África occidental en la época de SK: El reino de Benín

El titulo de la entrada, en blanco sobre unabanda azul,  sobre una de las imágenes de los bronces de Benín que se encuentran en el British. Representa una imagen de corte con un guerrero armado con una espada sobredimensionada ocupando la parte central.

El nombre es castellano Benín es la imperfecta transcripción a través del portugués del nombre en lengua yoruba Ubini. A veces conocido también como reino de Edo, aunque por simplificar reservaremos este nombre para referirnos al grupo étnico mayoritario de la nación, así como a su capital. 

Historia

El reino de Benín es una nación con una larga historia, según la tradición  fue fundado por el primer Oba (rey), Eweka I, en torno a finales del siglo XII. Ya antes el reino de Igodomigodo ocupaba el mismo territorio desde tiempos inmemoriales y eran gobernados por una línea de reyes-divinos (Ogiso). Sometiendo a otros pueblos, ciudades-estado y reinos como tributarios alcanza en el siglo XVI, según algunas fuentes, una población total de en torno al millón de almas. 

Hasta aproximadamente el siglo XIV, su territorio abarcaba poco más que la ciudad estado de Edo, pero a partir de esa fecha comenzó una constante pero lenta expansión en todas direcciones. Su victoria más importante, en tiempos recientes ha sido su victoria sobre el reino de Idah, al noreste de Benín, en 1517. Uno de los símbolos más característicos del Oba de Benín, el llamado "Pájaro de la profecía" o Ahianmwẹ-Ọrọ, proviene de una leyenda que dice que un pájaro parlante apareció ante el rey profetizando la derrota de Benín en esta guerra, pero el rey lo hizo matar y, tras la victoria, lo convirtió en símbolo de su poder, capaz incluso de vencer al destino. 

Así la época que nos ocupa, finales del siglo XVI y principios del XVII, marca un punto álgido del poder de los Obas de Benín, poder que comenzará a declinar durante el siglo siguiente. Aunque la influencia de la cultura de los Edo es notoria en todo el reino, este es una realidad heterogénea, en que los jefes y las tradiciones locales siguen teniendo mucha importancia. Esto significa también que los monarcas de Benín se encuentran casi constantemente en guerra, contra naciones vecinas o frente a revueltas y sublevaciones de sus vasallos.

Los contactos con Europa, de nuevo fundamentalmente Portugal, comienzan a finales del siglo XV  con una expedición comandada por Joao Afonso de Aveiro. El Oba de Benín incluso envía varias embajadas a la corte portuguesa, especialmente interesado en conseguir armas de fuego para sus ejércitos (algo que no llegó a conseguir en cantidad suficiente).

Además de las poblaciones de cultura y lengua Edo el imperio está poblado por gentes de lengua igala (al norte), igbo (al este) y sobre todo diversos dialectos yoruba (al oeste), junto con otros grupos étnicos menores.

Solo hace una generación el Oba Esigie (muerto en torno al 1550) luchó una guerra civil con su propio hermano, Arhuaran. Durante la misma los súbditos Igala aprovecharon también para sublevarse, situando el reino al borde de la desaparición. Sin embargo Esigie consiguió vencer a sus enemigos, en gran parte gracias al liderazgo y habilidad de su madre Idia. 

Hasta su reinado la tradición era que la madre del rey fuera ejecutada en el momento en que su hijo ocupaba el trono, pero Esigie creo para su ella el título de Iyoba (reina madre) y construyó su propio complejo real para ella en Edo. Se dice que Idia era una temible hechicera, pero también una renombrada guerrera, que comandaba ella misma los ejércitos de su hijo. Sin embargo se mantiene el tabú de que la Iyoba no puede volver a ver a su hijo una vez este ha sido coronado y solo deben comunicarse indirectamente.  

Ejercito

La mayoría de las tropas de Benín está compuesta por infantería, armados con lanzas y grandes escudos o con arcos, y con espadas como arma secundaria. También a menudo aparecen representados con altos yelmos y armaduras de cuero, tela acolchada o de bronce, al menos en el torso. Ocasionalmente, por ello, tienen problemas para enfrentarse a enemigos (como los igala al este) que confían más en el uso de caballería y en tropas rápidas y móviles. 

La introducción de armas de fuego es aún muy lenta y paulatina, y en su mayoría (como ya hemos visto en otras ocasiones) dependen más en el uso de pequeñas unidades de mercenarios europeos armados con ellas que en armar a sus propias tropas.

El rey normalmente comanda los ejércitos y es valorado por su valor guerrero, sin embargo al final del periodo que nos ocupa, el mando efectivo comienza a quedar en manos de funcionarios seleccionados y el rey se convierte en una figura más distante y ritual, que participa menos del mando militar pero también menos del gobierno diario del reino.

La guardia personal del rey es una unidad especialmente prestigiosa, que constituye un cuerpo particularmente bien entrenado y equipado, con llamativa armaduras teñidas de color rojo (el color que simboliza al rey) y con decoraciones y protecciones de bronce, son seleccionados entre los soldados más grandes y fornidos. 
El oba de Benin a caballao atraviesa las calles de su capital, representación artística con colores brillantes. El jinete va ataviado y equipado con las señales de la realeza de Benin y monta el caballo sin estribos, mientras un sirviente porta un parasol sobre su cabeza. Frente a él avanzan sus solddos, equipados con armaduras de cuero rojas y altos yelmos de bronce, así como anchas lanzas. Uno de ellos lleva dos leopardos con correas. La población de la ciudad se arodilla ante el paso del rey mientras unos músucios tocan tambores. Se observan algunos altos edificios de adobe con tejados muy inclinaos y pináculos de gran altura.


Economía

La economía del reino es fundamentalmente agrícola, con excedentes importantes gracias a la fertilidad de la tierra en torno al río Niger, aunque también es un terreno susceptible a la erosión, por lo que obras públicas como la creación de diques y terrazas son muy importantes para garantizar las cosechas. La explotación de recursos forestales también forma parte de la riqueza de muchos distritos del reino, especialmente en la zona central.

Sin embargo la costa, especialmente en torno a la desembocadura del Níger, al suroeste del reino, es fundamentalmente pantanosa, compuesta de manglares y otros terrenos pobres para el trabajo agrícola y escasamente poblada en general.

Benín cuenta con reservas minerales de hierro y sus artesanos son apreciados en la región en la fabricación de armas y herramientas. También tiene importancia la artesanía en marfil y en bronce. La tradición artística de Benín alcanza niveles de refinamiento muy elevados, especialmente la escultura. Es inevitable aquí comentar que gran parte de esas piezas artísticas, especialmente las placas que bronce que decoraban el palacio real, fueron saqueadas por las tropas británicas en el siglo XIX y hoy se hayan dispersas por museos de todo el mundo, especialmente la colección del British.

El reino, además, se ha enriquecido con el comercio, especialmente con las regiones del interior y, por su posición estratégica, convirtiéndose en una pieza fundamental del entramado comercial europeo, fundamentalmente portugués en la época que nos ocupa. 

Así la ciudad de Oko (también llamada Eko y conocida por los portugueses como Lagos), situada en el extremo occidental del reino y con su estratégica posición en una isla frente a la costa, es para mediados del siglo XVI un importante centro de exportación de telas y se convertirá más adelante en uno de los mayores centros del comercio atlántico de esclavos. 

Los principales productos de exportación por parte de Benin son como hemos dicho las telas, el marfil, el aceite de palma y, especialmente en esta época, la pimienta. Los compradores son fundamentalmente portugueses, pero según avanza el periodo comerciantes de otras naciones (castellanos, franceses y holandeses fundamentalmente, con algún inglés ocasional) se hacen más comunes.

Como moneda se utilizan sobre todo manillas de cobre o bronce, piezas con forma de herradura que podían llevarse como brazaletes. Normalmente estas eran obtenidas a través del comercio internacional con los europeos, y en ocasiones eran fundidas para utilizar el metal para otras funciones. Su valor podía variar mucho dependiendo del peso y el lugar, eran más abundantes y baratas en la costa que en el interior por ejemplo.

Como ya hemos comentado en otras culturas de la zona, existen gremios (Otu en lengua edo) dedicados a diversas labores artísticas, artesanales o culturales bajo protección regia.  Entre los 68 gremios que se dice llegaron a constituirse podemos podemos mencionar los puramente artesanales como tejedores o herreros pero también los doctores, especialistas rituales, músicos y narradores. La pertenencia a un gremio es hereditaria y pasa de padres a hijos. El gremio, administrado por un consejo del que forman parte los miembros más veteranos, así como algunos funcionarios nombrados directamente por el oba o por su primer ministro, determina las normas de la producción, determina los precios y resuelve las disputas entre sus miembros y de estos con los ajenos al mismo. 

Estructura política y social

A la cabeza del estado se encuentra el rey, Oba, cuyo poder es absoluto y casi divino. Es la suprema autoridad política, militar y religiosa de su pueblo. También es el juez supremo en toda disputa legal, aunque estas habitualmente son resueltas por jueces y funcionarios nombrados por la corona. Se trata de una sociedad fuertemente estratificada y jerárquica, en que la nobleza hereditaria ocupa una posición de privilegio significativa.

Sirviendo al rey hay una extensa burocracia, centrada en el palacio real, y también una serie de jefes hereditarios (que reciben el título de Enogie) que gobiernan distintas regiones del reino en nombre del Oba. Los jefes de más alto rango forman un consejo consultivo, llamado Uzama. También cuenta con un consejero principal o primer ministro, que recibe el título de Iyase. 

Como ya comenté anteriormente los artesanos y trabajadores especializados (desde carpinteros a músicos) están organizados en gremios, también centralizados en la capital del reino. Allí se encuentran agrupados en barrios concretos de la capital, que son normalmente designados por el nombre de dicho gremio. Es el gremio también el encargado de mantener el orden en su respectivo barrio.

Muy completo mapa del reino, lamentablemente en Alemán, pero se puede ver los distintos núcleos urbanos, los grupos étnicos que conforman el reino y los pueblos cercanos

La capital: Edo

La ciudad de Edo está rodeada y dividida por un complejo sistema de grandes terraplenes y fosos defensivos (llamados en la lengua edo "iya"), de espectaculares proporciones (extendiéndose hasta rodear aldeas y pueblos enteros en su entramado), alabados por su simetría y organización ya por los primeros exploradores europeos. Construidas en varios momentos entre el siglo X y el XV estas defensas fueron en su mayor parte arrasadas por los británicos en 1897.

Un visitante portugués del siglo XVII compara favorablemente el tamaño y organización de la ciudad con el de Lisboa, comentando las calles rectas, las grandes casas y la seguridad de sus habitantes. 

La ciudadela real y el palacio está separado del resto de la ciudad por otro de estos terraplenes y constituye casi su propio mundo, con sus propias estructuras sociales en las que prima la existencia de tres secciones y sociedades iniciáticas principales Iwebo (que se encarga de los suministros al palacio y de los almacenes y talleres dentro del mismo), Iweguae (servicio personal del monarca, se encarga de la residencia real en si misma) e Ibiwe (servicio del harén real). 

Religión y cultura

La religión propia del reino de Benín, es decir de los edo, está muy relacionada con la de sus vecinos yoruba, influyéndose mutuamente a lo largo del tiempo (y también a las religiones de la diáspora africana). Especialmente mantiene importantes lazos míticos  con la ciudad de Ife, incluso según algunas versiones el primer Oba descendía de la dinastía real de Ife (una de las ciudades yoruba).

Creen en la existencia de una deidad suprema celeste, Osa o Osanobua ("Osa de la casa"), que reside en Elimi o Erivi (el cielo), donde también se retiran los espíritus de los antepasados. A veces Osanabua cuanta con una contraparte malvada Osanoha ("Osa del territorio salvaje"), creador de las cosas negativas para el ser humano, como la enfermedad o las fieras. La corte celestial de Osa está formada por un gran número de deidades, hasta 201, entre las cuales algunas de las más importantes son Ake, Ochwaie, Olokun y, especialmente, Ogun. otra figura muy presente en los mitos es Esu, un tramposo (tipo de deidad juguetona, y a veces maliciosa, cuyas trastadas a menudo terminan desembocando en la creación de nuevas costumbres, aunque muchas veces de forma accidental)

Ogun es, posiblemente, uno de los dioses más reconocidos (también como hemos dicho entre los yoruba) es el dios del hierro y así aúna aspectos de dios de la guerra con otros de dios civilizatorio y cultural. Es el primer guerrero y cazador, el que abre los caminos y el que funda dinastías.

En la mayoría de pueblos y asentamientos un poste de madera, con una tela blanca envolviéndolo, sirve de imagen de Osanobua, y en muchos además se elevan templos dedicados a algunas deidades en particular. Estos dioses personalizados conviven con las creencias de tipo puramente animista  (más comunes según nos alejamos de las ciudades) y los espíritus locales y familiares, con personalidades más difusas y que, a menudo, adquieren forma animal. 

Los sacrificios humanos eran practicados como parte de la religión estatal y las ceremonias reales, aunque la escala de los mismos es discutida, posiblemente exagerada en algunas fuentes (hay que tener en cuenta que mucho de lo que sabemos sobre el tema fue escrito por los británicos para justificar su invasión del reino y es muy posible que sus cifras estuvieran hinchadas).  Parece que la forma más común era la decapitación, y que en algunos casos los sacrificados eran seleccionados entre los criminales. 

Algunos misioneros católicos llegan a Benín a lo largo del siglo XVI, con un éxito más bien limitado aunque tenemos constancia de la existencia de individuos conversos ya en torno a 1510 e incluso es posible que una iglesia llegara a levantarse en Edo en este periodo (aunque no existe constancia arqueológica que lo confirme).

Los edo de condición libre, no así las poblaciones sometidas o los esclavos, al alcanzar la condición de adultos reciben el iwu, un tatuaje en el torso que marca su pertenencia a dicho pueblo y que tiene la apariencia de unas líneas verticales oscuras. A veces también llevan tatuajes indicando entre las cejas o en las mejillas. 

Otra imagen deo Oba de Benin por Angus McBride. En este caso el rey está en primer plano, con un guardia armado con unarcabuz. Un poco máslejos bemos unos comerciantes portugueses pidiendo audiencia y aún más atrás unas cuantas figuras de sirvientes y similares. También la silueta de lla entrada  un edificio en Edo.


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