Londres en la época de Solomon Kane (parte VI): Criminales


Londres tiene un significativo submundo criminal, formado por una serie de bandas, grupos e individuos que realizan las más variadas actividades delictivas, de las que aquí solo me detendré en algunas de las más llamativas.

Muchos de estos criminales profesionales se refugian en áreas fuera de la jurisdicción directa de la ciudad como las llamadas libertades (zonas dentro de la ciudad pero dependientes de otras autoridades, normalmente ausentes) o antiguos terrenos eclesiásticos, donde sigue aplicándose en parte el antiguo derecho de santuario (es decir que la justicia ordinaria no podía alcanzarte si tomabas refugio en una iglesia o monasterio, al menos durante 40 días). 

Así se consideran los epicentros de actividad criminal la sección de  Whitefriars conocida como Alsatia (junto al Temple), algunos edificios ruinosos en la libertad de Savoy o Saboya (paradójicamente muy cerca del Strand y sus mansiones), o las libertades de the Mint  y de the Clink, ambas en Southwark. En estos distritos sin ley efectiva pueden encontrarse tabernas sin licencia, locales de juego ilegal, prostíbulos y tiendas donde se vende material robado. También solían ser algunas de las calles más oscuras y peor mantenidas de toda la urbe, ya que las autoridades no se molestaban en su mantenimiento.


¿Policía? 

La ejecución de la ley, y las básicas investigaciones del crimen, como interrogar a los testigos, quedaban en manos de los condestables, adscritos a los distritos (entre 4 y 12 por distrito) donde eran asistidos por los guardias del mismo (de los que ya hablé en la primera entrada). Además, supuestamente, todos los ciudadanos tenían el deber de colaborar con los condestables en la persecución declarada de un criminal (aunque raramente lo hacían). 

No existía ninguna clase de cuerpo conjunto para toda la urbe y, a menudo, la descoordinación jugaba malas pasadas. Era un trabajo poco valorado, mal remunerado, y que la mayoría de ciudadanos preferían evitar, por lo que muchas veces recaía en individuos ineptos y/o corruptos.

En caso de producirse una muerte misteriosa, si había sospecha de asesinato o de suicidio (que era un crimen que significaba la confiscación de los bienes del fallecido y el entierro infamante del cadáver), el condestable debe dar aviso a otro funcionario, el coroner (a veces traducido como forense, otras como juez de primera instancia).Este debía iniciar la investigación para determinar la causa de la muerte; para ello debía convocar un jurado de residentes del área y examinar el cuerpo, interrogar a posibles testigos y reunir evidencias. En caso de que se determinara que efectivamente se trataba de un asesinato este debía ser juzgado por un tribunal ordinario con posterioridad (en el caso de determinar que era un suicidio  o muerte accidental su decisión era concluyente). 



Francés del buhonero (la lengua de los ladrones)

Los criminales de Londres tienen su propia jerga, derivada del inglés, conocida como "francés del buhonero" o cant. Algunos autores intentan ofrecer diccionarios de esta jerga a los lectores, si tienes mucho interés puedes ver el glosario más antiguo conservado (en un libro de  1566, páginas 79 y siguientes de este pdf). 

En términos de reglas de SWADE el Francés del buhonero es una habilidad de idioma con algunas peculiaridades. Puede utilizarse como habilidad no entrenada, por cualquiera que hable inglés, pero para pasar información a otra persona sin que una tercera entienda lo que se está intentando trasmitir debe hacerse una tirada enfrentada de la habilidad (entre el emisor y el oyente al que se intenta excluir). Además la ventaja Callejear proporciona un +2 a cualquier tirada de esta clase, aunque no se posea la habilidad.


El privilegio clerical

Esta triquiñuela legal británica era explotada por muchos condenados (varones) para escapar o minimizar sus condenas (especialmente cuando la pena esperada era la condena a muerte) consistía básicamente en reclamar el antiguo privilegio de los clérigos de ser juzgados en tribunales eclesiásticos (cuyas condenadas eran menos duras y no incluían la pena de muerte) y no en cortes civiles. 

Desde el siglo XIV se había extendido este privilegio a cualquiera que pudiera leer un fragmento de la Biblia, en particular se recurría al primer versículo del Salmo 51 ("Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones"), lo que significaba que incluso alguien iletrado podía memorizarlo, y fingir que sabía leer, para acogerse a este privilegio. Por esa razón ese versículo llegó a ser conocido como el "versículo del cuello" (ya que recitarlo podía salvarte la vida).

Desde 1575 esta trampa legal (o medida de clemencia encubierta) solo podía utilizarse una vez: aquellos que lo reclamaban, sin ser efectivamente miembros del clero, eran marcados con una cruz en el pulgar de la mano izquierda y condenados a un año de prisión, no pudiendo volver a acogerse a esta circunstancia ante futuras condenas. 

Además algunos crímenes eran considerados demasiado graves para permitir esta clemencia, entre ellos el asesinato, la violación, el sacrilegio o la brujería, por citar unos cuantos;  puede que parezcan muchas excepciones, pero hay que tener en cuenta que la lista de crímenes que podían condenarte a muerte en el siglo XVI era muy larga. 

Por ejemplo el literato Ben Jonson (imagen superior)fue condenado por matar a su oponente en un duelo (que se consideraba un homicidio, no un asesinato), reclamó el privilegio clerical y fue marcado en el pulgar por ello.


"Pleading the belly" (Alegar el vientre)

Y si los varones podían alegar el privilegio clerical para evitar la ejecución había otra alternativa para las prisioneras, alegar que se encontraban embarazadas, al menos como forma de posponer la ejecución hasta después del nacimiento del bebé. 

Normalmente el alegato se presentaba durante el juicio, o en la pesquisa preliminar, y no era comprobado hasta semanas o meses después (cuando cuatro parteras eran enviadas a comprobar el estado del embarazo) por lo que tampoco era raro que la mujer buscara la forma de estar embarazada para cuando llegara el momento de la comprobación... aunque en realidad no lo estuviera en el momento del alegato.

No era infrecuente que después del nacimiento, y de pasar todo ese periodo en prisión, la mujer finalmente fuera indultada; pero teniendo en cuenta los peligros del parto en pleno siglo XVI (y más en dicho entorno insalubre) no era infrecuente que murieran en el mismo.

No puedo evitar pensar en los paralelismos con el manga y la película japonesa de Lady Snowblood (Shurayukihime, 1973, Toshiya Fujita) y en la posibilidad de un personaje con un trasfondo similar (nacida en la cárcel de una mujer condenada a muerte como instrumento de venganza contra los que la llevaron a esta situación) adaptado a la época de Solomon Kane.


Brujería

Desde 1542 el castigo para la brujería en el reino de Inglaterra es la muerte por ahorcamiento (no en la hoguera, reservada a los herejes), aunque  en la práctica (y especialmente a partir de la reforma de la ley en 1562) solo se aplicaba la pena máxima a quién hubiera usado sus supuestos poderes para dañar efectivamente a alguien, especialmente si había matado a alguien usando dichas artes mágicas.

El limite entre brujería (arte maligno condenado con la horca) y otras formas de magia (más o menos lícitas) es difuso y a menudo se basa en un sesgo de género y clase. Muchos hombres, de formación universitaria y posibles, practican formas de magia elemental, astrología, alquimia, hermetismo o cabalismo sin ser molestados, mientras que mujeres pobres, que practican la herboristería u otras formas de magia popular, corren peligro de ser condenadas por actos de lo más inocente o por pura mala suerte.

De todas maneras Londres, al igual que otras regiones del Sur de Inglaterra, no sufre la histeria colectiva ni ninguna caza de brujas masiva al estilo de los principados alemanes, Averoigne o Escocia. Se condena a brujas... pero en una escala mucho menor.


Mendicidad

La desaparición de las instituciones caritativas asociadas a los monasterios con la reforma había significado un endurecimiento de las condiciones de vida de la parte más pobre de la sociedad. Aunque diversas normativas obligan a las parroquias a retomar parte de esta labor (especialmente a partir de la década de 1570) la actitud de las autoridades ante los pobres es muchas veces más punitiva que compasiva

Carecer de trabajo o mendigar sin licencia (luego volveré a esto) podía ser motivo suficiente para ser recluido en Bridewell u otra prisión, supuestamente para aprender un oficio honesto y poder reintegrarse a la sociedad. 

El tema de las licencias para mendigar es un rasgo muy particular que merece una descripción adicional. Estas licencias, que el mendigo debía llevar consigo para mostrar a cualquier agente de la autoridad que se lo pidiera, eran dadas bien por las autoridades civiles de cada distrito o por las religiosas de cada parroquia. 

Usualmente estaban limitadas a un lugar o área de la ciudad y un periodo de tiempo determinado (por ejemplo podía tener licencia para pedir en el patio de San Pablo los domingos después de misa, pero no en otro momento o lugar). Además sólo se daban a aquellos que, por su edad o por sufrir alguna condición incapacitante, no podían trabajar de otra manera. Era el triste destino de muchos soldados veteranos (no existía nada parecido a una pensión para ello) que volvían a menudo a la ciudad con graves heridas o mutilaciones y sin ahorros de ninguna clase.

Por supuesto la falsificación de estas licencias era habitual, como lo eran las falsas mutilaciones y falsas enfermedades para hacer más creíble el engaño. 



Prostitución 

Hasta 1546 los burdeles, legalmente, solo podían encontrarse fuera de las murallas de la ciudad, en particular en Southwark y debían contar con una licencia eclesiástica. La prostitución callejera o por libre estaba estrictamente prohibida.

En ese año una ordenanza real oficialmente prohibió la prostitución en Inglaterra, lo que, en la práctica, se tradujo en que los burdeles (ahora ilegales) comenzaran a proliferar en otras partes de la ciudad. La situación prosperaba en medio de una una hipocresía rampante: todos condenaban públicamente a las trabajadoras sexuales (que se arriesgaban a sufrir penas de multas, azotes, el cepo o ser recluidos en Bridewell para su redención) pero las mismas clases dirigentes eran sus clientes más habituales y sus mantenedores. Por ello nunca hubo verdaderos esfuerzos por acabar con los burdeles más allá de redadas oportunistas o acciones puntuales. 

Incluso sabemos de honorables ciudadanos que eran, más o menos discretamente, dueños y beneficiarios del negocio sin que ello afectara grandemente a su estatus social.

La existencia o no de prostitución masculina en la época es un tema complejo y controvertido que las fuentes primarias y secundarias a menudo evitan mencionar. Está rodeado de un pudor y prejuicios adicionales que dificultan, enormemente, hacernos una idea de su alcance y naturaleza. 

Una acusación común es que los jóvenes actores (que a menudo interpretaban papeles femeninos) completaban sus ingresos mediante la prostitución, pero no podemos asegurar la veracidad de esas afirmaciones (normalmente lanzadas por los enemigos del teatro para demostrar su depravación) y en el caso de Mary Firth (a continuación) se afirma que actuaba como chulo de trabajadores sexuales de ambos sexos (y es la única referencia que he encontrado a mujeres como clientes).


Mary Firth (en torno a 1610)

También conocida como Moll la Cortabolsas o la Chica Rugiente, es un personaje real algo tardío (nacida en la década de 1580, su carrera criminal no comienza hasta el 1600 y muere en 1659) pero aún así digna de mención. 

Su vida está rodeada de leyendas, exageraciones e historias difíciles de demostrar, y ella misma era una constante propagandista de su leyenda, llegando a aparecer en los escenarios interpretándose a si misma.

Entre sus delitos probados se cuentan robos, peleas, duelos, la compraventa de material robado y el ya mencionado proxenetismo. También se le acusa del dudoso crimen de vestir con regularidad ropa de hombre. Sabemos que pasó algún tiempo recluida en el manicomio de Bedlam en torno a 1644, cuando fue declarada curada de una dolencia no especificada. 

Es una mujer fuerte y muy alta, de cabello rubio oscuro muy corto y rostro duro, con algunas cicatrices que le dan un aspecto agresivo.  Algunas versiones afirman que se sentía atraída por las mujeres o la convierten en precursora de la identidad trans, pero desconocemos hasta que punto esto es cierto.

Su principal actividad es comprar y vender mercancía robada, pero también planea golpes para que otros criminales los lleven a cabo (y luego se ocupa de vender el resultado de esos crímenes) desde su casa en Fleet Street (en plena Alsatia).

Atributos: Agilidad d8, Astucia d10, Espíritu d8, Fuerza d6, Vigor d8.

Habilidades: Apostar d6, Atletismo d6, Conocimientos generales d6, Disparar d6, Intimidar d6, Interpretar d8, Latrocinio d8, Notar d10, Pelear d8, Persuadir d8, Sigilo d4

Idiomas: Inglés d8, Pedlar's French d6

Paso: 6. Parada: 6 (7)  Dureza: 6

Ventajas: Callejear,  Conexiones (criminales de Londres), Famosa, Finta

Desventajas: Despiadada (menor), Canalla

Equipo: Ropera pesada (fue +d6, +1 a parada). Capa. Ropa elegante (masculina)


La escuela del crimen de Mr. Wotton 

Utilizando como tapadera una humilde posada cerca del muelle de Smart's Quay (en Billingsgate) Mr.Wotton establece en torno a 1585 una extraña academia: una escuela para criminales

En los sótanos de una poco llamativa taberna, el Jabalí azul, se instruye a los más hábiles rateros de la ciudad, particularmente en el arte de cortar bolsas y vaciar bolsillos. Se dice que toma como aprendices a muchachos muy jóvenes (pero nunca más de tres a la vez) y, como si fuera un gremio, recibe un porcentaje de cada uno de los hurtos de sus antiguos discípulos.  

Incluso sus socios saben sorprendentemente poco del pasado del señor Wotton; los rumores afirman que en el pasado fue un comerciante de no poca riqueza, pero alguna desgracia  le redujo a su condición actual. Además de Wotton otros adultos (unos cuatro o cinco matones) se encargan de dar clase y de la seguridad.

Es un hombre despiadado y frío, que no muestra afecto por sus pupilos y a menudo somete a los que fallan en las lecciones a azotes o castigos de otra clase. Sin embargo, en el mantenimiento de su negocio, prefiere no utilizar la violencia si es posible, confiando más en un soborno a tiempo que en métodos más agresivos.

Atributos: Agilidad d10, Astucia d8, Espíritu d8, Fuerza d6, Vigor d4.

Habilidades: Atletismo d6, Conocimientos generales d6, Latrocinio d10, Notar d8, Medicina d6, Pelear d6, Persuadir d4,  Sigilo d10

Idiomas: Inglés d8, Pedlar's French d4, Latín d6

Paso: 6. Parada: Dureza: 4

Ventajas: Asesino, Calculador, Ladrón

Desventajas: Avaricioso (mayor)

Equipo: Daga FUE+d4, Porra pesada fue+d6




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