Cosas para leer: Rocketeer Adventures (tomo 2)




La continuación de la colección antológica de IDW sobre Cliff Secord, su novia Betty y su mochila voladora que comparte la mayoría de aciertos y fallos del tomo anterior. La edición es implacable, en este caso con una portada estilo cartel bélico de Darwyn Cooke, y las historias son bastante correctas, pero muy pocas cuentan algo más allá de una mera anécdota. 

Los dibujantes en general consiguen buenos resultados, especialmente buenas me parecen las ilustraciones de Colin Wilson, Chris Sprouse o Jean Paul Leon en sus respectivos fragmentos, pero en cuento al guión ninguna de estas historias resulta memorable.

Es curioso descubrir que la historia realizada por Louise  y Walter Simonson (“War Hero”) y la que guioniza y dibuja John Byrne compartan muchos elementos en términos de guión, aunque la del matrimonio Simonson sirve para añadir un episodio más a la historia de como Rocketeer terminó implicado en el esfuerzo de la guerra mientras que la de Byrne resulta bastante superflua.

David Mendel y J Bone realizan un “homenaje” (o parodia) de la serie de John Carter de Marte, e imitadores, que a mi entender resulta fallida, tanto por lo inadecuado del tono demasiado fantástico como por lo poco creíble del chiste principal.

Graciosa es la amable viñeta, aunque lamentablemente la cronología resulte imposible, que ofrece el creador de la imprescindible Usagi Yojimbo, Stan Sakai, que hace cruzarse los caminos de The Rocketeer y otros futuro héroe volador, además de su futura archinémesis.

Ya he mencionado antes el espectacular dibujo de Colin Wilson y esa historia, titulada “Work to do” y guionizada por Tom Taylor al menos consigue trasmitir cierto sentimiento con otra anécdota situada durante el servicio bélico de nuestro héroe.

Peter David guioniza una humorada protagonizada por un cruce entre The Rocketeer y el Pato Lucas, The Ducketeer”, que fracasa, en mi opinión, por lo poco adecuado de la elección de dibujante, el por otro lado genial Sienkiewicz pero que hubiera encajado mejor en manos de un artista de estilo más caricaturesco.  Quizás habría sido perfecto para el mismo Kyle Baker que en su propia historia, “Butchy Saves Betty”, hace un trabajo muy por debajo de sus capacidades.

La conclusión es muy similar a la que extraía del tomo anterior, correcto homenaje, dibujos espectaculares y guiones que consiguen el aprobado, con algunas excepciones para bien y para mal.

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