Maestro de la síntesis y la abstracción, capaz de sintetizar la sombra y al luz con un puñado de líneas bien situadas. El uso de las manchas de negro y el espacio negativo se acentúa en el cómic que, ya desde la portada, utiliza el vestuario negro del protagonista casi como un elemento estructural, una sombra viviente que se recorta audaz sobre el fondo.
Aunque estos cómics se publicaron en color es uno de esos casos en los que, creo, que su forma perfecta es esta, en que al blanco y negro se ha añadido una serie de medios tonos en gris, que saben realzar los elementos principales.
Menos en el primer número (Four Color Comics #882) , donde podemos ver un cambio de viñetas más dinámico, la estructura de las páginas tienden a repetir una distribución de seis viñetas regulares, en dos columnas, con la ruptura ocasional para viñetas dobles o cuádruples, especialmente en la primera página de cada historia, donde la viñeta ampliada sirve de título y presentación. Otras veces la viñeta panorámica sirve para abrir el espacio visual o para mostrar el movimiento, un ataque con la espada, un latigazo, etc., de forma dinámica.
El personaje del Zorro ya es un veterano de este blog y hace no tanto hablamos de una adaptación-continuación moderna como el Don Vega de Pierre Alary, es un personaje en el que podríamos sumergirnos durante horas, tanto por sus múltiples adaptaciones como por su influencia innegable en toda la historia posterior de los justicieros enmascarados.
Aquí se adapta una de sus versiones más conocidas, la de la serie de televisión de Disney y ABC de 1957-1960, donde el justiciero era encarnado por Guy Williams. Serie que muchos vimos muchos años después en recopilaciones y reemisiones a lo largo de los años. Existe un remontaje en forma de película de ocho de los primeros episodios, titulado The Sign of Zorro (1958, Lewis R. Foster y Norman Foster) y que puede verse actualmente en Disney+.
Las historias en si no son especialmente memorables. Estas siguen la continuidad de la serie de televisión (a veces siendo meras versiones del guion de estas), situando las aventuras del personaje en el año de 1820 y con el Capitán Monasterio (en televisión interpretado por Britt Lomond), y más tarde la conspiración dirigida por El Águila, como principales oponentes. El Sargento García, el inepto pero en general bienintencionado oficial interpretado por Henry Calvin, y Bernardo, el criado mudo encarnado por Gene Sheldon, completan el elenco de personajes principales. Toth muestra su capacidad de representar sintéticamente el parecido con estos actores.
Se trata de guiones no demasiado brillantes y que no están pensados para aprovechar las posibilidades de la narrativa gráfica, a menudo parecen absurdamente limitados por las restricciones de la televisión. Parece ser que esto fue causa de bastantes dolores de cabeza para Toth durante la realización de esta obra, y aunque ofrece una gran habilidad narrativa y sintética sobre las historias, estas no son lo más importante, ni brillante, de la obra.
Sobre la edición de Moztroz solo puedo decir cosas buenas; con un diseño exterior muy llamativo, y especialmente un precio muy competitivo. Añade, además, una historia breve, guionizada por Howard Chaykin (que también escribe un texto introductorio) y con dibujos del gran Eduardo Risso. En la misma se cruzan los caminos, y las espadas, de El Zorro y de la Pimpinela Escarlata y además de una referencia que apoya, indirectamente, mi teoría de que los de la Vega proceden de Asturias, un gran añadido para un amante de la mitografía creativa.
En definitiva un gran cómic de capa y espada, más bello que bien escrito, pero en general una delicia y un recordatorio de uno de esos personajes clásicos que tanto me gustan.
Puntuación: 9/10
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