos.

En el pasado esclavizaron cierto número de humanos para mantener su forma de vida, cultivar sus campos y excavar sus minas principalmente, pero estos se rebelaron y estuvieron a punto de destruir la ciudad en torno a nuestro siglo XII de nuestra era, por lo que hoy son castas inferiores de ulaks las que realizan la mayor parte del trabajo físico y que están sometidos a un régimen constante de violencia y temor religioso.

La casta sacerdotal gobierna la ciudad, utilizando el conocimiento heredado de los antepasados para manejar las maquinas misteriosas, que permiten a la ciudad seguir existiendo, pero los guerreros (más grandes y más prolíficos) crecen en poder cada día, buscando la forma de tomar el poder que consideran suyo por derecho. Las castas inferiores, los trabajadores y esclavos, temen y desprecian por igual a ambos grupos, pero también temen cualquier cambio de estatus que empeore, aún más, sus condiciones. Sus dioses, representados siempre como ulaks de gran poder y magnificencia, parecen tratarse de versiones degeneradas, privados de muchos de sus caracteres extraterrenos, de Zoth-Ommog, Ghatanothoa e Ythogtha.

Sacerdote Ulak
Aspectos: Orgulloso señor de la Ciudad Blanca, Brujería/maquinaria antigua.

Habilidades:
Saber Bueno (+2), Voluntad  y Sigilo normales (+1)

Proezas:
Despertar al gran K'a (ver abajo)

Estrés:
una casilla

Guerrero Ulak
Aspectos: Luchador salvaje, Ambición por el poder supremo

Habilidades: Pelea buena (+2), Físico y Sigilo normales (+1)

Proezas: Blanco escurridizo (ver Fate Básico)

Estrés: una casilla

Representación escultórica en bulto redondo en Copan. Muestra un dios-mon como un simio humanizado, con una maza en su mano izquierda. Esta fabricado con sillares de piedra amarillenta y muestra deterioro significativo

El Gran K'a
Los grabados también muestran, junto con los hombres y los antepasados de los ulaks, la presencia de una tercera especie hoy desaparecida en la Ciudad Blanca, simios gigantescos a los que llamaban Guardianes (K'a en lengua ulak)

Pero aunque los últimos Guardianes murieron hace mucho aún, cuando son necesarios, los ulaks pueden contar con su presencia, animando las imágenes de los k'a que aún se encuentran en las ruinas; aunque más lentos que su versión de carne y hueso, su resistencia y fuerza se ve aumentada increíblemente. Sin embargo un efecto secundario de esta forma de devolverles temporalmente a la vida, es que el alma de un ulak queda atada al guardián mientras está activo, y si uno de los dos muere el mismo daño afectaría al otro. Por ello los sacerdotes son muy renuentes a realizar este movimiento y sólo lo harán como último recurso.

Aspectos: ¡Simio gigante hecho de piedra!, Furia descontrolada

Habilidades: Físico excelente (+5), Pelea buena (+2), Atletismo normal (+1)

Estrés: cinco casillas

Proezas: Duro como una piedra, Encajar el golpe (ver Fate Básico), Maza de basalto.

Maza de basalto: atacando con su maza el gran K'a puede dividir el ataque entre varios blancos que se encuentren en la misma zona, el nivel total de la tirada de ataque se divide a partes iguales entre los objetivos válidos, realizando cada uno su propia tirada para evitarlo.

(La confrontación con el Gran K'a puede jugarse igualmente, y quizás sea más adecuado, en vez de como un conflicto como si se tratara de un desafío, ¿podrán los héroes encontrar al ulak que vinculó su espíritu al Guardián de Piedra antes de que este les mate, o destruya completamente las ruinas?)





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