Cosas para leer: Black Squaw de Yann y Henriet

Con la ficción basada en personajes históricos nos encontramos a menudo con un terreno pantanoso en que la ficción y la realidad no siempre se aúnan de forma armónica, si no que terminan representando dos corrientes contrapuestas que pueden llegar a disminuir el impacto de uno u otro elemento. En el caso de este cómic, publicado originalmente en cuatro álbumes en Francia y en España e un precioso tomo unitario, la personalidad histórica de Bessie Coleman y su sosias ficticia no llegan a contraponerse, pero en varios momentos debemos recordarnos que el cómic no pretender ser una biografía, si no utilizar al personaje como punto de partida para la ficción. El hecho de que la misma Bessie fuera dada a las exageraciones fantasiosas en su publicidad (por otra lado, algo común y casi imprescindible entre los barnstormers de la época) hace aún más difícil separar ambas versiones.

El cómic se abre en las costas de Terranova, donde una patrullera de la guardia costera norteamericana se encuentra al acecho de posibles aviones de contrabandistas de alcohol. Allí se encuentran las pequeñas islas de San Pedro y Miquelón, un pequeño archipiélago de soberanía francesa y, por tanto, fuera de la jurisdicción de la ley Volstead y la Ley Seca que prohíbe el comercio de alcohol dentro de las fronteras de EEUU. Allí llega un precioso hidroavión pintado de color negro, la reproducción de aviones es uno de los puntos fuertes del dibujo de Henriet, pilotado por nuestra protagonista Bessie Coleman En el tebeo es una piloto de sangre afroamericana y cherokee, de la que iremos descubriendo su pasado en sucesivos flashbacks, mientras se va implicando en los negocios ilegales de Al Capone y en la lucha contra la versión más visible del racismo norteamericano, una rama del Ku Klux Klan. 

Si la herencia nativa de la Bessie Coleman real es algo difícil de concretar, es posible que algunos de sus bisabuelos lo fueran pero quizás está más producto de las leyendas familiares que de la verdad; la del cómic, no solo se cría en la reserva de la nación cherokee y adorna uno de sus aviones con un nombre en alfabeto y lengua de dicho pueblo, si no que su padre (en la vida real un aparcero pobre) se convierte en un lighthorseman (policía montada nativa de las reservas). De la misma manera el guion prefiere asociar la carrera de Bessie a la muy conocida figura de caracortada Capone y enfrentarla al Klan, en vez de mostrarnos aspectos menos divulgados del periodo temporal elegido más cercanos a la verdadera biografía de Bessie; por ejemplo podría haber ahondado en la relación de Coleman con el polémico financiero afroamericano Jesse Binga o con la prensa afroamericana. De la misma manera la sobre-representación de todos los elementos francofilos del argumento (la participación de los contrabandistas franceses al principio, el retorno al pasado bélico de los hermanos de Bessie, el entrenamiento de Bessie en Francia, etc.) resulta casi cómica por el tópico chovinista . 

Yann (Yannick Le Pennetier) es un guionista extremadamente prolífico, que ha tocado todos los géneros y ha trabajado con una multitud de artistas, tratando ya el tema de la aviación con protagonista femenina (aunque ambientado en los años 40 y 50) en la serie Angel Wings, realizada esta junto con el dibujante  Romain Hugault, especializado en la exhibición sensual, a la par, de aviones y pin-ups. La primera colaboración entre Yann y Henriet fue otra serie de aviación ambientada en la segunda guerra mundial, la titulada Diente de Oso, que también comparte con Black Squaw su uso entreverado de elementos históricos y ficticios, aunque en el caso de Diente de oso deriva más hacia la ciencia ficción y la supertecnología diesel-punk

Quizás la documentación sobre modelos de aviones, reales y ficticios, sea una parte importante del flujo de trabajo de los autores, incluso se permiten una referencia no demasiado desarrollada un misterio de la historia de la aviación (la desaparición del L'Oiseau Blanc en 1927), pero ese cuidado técnico no parece trasmitirse en la fidelidad al personaje elegido. Paradójicamente, en varios momentos, el dibujante parece tener problemas para narrar de forma comprensible alguno de las maniobras de los aviones, cosa que el guion subsana incluyendo monólogos por parte de los pilotos, describiendo para si mismos lo que está pasando... aunque no tengan demasiado sentido narrativo.

El estilo de Henriet encuentra acomodo en una relación a veces cambiante entre el realismo y la caricatura, con un cuidado especial en el tratamiento de belleza de la protagonista. El coloreado 

Estructuralmente la narración resulta a veces innecesariamente enrevesada, con episodios que no aportan ningún valor a la historia principal o que incluso resultan contrarios a la misma. Y es que si la historia principal parece ser el conflicto contra el Klan, y más en general contra el racismo, este no termina de integrarse con el elemento puramente criminal, ni con buena parte de las escenas retrospectivas.

En definitiva un cómic aventurero y entretenido, que no se para demasiado en la fidelidad a la biografía real de la protagonista pero que ofrece algún material de interés para cualquiera interesado en los años 20 y 30 y fanáticos de la aviación.

Puntuación: 6/10

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