Cosas para leer: La Sombra, la amenaza roja, de Walter B. Gibson

 


Esta historia apareció con el título original de The Red Menace en The Shadow Magazine vol.1 #4 (con fecha de portada de noviembre de 1931) bajo el pseudónimo habitual: Maxwell Grant. En ella, como se puede deducir por el título, el justiciero oscuro se enfrenta a una organización de espías surgidas de la rusia comunista. A la cabeza de la misma, el Enviado Rojo (the Red Envoy) se perfila como una contrafigura de nuestro protagonista, un enmascarado con sus propias capacidades misteriosas y su propia red de agentes, aunque con un liderazgo aún más despiadado que el del héroe. Más allá de la,  en realidad muy leve, patina política, este Enviado Rojo será el primero de los villanos "más grandes que la vida" que irán complementando y reemplazando a los criminales comunes en las historias de La Sombra y que de una forma u otra son un reflejo oscuro del protagonista. 

La célula de espías que nos encontramos sigue el modelo de gran número de las sociedades secretas y organizaciones criminales de los pulps, con señales secretas, máscaras, reuniones casi rituales y duros castigos a los desertores, más que el modelo más sobrio y realista de la novela de espías propiamente dicha. Normalmente, estamos acostumbrados a encontrar estas historias de miedo rojo en los EEUU el ambiente más enrarecido de la Guerra Fría, y especialmente los tensos años 50, cuando la lucha entre las dos superpotencias se manifiesta en ocasiones en forma de verdadera histeria conspirativa. Sin embargo, en los años posteriores a la Gran Guerra ya existía, en una buena parte de la sociedad americana la semilla de este pánico y solo el paréntesis de los años de la Segunda Guerra Mundial (y la alianza estratégica con la URSS) moderan durante algunos años su presencia en la literatura popular (siendo reemplazados por los nazis durante los 40).

Portada del pulp original por Jerome Rozen, muestra al Enviado Rojo (vestido con un abrigo azul y antifaz y guantes rojos) abriendo una cajita y ofreciendo el contenido de la misma a un hombre con cara de miedo. La sombra solo aparece perfilado, precisamente como una sombra, tras ellos

En esta historia, como en otras muchas,¡ Harry Vincent ocupa un lugar fundamental, sirviendo casi como protagonista único de largas escenas e, incluso, de una trama romántica propia. Mientras tanto La Sombra actúa con su misterio habitual, apareciendo y desapareciendo en momentos dramáticamente adecuados, escribiendo sus pensamientos con tinta invisible en su despacho secreto (como torpe excusa narrativa para hacerlos visibles para el lector) y, ocasionalmente, adoptando varios de sus disfraces habituales. Otros agentes están ausentes, excepto el sempiterno Burbank y el corredor de seguros Claude Fellows (por algún motivo la edición en español cambia el nombre de este último a Claudio Arma).

De forma secundaria otros personajes presentes en novelas anteriores reaparecen: Berchik y Bruce Duncan (ambos aparecidos originalmente en el #2, Eyes of the Shadow), y el agente del servicio secreto Vic Marquette (del #3, The Shadow Laughs!), así como algunos lugares que serán ya habituales, como el Cobalt Club (que había hecho su primera aparición en el #3) o el tugurio the Pink Rat (que hace aquí su primera aparición), creando una continuidad entre las distintas aventuras que será característica del trabajo de Gibson el título. También es de su cosecha el uso de trucos de magia convencionales, y las referencias no tan convencionales al hipnotismo, que salpican sus páginas. En la misma línea merece mención el tono de amenaza extraña, con las escenas ambientadas en una misteriosa Isla de la Muerte en Connecticut (incluyendo un acantilado con forma de calavera y visiones espectrales, explicadas pseudocientíficamente).

También descubrimos algunos secretos del pasado del protagonista y su conexión con la Rusia zarista: según deja caer, estando bajo su disfraz habitual de Lamont Cranston, se encontraba en el país durante la Gran Guerra e ingreso en una organización secreta, conocida como la Orden de la Séptima Estrella (aunque, en realidad,  se trata de una referencia astrológica a los siete planetas clásicos). Se señala la conexión de su misterioso anillo con dicha organización, aunque la explicación completa no será revelada hasta una novelita posterior (la aparecida en el #19, con el título de The Romanov Jewels)

En general se trata de uno de los ejemplos más entretenidos de historias de la primera época del personaje, con algunos momentos risibles pero también algunas escenas con un adecuado tono de tensión e ideas originales, que luego se repetirán, quizás, en exceso.


Puntuación: 7/10

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