Cosas para leer: Los cazadores solitarios de Tyler Crook

Bueno, es una regla de la vida que cuando uno hace una declaración más o menos pública de compromiso ("intento sacar una entrada cada 15 días más o menos) el destino tiene que empeñarse en arruinar tus planes y... bueno, aquí estoy y espero a partir de aquí recuperar la regularidad. 

Los Cazadores Solitarios es el primer volumen, publicado por Norma, que traduce la colección americana the Lonesome Hunters de Dark Horse, en la que Tyler Crook ejerce como autor completo (incluyendo la rotulación original). Crook es una autor que ha tenido una carrera notable aunque aún breve en los cómics, tras más de una década de experiencia en el terreno de los videojuegos. Comenzando con trabajo para Oni Press, su consagración fue el trabajo en la interesante Harrow County ya para Dark Horse y, en ese caso, colaborando en la escritura con el guionista Cullen Bunn, aunque ambos aparecen como creadores de la misma. Fue esta serie la que le permitió ganar su primera nominación a los Eisner en  2016 y lo que le abrió la puerta para este proyecto personal. Por el camino ha realizado trabajos también para el universo de Black Hammer y para el universo de Mike Mignola, influencias todas ellas que se pueden rastrear, o que parten de fuentes similares, en estas páginas.

Crook afirma que la idea de la serie le surgió por primera vez unos diez años antes del lanzamiento de la misma. La describe como una idea a la que volvía una y otra vez entre otros proyectos pero que, hasta ahora, no había terminado de encontrar su forma definitiva. 

El resultado se trata de una aventura sobrenatural, con elementos de terror y de fantasía moderna, en que los elementos sobrenaturales se entrelazan con la realidad periurbana norteamericana. El paisaje de gasolineras, carreteras y suburbios se abre a los paisajes solitarios y escenarios naturales que los rodean. En ese escenario conocemos a nuestros improbables protagonistas, por un lado tenemos a Howard Abraham, un anciano depresivo y solitario que oculta bajo su existencia gris un secreto sobrenatural y una misteriosa espada mágica (cuyo diseño no puedo evitar asociar a un bate de cricket), y Lupe, una adolescente huérfana que vive con su tío (un criminal de poca monta) en el mismo edificio donde Howard languidece. Un suceso aparentemente intrascendente, un hurto,  pone en marcha el mecanismo de sucesos sobrenaturales que lanzara a nuestros solitarios protagonistas juntos (nótese la paradoja) en su aventura. 

El libro en realidad se abre con la escena del pasado, en la forma en que en torno a los años 20, Howard consiguió la espada, al mismo tiempo que perdió todo lo demás. Pero Lupe se presenta pronto como la narradora de la historia y parece establecerse una dinámica entre el viejo cansado y la jovencita que descubre el mundo sobrenatural que hemos visto ya en otras ocasiones. Pero en este caso el viejo mentor resulta ser un personaje particularmente imperfecto, ni siquiera un gran héroe del pasado venido a menos, si no alguien atrapado por las circunstancias que no ha elegido y que nunca ha llegado a acomodarse el papel. Pero Lupe es también un personaje más complejo que el joven héroe habitual, mostrando unas grietas y limitaciones poco habituales. Especialmente es la idea de la pérdida y el trauma compartido lo que sirve como principal conexión entre ambos. 

Parece necesario hacer un comentario sobre el precio de la edición española, el debate de los precios es un tema muy complejo y es demasiado fácil hacer comentarios indignados sin conocer las verdaderas cifras en las que se mueve el mercado español y los márgenes de beneficios. Pero dicho esto, y teniendo en cuanta todos los condicionantes que queramos, 25 euros por 4 números parece un precio excesivo que puede echar para atrás a muchos lectores, la tapa dura (que hace el producto más resistente y le da una vida más larga en las baldas) encarece la edición, que en tapa blanda, puede encontrarse por precios significativamente más bajos en su edición original. 

El arte de Crook, que mezcla un dibujo aparentemente simple, con elementos casi animados (especialmente en los rostros), con un color de efecto pictórico que ayuda mucho a las distintas texturas narrativas de los distintos momentos destaquen entre si. La narración adquiere rasgos de planificación casi cinematográfica con un uso muy interesante del plano detalle y el primerísimo plano para trasmitir sensaciones y sentimientos que no se expresan verbalmente. 

Así el dibujo es posiblemente lo más llamativo de la miniserie, que resulta eficiente en su narración pero quizás tiene demasiado la sensación de ser únicamente un primer capítulo de una obra larga, y donde el recrearse en la belleza del estilo y la creación de ambientes afecta al ritmo en que se nos presenta la información. Este ritmo permite lucirse al Crook artista, pero también significa que la cantidad de historia en estas páginas no es particularmente densa. Algunas de las más intrigantes ideas presentadas, quedan como sugerencias de un universo mayor, al que apenas hemos podido echar un vistazo antes de que el tomo se cierre con la promesa de un nuevo viaje.

Puntuación: 7/10