La posición estratégica de la región le permite, por otra parte, seguir dominando las minas de oro de Bure, una de las más ricas del continente, pero el comercio de larga distancia de este oro (junto con la sal y el cobre) se ha canalizado hacia las ciudades de Níger dominadas por los Songhai (y las rutas hacia Marruecos y Túnez) y más al oeste, hacia los ciudades Hausa (y las rutas hacia Egipto y Siria).
Con la decadencia del reino algunas bandas de guerreros mandé (que serán conocido como mane, mani, o maneh) se han desplazado hacia la costa de Sierra Leona, conquistando a los pueblos nativos y formando nuevos estados, algunos de ellos efímeros, independientes del imperio, pero culturalmente muy similares.
Hay minorías no mandé dentro del reino, como fula (principalmente pastores), wolof y serer, provenientes de la costa de Senegambia, así como poblaciones esclavizadas, provenientes de otras muchas regiones circundantes. Todas estas poblaciones no mandé tienen una influencia muy limitada en el gobierno del reino y, en general, viven en sus propias comunidades, con sus jefes y sistemas sociales propios.
En Niani reside el Mansa (emperador) y su corte, aunque ya lejos de la gloria vivida en el siglo XIV y XV, cuando el gobernante de Mali era, posiblemente, uno de los individuos más ricos del planeta. Existen toda una serie de rituales elaborados para acceder al emperador, que es tratado casi como una divinidad y que apenas tiene contacto cotidiano con sus súbditos, llegando al extremo de utilizar un portavoz intermediario para hablar, incluso, con los nobles.
Para gobernar su reino el Mansa cuenta con una Gran Asamblea (Gbara), un cuerpo deliberativo formado por 31 representantes de los distintos clanes y linajes mandé. Estos clanes están divididos por su función social entre los linajes militares (16, conocidos como Djon-Tan-Nor-Woro o "portadores de carcaj"), los dedicados a la religión (4, Mori-Kanda-Lolou "guardianes de la fe"), los de artesanos y artistas (7, nyamkala) además de cuatro clanes "imperiales" o nobles (maghan). El miembro 32 de este consejo, es el belen-tigui, o maestro de ceremonias, que actúa como presidente de la cámara, puesto que es ocupado el djeli, o bardo, del mansa. También existe una especie de constitución oral, conocida como Kurukan Fuga, formada por 44 decretos que reglamentan distintos aspectos de las relaciones sociales, políticas y económicas en Mali. Además existen una serie de gobernadores provinciales, nombrados por el rey, y los pueblos y ciudades suelen contar con sus propios jefes.
Al contrario que los songhai y los hausa, no dan tanta importancia militar a la caballería noble (aunque esta es parte fundamental de su ejército, llamados farimba) y destacan también por el uso de arqueros y lanceros a pie. Esta distinta actitud bélica esta influenciada también por el diferente clima y terreno, mientras que hacia el norte y el este la llanura desértica o semidesértica es perfecta para la caballería, los cuerpos de infantes de Mali son más adecuados para los terrenos más boscosos, pantanosos y agrestes que se extienden hacia el sur y el oeste.
En muchas ocasiones las flechas de los arqueros de Mali están, además, envenenadas, lo que las hace muy letales, pese a usar arcos cortos y de poca potencia. Los lanceros suelen ir equipados con lanzas largas y escudos medianos de piel. La armadura es rara entre la infantería, pero entre la caballería es común el uso de yelmos metálicos y armaduras de malla. Pese a algunos intentos durante el siglo XVI de incorporar armas de fuego en el arsenal de Mali este no cuenta con cuerpos de arcabuceros ni mosqueteros.
En principio todos los hombres libres (horon) son soldados potenciales y los ejércitos se forman por levas, con cada clan teniendo que aportar un número prefijado de soldados al ejército imperial. En la práctica existen fuerzas permanentes al servicio del rey y de los potentados (especialmente formadas por esclavos-soldado, o sofa). Esta forma de reunir los ejércitos del emperador y los de los nobes y gobernadores, que recuerda a las huestes feudales, dificulta en ocasiones las maniobras a gran escala y la logística de tantos grupos distintos.
Los reyes de Mali se convirtieron al Islam, como la mayoría de su pueblo, en el siglo XIII. Es famoso el peregrinaje del Mansa Musa (c.1312-c.1337) a la Meca, que provocó una crisis económica en varios países de su itinerario, por la inflación resultado de su generoso reparto de oro. También significó la llegada a la región del Níger y especialmente a Tombuctú (por entonces bajo gobierno de Mali) de eruditos egipcios, árabes o sirios. En realidad, Mali (y sus dispersos descendientes, como los clanes de comerciantes dyula) ha sido un factor fundamental de la islamización de África Occidental. Aunque, al mismo tiempo, ya he mencionado en la entrada dedicada a los habitantes del imperio Songhai la importancia que los mandé dan a las sociedades secretas y cultos iniciáticos, que manifiestan el carácter sincrético de su acercamiento al islam.
Así, por ejemplo, los clanes y familias cuentan con espíritus guardianes totémicos (llamados tana), vinculados a los antepasados de la familia y que conllevan tabúes alimenticios (está prohibido comer el animal totémico) y una vinculación espiritual con dicho animal. Entre los totems más habituales están el león, la serpiente, el cocodrilo o el elefante.
Entre las pervivencias paganas también debemos mencionar el papel de los linajes de bardos o djeli (a menudo hoy día se utiliza también el término griot, de origen portugués), que se ha extendido a otras sociedades del África occidental. Normalmente las dinastías de djeli (que forman una casta cerrada y endógama) están asociadas a linajes concretos de nobles, que los mantienen y protegen, siendo la más importante la familia de los Kouyaté, asociada a la dinastía imperial. Utilizan un instrumento característico, el n'goni, de cuatro cuerdas para acompañar sus recitaciones (que algunos consideran como antepasado del banyo americano). Al igual que los bardos gaélicos los griots tienen una gran libertad para hablar y criticar, incluso a los poderosos, y se considera que trae mala suerte tomar represalias contra ellos.
En 1599 el Mansa Mahmud IV intenta aprovechar la debilidad del imperio Songhai, que recordemos acababa de sufrir una aparatosa derrota a manos del sultán de Marruecos, recuperando parte del terreno perdido. Sin embargo los ejércitos de Mali fueron aplastados igualmente por los marroquíes en la batalla de Djenne (el 26 de Abril) y el Mansa se salvó por muy poco. A su muerte, en torno a 1610, el reino se dividió entre sus tres hijos, significando el fin definitivo del Imperio.
Sundiata Keita (el primer mansa, que se supone reinó entre 1235-1255) es el protagonista de una epopeya conservada oralmente por los bardos de Mali (curiosamente hay una versión dibujada por Will Eisner de la historia, de la que solo he visto algunas imágenes) y que cuenta con infinitas versiones divergentes. El relato narra como el reino de Manden fue conquistado por un rey extranjero, Soumaoro Kanté de Sosso, y como de la familia real solo Sundiata (que había sido considerado un lisiado desde su nacimiento) consiguió escapar y, más tarde, organizar una rebelión contra el invasor y recuperar el reino. El relato está lleno de magia, y quizás el personaje más fascinante es la madre de Sundiata, Sogolon Kondé: famosa por su fealdad, también se la conoce por los poco favorecedores apodos de Kediugu (la ruin) y Kuduma (que tiene tumores en el cuerpo), y aparece dotada de poderes mágicos y proféticos. En algunas versiones es capaz de transformarse en un monstruo, dotado de garras o espinas por todo el cuerpo, y el rey solo consigue hacerla su esposa tras derrotar a su espíritu guardian en una lucha mágica.
La naturaleza exacta de Sogolon Kondé es intrigante en relación con la literatura de los mitos, ¿se trata simplemente de una hechicera?, la lenta gestación (hasta siete años según algunas versiones) y maduración de Sundiata (que en su primera infancia es incluso incapaz de andar) y sus capacidades increíbles una vez alcanzada la madurez parecen indicar que podría haber algo más en su ascendencia, algo inhumano.
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