El equipo Brubaker-Phillips se ha convertido en un definitivo valor seguro a la hora de disfrutar de un buen cómic, un equipo que ha conseguido sincronizarse para ofrecer una serie de obras fundamentales , normalmente en torno al género negro incluso cuando, como en Fatale, se mezcla con el terror o, en Incognito, toma elementos de los héroes pulp o sus descendientes super heroicos. En esta magnífica historia, reeditada ahora en castellano con una nueva portada, ambos autores hacen su obra más puramente negra, ambientada en el arquetípico Hollywood de finales de los años 40 donde se rodaron los filmes que dieron carta de naturaleza al género.
La historia gira en torno al guionista Charlie Parish, que se despierta una mañana tras una fiesta, sin recuerdo de lo que ha sucedido la noche anterior y no muy lejos del cadáver de la prometedora actriz Valeria Sommers. El juego de palabras del título (entre el desvanecimiento del personaje y el fundido a negro cinematográfico) nos sitúa en medio de una pesadilla que se enreda en la vida del guionista y todos los que le rodean durante el rodaje de una película, precisamente, de género negro. También ser permite un saludo a los antecedentes literarios haciendo aparecer brevemente a Dashiell Hammett como personaje.
El dibujo de Philips es magnífico, ayudado por un color magistralmente aplicado por Elizabeth Bretiweiser. El uso de las sombras y los claro oscuros que fascinó a los críticos franceses que dieron nombre al noir es aprovechado con gran efectividad dramática por el dibujante. Los personajes se sitúa en un entorno detallado y realista, muy bien documentado pero son los personajes los que dominan la mayor parte de los encuadres. El contraste entre los intertítulos y las ilustraciones que recrean el aspecto más pulido de la fotografía de la época contrasta con el entintado más tosco de las páginas de la historia.
Por sus páginas va desfilando una sucesión de personajes desafortunados, estrellas, personal de los estudios, agentes del FBI,... que se ven enredados en alguno de los hilos de una trama que tiene su raíz en oscuros secretos del pasado y que nos deja con una sensación verdaderamente desoladora con un final desesperanzado. En cierta forma la sensación que produce es similar, y no es la única similitud, al de la magnífica Chinatown (Roman Polanski, 1974) al dejarnos vislumbrar las entrañas podridas de una clase y una ciudad pero sin ofrecer ninguna posibilidad de redención, personal ni colectiva.
Da una visión de un Hollywood nada ideal, donde los oropeles del cine ocultan toda una serie de horrores que tendemos a olvidar, las tensiones raciales, sexuales, políticas y, especialmente, las relaciones de poder corrompidas dominan la vida de todos ellos. Los hipersensibles que a la menor ocasión gritan y patalean ante la inclusión o la representatividad en el cine contemporáneo olvidan la cantidad de corrección, aplicada con mano de hierro en este caso.
La recreación es magnífica pero elige hacerlo creando principalmente personajes ficticios, los personajes trabajan para un estudio inexistente en una película nunca rodada, pero construidos sobre materiales tristemente reales. Resulta a veces un poco extraño cuando el personaje ficticio se parece demasiado, sin llegar a confundirse completamente, con su modelo real provocando cierta disonancia entre la biografía ficticia y la real; tal es el caso especialmente de Tyler Graves, personaje modelado (físicamente incluso) sobre Montgomery Clift. Otros la referencia es más sutil, como el parelelismo entre la ficticia Maya Silver y aspectos de la real Rita Hayworth, o el parecido físico entre Earl Rath y Gregory Peck.
El tomo publicado se completa con la colección de portadas y una serie de artículos variados sobre el cine y la ciudad en los 40 escritos por Devin Faraci (de https://birthmoviesdeath.com/), acompañado de ilustraciones realizadas por Phillips (menos una realizada por su hijo Jacob).
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