Cosas para leer: El vigilante en el umbral y otras historias escocesas de terror por John Buchan

Imagen compuesta con la portada del libro El Vigilante del Umbral y otras historias escocesas de terror de John Buchan, editado por Diábolo

Creo que no resulta necesario decir que las historias de terror ambientadas en Escocia son un interés primario para mi y para este blog, así que resultaba seguro que este libro (y el más reciente El comepecados y otros relatos malditos de Fiona Macleod) terminarían en mi biblioteca. Por otra parte, mi conocimiento sobre la obra de John Buchan se había limitado a la más conocida de sus obras, Los treinta y nueve escalones (historia clásica de espionaje/aventuras, de la que por otra parte no soy muy fan), por lo que no sabía muy bien que encontrarme en una colección de historias de terror. En ese sentido el libro ha sido una agradable sorpresa, aunque le falte para ser una obra redonda.

El vigilante del umbral y otras historias escocesas de terror se abre con una introducción escrita por el también traductor del volumen, Alberto Ávila Salazar, que hace un breve repaso biográfico y bibliográfico de John Buchan, así como una contextualización de los relatos que se presentan en la antología.  Curiosamente la ordenación de los relatos resulta un poco dispersa, sin seguir un criterio cronológico ni particularmente temático (al menos no uno que pudiera ver). Como es habitual en mis reseñas de colecciones de cuentos no me voy a detener en cada uno si no en aquellos que me parecen, por uno u otro motivo, más interesantes.

Un buen puñado de relatos, especialmente los primeros cronológicamente (Un viaje de poco provecho y La canción del páramo), entroncan directamente con el acercamiento folclórico del renacimiento céltico, my asociado a la publicación de antologías como las Popular Tales of the West Highlands de John Francis Campbell of Islay, con un tono y formas entre la leyenda popular y la reelaboración literaria de la misma. Especialmente el primero, que en su forma es un relato contado por un informador popular, que afirma haberse encontrado con el diablo,  podría salir casi idéntico en alguna de esas recopilaciones de narrativa popular tan habituales en la segunda mitad del siglo XIX. En Comedia a la luz de la luna, este mismo material de corte folclórico es utilizado con efectos humorísticos, mientras que otros podrían entrar más en el terreno de la fantasía, incluso del realismo mágico, de forma más o menos directa. En realidad, y pese al subtítulo del libro, solo una parte de las historias (para mi la parte más interesante) pueden calificarse como historias de terror.

Tierra de nadie (publicada originalmente en 1899), aunque comienza con un acercamiento igualmente folclórico, es lo que podríamos llamar una fantasía terrorífica picta. Parece claramente influenciados también por el mismo avance de esta literatura etnográfica, en particular la popularización de las teorías de David Mac Ritchie (con libros como The Testimony of Tradition de 1890 o Fians, Fairies and Picts, 1893). Mac Ritchie, aunque se apresura en sus obras a presentar antecesores de la misma y en, última instancia, se vincula a la corriente evemerista (aquella que busca explicar la mitología fundamentalmente como una deformación de hechos y personajes históricos), había revolucionado el panorama de la etnografía británica con su idea de que los cuentos de hadas derivaban de la supervivencia hasta tiempos históricos de un pueblo primitivo de corta estatura y piel oscura anterior a la llegada de los primeros indoeuropeos. Ideas, que a través de Machen y Margaret Murray, conectan directamente con Robert E. Howard y su visión de la Pequeña Gente.  El relato en sí, más allá del interesante uso de estos motivos, resulta un poco irregular, con un final que se alarga demasiado, más allá del descubrimiento inicial y su clímax, de forma que sus imágenes más fuertes se pierden por la reiteración.

Si más arriba he mencionado a Machen, la influencia de este es más clara en el relato que da título al recopilatorio El vigilante del umbral. Aquí, de nuevo y como en la obra del galés, el peso mitológico del pasado pagano es casi asfixiante. Las corrientes del tiempo profundo apenas se vislumbran, mientras en su superficie unos humanos modernos sin fuerzas para confrontarlas. Todas estas manifestaciones se congregan en un fragmento de geografía imaginaria pero que Buchan traza como si se tratara de un terruño real.  Sin embargo, y llegado al paroxismo de la tensión, Buchan parece encogerse, asustarse de su propia efectividad, y ofrecer un final que resta fuerza a todo lo narrado, con un deje irónico que no termina de encajar con el tono casi apocalíptico de su desarrollo. Algo parecido le sucede a Skulle Skerry (el más tardío de los relatos presentados, de 1928), un fragmento de contenido narrativo casi nulo (pasan muy pocas cosas), pero que consigue un efecto de ambiente y tensión ciertamente magnífico. sin embargo  su final, de nuevo, arruina todo lo conseguido, dando una prosaica explicación mundana, y un poco absurda, a lo terrorífico.

Estos son, para mi, los más interesantes de los relatos contenidos en este volumen, unidos a otros que van de lo meramente curioso a lo ciertamente empalagoso, pero que en conjunto muestran una variedad de acercamientos a materiales que, igualmente, suelen estar enraizados geográfica y temáticamente en las  Tierras Altas. Una obra de interés irregular, pero con algunos momentos realmente reseñables, que merece mucho la pena si te interesan alguna de los temas tratados.

Puntuación: 7/10

Comentarios

  1. Hola! ¿Hay alguna manera de contactar en privado con el administrador del blog?
    Un saludo!

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    1. Buenas, gracias por comentar, siempre pensé que teniendo esto publicado con mi perfil de google mi dirección de google andaría disponible por ahí... pero estoy viendo que no :D. cadvalon@gmail.com (solo para cosas buenas)

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