Irlanda en la época de Solomon Kane (1554-1607) El túmulo del cabo de Grimmin


"Ahora, en un lado de esa batalla estaban los gritos, el odio, el poder, la guerra, valientes, activos, fieros, peligrosos, ágiles, violentos, furiosos, sin escrúpulos, indomables, inexorables, inestables, crueles, bárbaros, terribles, fuertes, listos, enormes, preparados, astutos, guerreros, venenosos, asesinos, hostiles daneses; oscuros, Danamarkianos de duro corazón, hoscos, piratas, paganos, irrespetuosos, sin veneración, sin honor, sin misericordia, para Dios o para el hombre."
                                                                                   Fragmento del Cogadh Gaedhel re Gallaibh

El viernes santo (23 de Abril) del año 1014, muy cerca de Dublín, se produjo la gran batalla de Clontarf. Allí los ejércitos irlandeses, bajo el mando del Alto Rey Brian Boru, derrotaron a los ejércitos de una alianza de irlandeses y vikingos; pero esta victoria se produjo a un alto coste, el mismo rey Brian, por entonces ya un anciano, murió ,asesinado en su tienda por unos nórdicos que escapaban, y durante los siguientes cien años no volvió a haber un Alto Rey de Irlanda.

Entre los irlandeses Clontarf tradicionalmente representó simbólica y prácticamente el fin de la dominación nórdica sobre la isla, y algunos incluso señalan la fecha como el principio del final de la llamada Era Vikinga. Para los cristianos de la isla, pese a las consecuencias, también representa la victoria de su religión sobre los paganos nórdicos. 

Tanto las crónicas irlandesas (especialmente el Cogadh Gaedhel re Gallaibh o "Guerra de los irlandeses contra los extranjeros", que cite anteriormente) como las sagas escandinavas (vease la Saga de Njall) nos relatan sucesos sobrenaturales y presencias extrañas en el campo de batalla: brujas, trasgos y demonios, incluso se dice que las valquirias, las que eligen a los muertos, sobrevolaron el campo de batalla recogiendo a los héroes caídos para el Valhalla mientras que la banshee anunciaba la muerte de los héroes irlandeses. Pero una de las leyendas más curiosas se relaciona con el túmulo del cabo de Grimmin,

El cabo de Grimmin  se encuentra a escasa distancia de la llanura de Clontarf,  se trata de una pequeña lengua de tierra pelada en la que destaca el montón de rocas, cubiertas parcialmente de hierba y musgo que forman un túmulo de forma más o menos regular. Nadie sabe con seguridad quien descansa bajo las rocas.

Algunos dicen que bajo el túmulo descansa un gran hechicero o brujo nórdico muerto durante la batalla, y enterrado allí por temor a su poder sobrenatural. El lugar es considerado por ello de mal agüero y la gente de la región prefiere no pensar demasiado en él, aunque hay quien afirma que bajo las rocas hay también un rico tesoro.

Según otra tradición no fueron sólo las valquirias las que se presentaron en el campo de Clontarft si no que el mismo Odín decidió descender a la tierra, para ayudar a sus fieles en la batalla. Pero, al encarnarse, el dios también se hizo mortal y, pese a sus grandes poderes, fue herido y muerto en el combate durante la gran batalla.

Sea quien sea, el ser que descansa allí no está muerto como lo podemos entender los hombres, y puede volver a alzarse en las circunstancias adecuadas. En concreto se dice que si alguien colocara una rama de acebo, sobre el antiguo túmulo , lo que descansa bajo las rocas volvería a levantarse con odio renovado por los mortales.

Según una historia sólo un reliquia puede frenar al ser que descansa en el túmulo si alguna vez fuera liberado, la cruz de San Brandan el Bendito. Según la tradición de los O'Brien, los descendientes del mismo Brian Boru, el anciano rey rezaba con esta cruz entre sus manos cuando fue asesinado en la batalla y cuando lo encontraron aferraba aún la reliquia, cubierta de su propia sangre. Se dice que, en estos años de finales del siglo XVI, era propiedad de un obispo del clan O'Brian quizás el católico obispo de Clonfert Liam O'Brian, o el anglicano Murtogh O'Brien-Arra de Killaloe,  pero no se tiene constancia del destino de la reliquia posterior a 1595.

El ser del túmulo
El despertar del ser irá siempre acompañado de espectaculares efectos celestiales, similares a la aurora boreal y posiblemente extraños sonidos y sensaciones.  Si se descubre el cuerpo este aparecerá perfectamente conservado, como él de un vikingo de gran estatura, cubierto con una armadura de escamas, con pelo y barba largos y grises y faltándole uno de sus ojos.

Al alzarse, por que algún imprudente coloque una rama de acebo en el túmulo o quizás por otra magia escandinava, primero se librará de su envoltura carnal, que se desintegrará, liberando el ser de "hielo, escarcha y oscuridad" que habita en su interior.una forma gigantesca y oscura, de apariencia casi traslucida, en el que brilla siniestramente su único ojo. El ser también se liberará si el cuerpo es destruido de alguna manera (por fuego por ejemplo).

*Atributos: Agilidad d10, Inteligencia d6, Espíritu d8, Fuerza d8, Vigor d10.
Habilidades: Luchar d8, Advertir d8
Velocidad: 15; Parada: 6; Dureza: 7
Habilidades especiales:
- Elemental, no sufre daño adicional por ataques apuntados; Sin miedo; inmune a veneno y enfermedades. No sufre penalizadores por heridas.
- Miedo (-2), la mera presencia del ser provoca el terror incluso en soldados endurecidos.
- Toque eléctrico, cualquiera "tocado" por la criatura sufre 2d10 de daño eléctrico. Este daño ignora cualquier armadura metálica. Además, aunque no sufra heridas, debe superar una tirad de Vigor o quedar aturdido durante 1d6 turnos.
- Etéreo, no se ve afectado por ataques no mágicos.

Nota: esta entrada está inspirada en The Cairn in the Headland, relato de Robert E. Howard de ambientación contemporánea en el que efectivamente despiertan al dormido "ser"  en  plenos años 30. Si quieres saber más sobre el ser o el destino de la reliquia de la Cruz de San Brandan te aconsejo que leas la historia (disponible , en inglés, aquí).

Comentarios