Cosas para ver: Black Panther de Ryan Coogler


Llega otra película del MCU y se repite el ciclo de críticas entusiastas de la mayoría de medios, con escasas voces discordantes (92% en Rotten Tomatoes mientras escribo esto) y, además, unas impresionantes cifras de entradas ; en este caso, como pasó el año pasado con la producción de DC Wonder Woman, hay además un subtexto político que hace que algunas de las reseñas, positivas y negativas, parezcan más motivadas por el significado de la película que por la película en si misma (solo hay que leer la reseña del conservador National Review o la del liberal Slate Magazine, que lo expresa literalmente). Es imposible determinar cual habría sido la reacción si esta película hubiera sido estrenada en otro momento y en otra situación distinta a la actual, cuando parece que la guerra cultural entre derecha e izquierda norteamericana está alcanzando constantemente nuevas cuotas.

La película se inicia con un prologo que se sitúa en 1992 una de las barriadas tradicionales de la población negra americana, Oakland, en el año 92. Este hilo sirve como conexión entre la historia fantástica wakandiana y la realidad norteamericana, algo evidente durante el metraje. Wakanda es un paraíso tecnológico fantástico oculto bajo el disfraz de una nación del tercer mundo pero este prólogo en América y sus consecuencias proporcionan cierto nivel de identificación para el público afroamericano. 

Por otra parte algunos momentos de la película siguen un esquema totalmente Bondiano, con visita a Q y misión en un casino en una localización exótica incluida. Demuestra así la visión de los responsables y autores de la franquicia de inyectar distintos elementos genéricos en distintas series individuales para distinguirlas. 

Reaparece Andy Serkis en el papel de Klaw pero la verdadera estrella de la función, al menos en el lado de la oscuridad, es el Erik Killmonger Stevens de Michael B. Jordan el que destaca, y amenaza con robar la película a su protagonista con una interpretación oscura pero indudablemente carismática.  

Chadwick Boseman (en el papel de Black Panther/T'Challa) es correcto, demasiado distante durante algunas escenas de corte, mientras que resulta más fresco en aquellas donde puede lucir un poco de ironía o calidez. Angela Basset era la elección obvia para interpretar a la reina madre mientras Shuri ,la hermana del protagonista interpretada por Letitia Wright, es totalmente recreada como una inventora y experta tecnológica. 

Muerto el rey T'Chaka (John Kani) en Civil War el papel de figura paterna recae en un infrautilizado Forest Whitaker como Zuri. Danai Gurira interpreta a Okoye, la comandante de las Dora Milaje, y Lupita Nyong'o a Nakia, espía wakandiana y antigua pareja de T'Challa, elementos inspirados en parte por la interesante etapa del cómic guionizada por Christopher Priest a finales de los 90 (recientemente reeditada). 

En general las interpretaciones de los wakandianos no se ven ayudadas por una inconsistentea aproximación al problema del idioma: los personajes fluctuan entre el wakandiano (en realidad isiXhosa), usado esporádicamente, y el inglés sin una lógica profunda, sin una excusa o reflexión.

La película tiene problemas, uno de los principales es el absurdo personaje interpretado por Daniel Kaluuya (W'Kabi), cuyos cambios de opinión, y desarrollo en general, no parecen justificados ni explicados adecuadamente. O la tendencia de las películas de Marvel de eliminar a personajes interesantes de forma sistemática. También está lastrada de cierta previsibilidad en la sucesión de escenas que llevan desde el último tercio de la película hasta su final, algo confuso. 

Además deja abierto un problema fundamental de los elementos de ciencia ficción de los comics llevados a un mundo de apariencia real, las cosas increíbles parecen no afectar al mundo tal y como lo conocemos, que sigue más o menos igual pese a las invenciones de Tony Stark, los alienígenas atacando Nueva York o la presencia de dioses escandinavos en las noticias. 

Sin embargo, pese a estos problemas, la obra es visualmente potente, con suficientes elementos característicos para distinguirse de otras películas del MCU. El guión toca superficialmente, y con un discurso tibio, problemas profundos de raza e identidad, pero es, sobre todo, un producto de entretenimiento correcto que no quiere, ni puede, atacar las bases del sistema que lo alimenta pero que, aún así, intenta plantear cuestiones del mundo real. 

Puntuación: 8/10

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