Permitidme que reseñe ahora un cómic que ya tiene unos años, fue editado en España por Recerca ya en 2005 pero que no paro de encontrar en ofertas y saldos (al menos este primer tomo). Este volumen incluye los 12 primeros números de la colección, en blanco y negro, y ofrece una cantidad, y calidad, notable.
Aunque el género de superhéroes es una construcción netamente norteamericana, y podríamos analizar como diversos elementos proceden directamente de este origen, me resulta fascinante como los autores británicos deforman el género a través de sus propias lentes y producen casi siempre una visión particular del mismo.
Los grandes guionistas norteamericanos modernos parecen asumir a los héroes enmascarados como parte de una tradición a la que desean pertenecer. Los británicos, desde el clásico Alan Davis a los más experimentales como Grant Morrison (que sin embargo ha conseguido convertirse en un estándar), parecen más abiertos a jugar con significados y significantes, a romper las normas, por ello quizás algunas de las más fundamentales revisiones del género proceden de autores nacidos en las islas.
Al mismo tiempo puede observarse en ellos ciertos rasgos comunes, especialmente la influencia de la tradición literaria, tebeística y televisiva británica, especialmente ese icono british que es Doctor Who pero también las series y personajes de 2000 AD o Hotspur. En este sentido este Todo solía ser en blanco y negro puede relacionarse, más o menos directamente, con el Albion de Moore o el Zenith de Grant Morrison: como estas un producto nacido de una combinación de estas dos tradiciones.
El dibujante y guionista inglés Paul Grist saltó definitivamente a la fama con un cómic independiente de género negro, Kane, y en este proyecto se lanza al género superheroico. Pero si la ideal New Eden de Kane era una ciudad americana, aquí nos cuenta una historia de ambientación típicamente inglesa.
El personaje principal, Jack Staff, es un trasunto del Union Jack de Marvel, la semilla de la historia era una propuesta a Marvel para dicho personaje. Se trata de un héroe envuelto en la bandera británica, con aventuras en la Segunda Guerra Mundial y hasta la actualidad, incluyendo un sonoro encontronazo con un poderoso vampiro (quizás la parte menos original de este tomo ya que remeda muy de cerca el enfrentamiento Union Jack/Barón Sangre).
Junto con Jack Staff en este primer tomo aparecen decenas de personajes más, desde un héroe americano claramente reflejo del Capitán América (y el resto de los Invasores) hasta organizaciones secretas del gobierno británico, los misteriosos agentes de Q, o personajes clásicos de la cultura pop británica, como el mítico Spider. En el papel casi de coprotagonista destaca la periodista Becky Burdock, que trabaja para un infame periódico sensacionalista, también muy británico, lo que le llevará a encontrarse repetidamente con los sucesos extraños en los que se ve envuelto nuestro protagonista, que a menudo tienen un aspecto sobrenatural o paranormal. También el uso del humor, normalmente sutil (incluyendo la parodia de algunos autores, o si no decidme que no os recuerda a nadie Morlan el Místico) es notable.
El personaje principal es falible y imperfecto, es derrotado en más ocasiones de las que estamos acostumbrados y a veces sólo consigue sobrevivir por suerte, o par la intervención de otros personajes. No descubrimos mucho sobre su origen, su pasado o incluso la naturaleza de sus poderes, más allá de constatar su gran longevidad y un anodino trabajo como albañil en la imaginaria ciudad de Castletown. No descubrimos nada en torno a una profunda motivación para ser un héroe ni, en general, le vemos enfrentado a criminales comunes, es más un aventurero que un justiciero y, en realidad, a menudo parece tropezarse con los problemas más que otra cosa.
El dibujo de Grist es muy personal y muy alejado de los estándares del género, utilizando los bloques de blanco y negro y a menudo el espacio negativo para perfilar figuras; es un dibujo que parece esquemático y con elementos caricaturescos, pero que trasmite perfectamente los ambientes y los personajes. Sobre todo Grist hace un uso magistral de la narrativa, especialmente en alguno momentos más experimentales en que juega con el medio o el tiempo narrativo. Esta forma no lineal y fragmentaria de contar la historia, que ya era una característica fundamental en Kane, puede resultar algo confusa en algunos momentos, especialmente si estamos acostumbrados al estilo más convencional de la mayoría de superhéroes comerciales.
Un cómic de superhéroes recomendable también para aquellos a quienes no les gustan los superhéroes (pero si la ciencia ficción, el terror y el fantástico en general)
Puntuación: 9/10
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