Cosas para leer: Weird Tales 1938, varios autores


Otra edición facsímil de Barsoom aunque en este caso se trata de un falso facsímil ya que en realidad es un recopilatorio de historias aparecidas en la revista durante un año, 1938, y no la reproducción de un número concreto.

 Van ya tres volumenes aparecidos con estas mismas características, los otros dos dedicados a 1934 y 1942 respectivamente sin que nada en la edición de este volumen permita indagar más sobre los motivos de elegir esos años en particular o de justificar la selección de relatos elegidos.

La edición tiene un tamaño muy similar a la del Capitán Futuro, aunque ligeramente más grande tanto en ancho como un alto, sigue sin alcanzar el tamaño original de las revistas. Combina imágenes originales de la revista, ilustraciones de los relatos que incluye, con anuncios extraídos también de la misma y algunos logos originales. La única aportación textual, más allá de la selección y traducción, es la presencia de un índice de los números de la revista aparecidos en dicho año y sus contenidos. También aparece un extracto del correo de los lectores de la revista (The Eyrie) en que aparece, también, algunos nombres conocidos como Manly Wade Wellman o Henry Kuttner.

La selección de relatos se abre con el Jardín de Adompha, una obra menor de Clark Ashton Smith con alguna imagen particularmente desasosegante pero poco desarrollo dramático. Este será un rasgo común de la mayoría de historias más cortas del volumen, que giran en torno a una anécdota o giro siniestro y no llegan a elaborar historias complejas.

Caminos de Seabury Quinn ocupa unas veinte páginas y ofrece mayor desarrollo, pero sigue ahondando en la idea de que definitivamente la obra de Quinn no es para mi. Un absurdo relato navideño, teñido de pinceladas de racismo (especialmente de un antisemitismo paradójico), narrando el origen de Santa Claus (ignorando o prefiriendo obviar a San Nicolás). Las pocas ideas interesantes, me resulta curiosa la aparición de los elfos por poner un ejemplo, no compensan un relato que resulta, para mi, poco convincente y conceptualmente bastante peliagudo. 

Los ojos de la momia es un corto relato del jovencísimo Robert Bloch, que es una continuación independiente de otros relato  The Secret of Sebek (aparecido en la revista en noviembre del año anterior) con una historia de maldiciones egipcias que resulta divertida pero quizás demasiado tópica.

En mi opinión la joya del volumen es la aparición de uno de los mejores relatos de terror, si no el mejor, escrito por Robert E. Howard: Palomas del infierno. Un magnífico ejemplo de gótico sureño en que el narrador encuentra extraños fenómenos en una vieja plantación abandonada. Es un relato que ya se ha publicado varias veces en castellano (por ejemplo en el recopilatorio El Valle del gusano y otros relatos de horror sobrenatural de Valdemar o en el reciente  Luna de Zambebwei y otros cuentos de vudú y magia africana de Costas de Carcosa) pero nunca está de más publicarlo de nuevo.

A continuación encontramos la breve historia extraña, no puede calificarse propiamente de terror, con el título La isla del durmiente y escrita Edmond Hamilton, el autor de gran parte de las aventuras del Capitán Futuro y más conocido por su contribución a la ciencia ficción. 

August Derleth escribe una breve historia de fantasmas clásica en Tres caballeros de Negro, lejos de los Mitos de Cthulhu en este caso. 

El espejo mágico de Algernon Blackwood se añade a las historias cortas y un poco intrascendentes con una anécdota en las mesas de juego relacionada con el objeto del título. 

Con La ciudad sin nombre de Lovecraft nos encontramos de nuevo ante una problemática similar a la de Palomas del infierno, un buen relato, correcto ejemplo del estilo de Lovecraft con un narrador perdido en unas ruinas inhumanas, pero que ya ha aparecido en varias compilaciones y recopilatorios con anterioridad. Se trata además, aunque aparezca en este recopilatorio de 1938 de un relato temprano de Lovecraft (escrito en 1921) y publicado por la revista un año después de su muerte. En realidad la presencia de Lovecraft y Howard (recordemos, muerto en 1936), por partida doble ya que se incluye también un poema escrito por cada uno, resulta un poco necrófila.

El último relato es El hombre de nieve por la, al menos para mi, desconocida Loretta Borough, precisamente repitiendo el único relato de la autora que ya había aparecido anteriormente en castellano. De nuevo una historia terrorífica menor, aunque con un elemento levemente novedoso, que crea una tensión creciente con cierta habilidad.

La portada reproduce la de Abril, una ilustración de Virgil Finaly correspondiente con el relato el Jardín de Adompha. De su autoría son la mayoría de las ilustraciones que adornan los relatos y también una ilustración de un siniestro guerrero esquelético realizada en base a un poema de Henry Wadsworth Longfellow. 

En definitiva se trata de una buena selección de autores de la revista y de historias, si bien la mayoría sean historias que han sido publicadas anteriormente en castellano (algunas muy recientemente) y quizás se eche en falta un mayor número de relatos inéditos o autores menos conocidos

Puntuación: 6/10

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