Con este libro me sucedió una cosa curiosa, tres leer The Chinatown Death Cloud Peril hace ya más de diez años, me gusto lo suficiente para hacerme con este libro, su continuación o secuela, casi inmediatamente. Y, sin embargo, por algún motivo que no recuerdo no llegué a leerlo entonces y se quedó, todo este tiempo, olvidado en la estantería (y varias mudanzas y cambios de estantería)... hasta hace unos días cuando decidí retomarlo. Y la verdad es que no sé muy bien que llevó a mi yo pasado a dejarlo de lado, por que el libro comparte las mismas virtudes (y defectos) que el primer libro.
La premisa es muy similar, situar a un puñado de autores pulp en una aventura semihistórica, aunque en este caso no en plenos años 30, si no trasladando la acción a 1943, es decir a plena segunda guerra mundial. Esto significa que el protagonismo también recae en una generación algo posterior de escritores, no ya los Walter Gibson y Lester Dent (aunque ambos aparecen también), por ejemplo, si no los Robert Heinlein, L. Sprague de Camp e Isaac Asimov. El que permanece como constante es L. Ron Hubbard, que sigue siendo uno de los personajes más divertidos de leer, aunque sus peculiaridades resultan cada vez menos encantadoras, perdida la excusa del entusiasmo juvenil, y más desagradables. La visión de Hubbard, lejos de su imaginativa y halagadora reconstrucción oficial de estos años, supongo que no haga muy popular a Malmont entre los cienciólogos.
El título mismo hace referencia a tres de las principales cabeceras del periodo: Astounding Stories, Amazing Stories y Unknown, centradas en la naciente ciencia ficción campbelliana. Este es el principal cambio de enfoque entre ambas novelas y quizás el motivo por el que le presté menos atención en su momento; aunque entiendo que para mucha gente el interés irá en sentido inverso, en principio me resulta más cercana la selección de autores que protagoniza la primera novela que esta.
No solo los autores protagonistas son, principalmente, algunos de los padres de la ciencia ficción moderna, si no que el ethos que trasmite la novela es también muy cercano al de esa ciencia ficción. En medio de una época de gran oscuridad el libro aboga por una visión de la ciencia ficción optimista, como plan para el futuro, como guía del camino a seguir, y sus autores como profetas de la utopía científica, prometida y nunca alcanzada. Es en ese entusiasmo por la ciencia ficción como forma de cambiar el mundo donde pueden encontrarse los fragmentos más conseguidos de la obra.
Este grupo de escritores está reunido en una unidad de investigación, vinculada a la marina y con sede en Filadelfia, buscando descubrir avances tecnológicos para uso bélico. Unidad y tarea, por cierto, que realmente existió, aunque a un nivel mucho más modesto (y poco emocionante) que su contrapartida en la novela de Malmont. El argumento, conecta también con el, entonces, recientemente fallecido Nikola Tesla (y su convencimiento de que, de alguna manera, había sido responsable del bólido de Tunguska). A lo largo de las páginas visitamos varias páginas de la historia de esos años, desde las más conocidas a las más arcanas, usando las conexiones ficticias, y las reales, para construir un entramado (al estilo del juego de los seis pasos de separación) que engloba lugares, momentos y personajes aparentemente dispersos.
Curiosamente durante gran parte de la historia no aparece una oposición activa contra los personajes, o al menos no es evidente, si no que son sus propios problemas personales, especialmente de Heinlein y Asimov, los que causan la mayor parte del desarrollo dramático. Esto le resta emoción a la parte más aventurera del argumento, que parece estarse jugando frente a un tablero vacío, hasta un final en el que el autor intenta atar todos los cabos y vincular todas las tramas (íntimas y fantásticas), con un resultado un poco desigual.
Algunas partes de la historia parecen servir como mera excusa para explicar acontecimientos concretos (como, por ejemplo, la sucesión de rocambolescas casualidades que explican las leyendas urbanas sobre el Experimento Filadelfia), mientras que otras trasmiten el cuidado con el que el autor ha ido colocando las piezas para el final de la partida.
En definitiva es un libro interesante, aunque sea por la variedad de temas que toca, con algunos buenos momentos, pero un acabado mejorable.
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