Cosas para leer: Visiones del futuro, por Tom King y Gabriel Hernández Walta


La Visión es un personaje clásico que ha tenido la historia convulsa y confusa de cualquier personaje con su edad, sin embargo hasta ahora ha tenido poca suerte en sus historias en solitario y la mayor parte de estos eventos han tenido lugar en las colecciones de los Vengadores. Hoy, cuando el personaje ha llamado la atención por su aparición en la franquicia cinematográfica, Marvel intenta de nuevo crear una serie protagonizada por el "sintezoide". 

Este tomo contiene los números 1 a 6 de esta nueva serie, que Tom King inicia creando un marco diferente para el personaje, aunque la presencia de los elementos clásicos (la relación con los Vengadores, su historia con la Bruja Escarlata)  siguen presentes. La Visión se traslada a Washington como enlace de los Vengadores y, continuando con sus intentos de ser más humano, decide "crear" una familia con la que vivir: una esposa, dos hijos y todos los rasgos propios de la típica vida suburbana norteamericana. 

Por supuesto nada puede ser normal o común cuando los protagonistas son un grupo de androides, con sus rarezas y su incomprensión de algunas de las bases del comportamiento humano. El comic se abre con la clásica visita de los residentes a los nuevos vecinos, pero ya desde el principio introduce un desasosiego constante mediante unos textos de apoyo que dejan caer preocupantes referencias al futuro. Sin embargo este contraste acentúa aún más sus rasgos propiamente humanos, su  esfuerzo por encajar pese a las obvias dificultades es a veces terrorífico y otras enternecedor.

La estructura de la serie debe mucho a las series modernas de televisión, y no tanto al comic de superhéroes "tradicional", al menos en este primer tomo. Ya he comentado antes el recurso de los textos de apoyo, que casi podríamos llamar "voz en off", sirviendo como complemento y contrapunto a la acción principal. No hay apenas peleas, y los uniformes o las bases secretas ocupan un papel totalmente secundario (al menos en este primer tomo), son las escenas cotidianas y los diálogos los que van conduciendo la trama a una serie de sorpresas y giros de guión que funcionan como elementos de suspense al final de cada capítulo.

El dibujo de Gabriel Hernández Walta, autor melillense, es también diferente a lo que estamos acostumbrados en el comic de superhéroes. Adecuadamente realistas, con fisonomías variadas y creíbles aún en los personajes secundarios. El dibujo juega con los diálogos, a veces ofreciendo un cruento contraste, a veces aumentando el efecto del dialogo, y con los silencios, dejando a menudo preguntas en el aire sobre el significado de lo que vemos. Cuenta además con un coloreado pictórico, de tonos apagados (a excepción de los brillantes colores de la familia Visión), y un diseño de página sobrio, cuyos encuadres de nuevo recuerdan a la producción televisiva.

Quizás lo peor de la colección es que ya en su propia forma y condición lleva inscrito cierta idea de caducidad, no parece probable que esta situación y estos personajes continúen más allá del arco en que nos encontramos. Es posible también que toda esta historia quede pronto olvidada en la larga continuidad del personaje  y que próximos guionistas no sepan como utilizar estos elementos originales para contar nuevas historias. Es posible que nos encontremos con una de esas historias definitivas, al estilo del Born Again de Daredevil, que luego pueden convertirse en losas en la espalda de los personajes, incapaces de aportar nada que supere ese punto álgido pero condenados a referirse constantemente a él. Para los más interesados en la continuidad también se hace un poco difícil asumir la posición de esta serie respecto a los eventos narrados de forma paralela en los Vengadores, que no parecen tener relación entre sí.

Un gran comic que recomiendo encarecidamente pese a estos inconvenientes, menores.. 

Puntuación: 9/10

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