Cosas para ver: Los pecadores de Ryan Coogler


El miedo con Ryan Coogler es que su carrera prometedora cayera en el mismo marasmo creativo que otros autores prometedores tras pasar por el MCU (particularmente los hermanos Russo) pero en Los pecadores (The Sinners, 2025) demuestra que está más allá de fórmulas y de franquicias. En esta película crea un universo propio, estilísticamente distintivo y formalmente potente que no tiene rastro del adocenamiento del que adolece parte del cine comercial moderno. Coogler evita también los tropos más cargantes del llamado terror elevado, abrazando alegremente elementos más propios del cine B, pero con una presentación visual muy cuidada y una carga temática profunda.

El argumento sigue a dos hermanos gemelos, conocidos como Stack y Smoke (ambos interpretados por Michael B. Jordan) que tras haber servido en la Gran Guerra y haber trabajado para la mafia de Chicago, retornan en 1932 a su pequeño pueblo del Mississippi rural, a levantar un club de blues para su comunidad. Preparándose para su gran noche de inauguración se reúnen con su sobrino, Sammie (Miles Caton) una hábil músico y las distanciadas ex parejas de ambos, la prácticante de hoodoo Annie (Wunmi Mosaku) y la "casi blanca" Mary (Hailee Steinfeld). En plena noche un grupo de tres músicos blancos, liderados por el siniestramente amistoso Remmick (Jack O'Connell), aparecen pidiendo ser invitados a la reunión, iniciándose un extraño asedio con consecuencias terribles. La película teje durante su primera hora el marco de las relaciones de estos personajes y va  presentando a diversos secundarios, creando un elenco que veremos confrontarse con el horror sobrenatural desatado de la segunda parte. 

La película hace un uso magnífico de la música, con magníficas versiones de blues y una espeluznante, pero emocionante, interpretación del clásico irlandés The Rocky Road to Dublin. Por momentos la película casi se aproxima al musical, por su uso de las canciones y de la música, en general, como expresión de algunos de los elementos más importantes del texto y el subtexto. Entre todas estas escenas destaca la impresionante escena en que Sammie (magnífica también su Travellin'), como ya nos anunció el prólogo mitológico que abre brevemente la película, derriba los límites del espacio y el tiempo. Junto con estándares y clásicos la banda sonora creada por el sueco Ludwig Göransson (colaborador habitual de Coogler y, últimamente, de Christopher Nolan) utiliza piezas instrumentales que empastan perfectamente con el ambiente y crean magníficos momentos de anticipación.

Le película, para mi, funciona como un reloj, un relato perfecto que nos plantea sus cartas con sinceridad y entusiasmo, que alcanza sus puntos más altos por magníficas interpretaciones (además de los principales antes mencionados no puedo olvidar al gran Delroy Lindo en un papel secundario roba escenas): Michael B. Jordan se luce con la interpretación doble, con dos personajes creíbles como dos personas separadas y las dos parejas, especialmente Wunmi Mosaku, encajan perfectamente con ambas interpretaciones del actor. Como villano Jack O'Connell es escalofriante, pero también atractivo en una manera que ni el horror, y el misterio, termina de eliminar.

Por supuesto la idea de un vampiro irlandés de 600 años, y la conexión que establece entre los bardos (filidh) gaélicos, los Guardines del fuego Choctaw y los griots de África Occidental, me ha por supuesto fascinado. La conexión que establece y subyace entre la experiencia irlandesa y la experiencia afroamericana es también muy potente, como lo son los detalles sobre las circunstancias del sur de EEUU en la Gran Depresión (y tras el fracaso de la Reconstrucción). Las leyes de one-drop, la transformación del trabajo tras la emancipación, la Gran Migración hacia el norte, el papel social de las iglesias, las relaciones entre las distintas comunidades, el peso del KKK (y por cierto, también su odio por los católicos irlandeses e italianos)... todo ello parece encajar en torno a la historia sin fisuras y crea un relato que no podría existir en la misma forma en ningún otro momento o lugar, sin resultar una seca lección de historia.

Por ejemplo, la misma elección de Clarksdale como ambientación de la historia proporciona conexiones directas con la historia de la lucha por los derechos civiles, la historia del blues del delta, el ferrocarril con Chicago y otros muchos detalles que consolidan los temas de la película. E incluso otra conexión concreta con la muerte de L.B. Reed, un veterano negro de la Gran Guerra que fue linchado en 1919 por la sospecha de que mantenía una relación con una mujer blanca. 

Para mi Los pecadores es una de las mejores películas en mucho tiempo, una gran película de horror, con una música y cinematografía apabullantes y que te arrastra a una historia simplemente magnífica. Aúna una sensibilidad genérica realmente divertida con un mensaje más profundo sobre la cultura, la comunidad y la apropiación de ambas. 


Puntuación: 10/10

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