Lugar misterioso: Khokarsa

Este es un supuesto antiguo imperio africano, entre los pocos investigadores que dan crédito a su existencia se barajan fechas para su esplendor en torno al 11000-10000 a.c. o más.

Esta es una época en la que la mayoría de historiadores académicos desestiman la existencia de ninguna cultura urbana desarrollada, pese a las afirmaciones de textos como las Crónicas Nemedias (cuyo texto más antiguo conservado, hoy en el Trinity College de Dublin, es del siglo XII), el Libro de Eibon (varias copias de épocas diversas, incluso algunas supuestamente en el hiperbóreo original) y otros que parecen dibujar una prehistoria totalmente diferente a la aceptada. En este esquema khokarsa se situaría en un periodo posterior a la era hiboria, posiblemente como producto de migraciones de elementos estigios o incluso hircanios, mezclados con diversas poblaciones kushitas y de otros llamados reinos negros.

Debemos considerar que, en dicha época, la región centroafricana tenía una configuración geográfica muy distinta a la actual; marcada por la presencia de dos grandes mares interiores (que pueden verse en el mapa hipotético que encabeza esta entrada), de los que el lago Chad es hoy el último y muy lejano resto. Al norte el Kemu, o mar de Khokarsa, y al sur el Mar de Opar.

Hacia el final del periodo khokarsano la erosión provocó que se rompieran las barreras naturales y ambos desaguaron en el Atlántico, a través de la recién nacida cuenca del río Congo. Esta desecación fue paulatina pero bastante rápida en términos geológicos, alterando profundamente los patrones climáticos del continente y dando un golpe de muerte a la cultura khokarsana que era, en muchos sentidos, una talasocracia.

En torno a esos mares interiores habría nacido, florecido y prosperado la cultura khokarsana, y en torno a sus riveras se distribuirían las ciudades y pueblos que formaban su imperio. Se trataría de una cultura con desarrollo urbano, muy dependiente del sistema de comercio marítimo y los productos alimentarios marinos para su subsistencia. Esta distribución aseguraba cierto nivel de independencia a las distintas ciudades, que mantenían algunas costumbres y rasgos religiosos y lingüísticos propios

Al desaparecer los mares, sin poder mantener la unidad política ni cultural, sin acceso al intercambio de productos que permitía una economía viable y prospera, la cultura khokarsana desapareció a una velocidad sorprendente, dejando escaso rastro arqueológico.  

Tampoco la herencia cultural khokarsana es, a primera vista, muy significativa, cuando nuevas oleadas poblacionales se establecieron en la región trajeron sus propias lenguas y costumbres.

Descendientes de los khokarsanos
Pero no desapareció completamente.

El rastro más evidente de esta antigua civilización son diversos enclaves que varios exploradores han encontrado en el interior de África a lo largo de la historia. Mostrando estos una gran coherencia entre si, al mismo tiempo que rasgos lingüísticos, étnicos y culturales totalmente diferentes a la población del área y otras culturas arqueológicas conocidas.

Es, en base a estas similitudes, desde postulados difusionistas, se comenzó a especular con la posible existencia de una cultura madre original para estos asentamientos a finales del siglo XIX. 

Entre dichos emplazamientos suele incluirse, aunque no exclusivamente: Kôr, Xuja,Opak-Re, Opar, las ciudades enfrentadas de Athne y Cathne, Zinj, Negari o Zu-Vendis.

Algunos de estos asentamientos se encuentran incluso lejos de las tierras antaño dominadas por Khokarsa (o incluso en áreas entonces cubiertas por el mar), siendo, muy posiblemente, fundadas por refugiados, después de la desaparición del imperio en si mismo. También es posible que, de existir, el legendario grupo de hechiceros inmortales conocidos como kavuru, sean descendientes de esta antigua civilización.

La obra de Sir Wade Jermyn, Observations on the Several Parts of Africa, sobre sus exploraciones de este caballero británico, en la región del Congo a mediados del siglo XVIII, es el primer testimonio directo de un occidental sobre alguno de estos lugares. Sin embargo, ya en su propia época, la obra de Sir Wade se enfrentó al escepticismo de la comunidad científica, desde entonces el libro ha sido considerado demasiado a menudo como literatura fantástica.

Sin embargo, los testimonios se acumulan a finales del siglo XIX y principios del XX, para descender paulatinamente desde entonces. Donde un explorador de 1880 describe una ciudad habitada, un siglo después se habla, como mucho, de ruinas devoradas por la selva. Es posible que para finales del siglo XX la mayoría de estos enclaves hayan desaparecido por las fuerzas imparables de la entropía y la endogamia. También se cree que muchas de esas comunidades, ya aisladas de su origen, cayeron en prácticas necrománticas, practicando formas de brujería y abandonando la antigua religión de rasgos totémicos de la Khokarsa clásica, para adorar a deidades del ciclo de los Mitos. 

La mayoría de estos asentamientos aparecen poblados por gente de rasgos que les llevan a ser identificados con caucasicos o asiáticos, claramente diferenciados de las poblaciones koishan y bantúes. Sin embargo, bien sabemos que la adscripción racial (en si misma un concepto complejo) está en buena medida en el ojo del observador y es posible que sea una muestra de etnocentrismo (la mayoría de nuestros informadores son europeos occidentales, de un periodo obsesionado con la raza) y, por ejemplo, Opak-Re aparece habitada, indudablemente, por poblaciones de claros rasgos negroides.

Es necesario apuntar que algunos expertos en historia oculta, véase por ejemplo este artículo, creen que los khokarsanos descienden de una rama de la emigración atlante, llegada al continente africano tras el hundimiento del continente principal, en torno al 18000 a.c. Incluso un grupo de investigadores, aún más reducido, aquí y aquí pueden leerse ejemplos de esta clase de teorías, pretende conectar esta civilización con el lejano Barsoom.

En muchos de estos asentamientos, o en áreas cercanas, también aparecen poblaciones de simios semi-inteligentes o lo que son descritos como híbridos entre simios y humanos, posiblemente alguna rama de homínidos primitivos (quizás incluso capaz de cruzarse con los humanos, aunque esta posibilidad es, lógicamente, muy polémica) llamados a veces parantropos o por el término africano, de origen desconocido, mangani

Son muchas las historias que hablan de fabulosas riquezas en oro y joyas en estas ciudades ruinosas, historias que han lanzado a más de una expedición mal preparada en busca de estas. Recomendamos a todos los lectores de este blog que sean extremadamente precavidos si buscan esa clase de enriquecimiento, ya que a los peligros naturales y humanos comunes al área debemos sumar la mala actitud hacia los extranjeros que tienen la mayor parte de estas endogámicas comunidades. Sí, aún tras estos consejos, los más intrépidos de nuestros lectores quieren lanzarse a la búsqueda, recomendarles que sean precavidos y que no olviden que volver vivo y entero es la mayor recompensa en toda aventura.

Para los que estudian la manifestación en la historia de poderes mágicos o psíquicos estos relatos también están llenos de interés. Son las sacerdotisas, en muchos casos las verdaderas gobernantes de estos asentamientos, las que parecen contar con esta clase de capacidades.

Pero, además,  habrían obtenido alguna fórmula mágica o poción que les garantizaría la inmortalidad, o al menos una juventud lo bastante larga para dar esa sensación. Si este secreto pueden ser obtenidos por extranjeros o están vinculados a la propia biología de los descendientes de los khokarsanos es algo que no podemos saber.

Algunos investigadores defienden que los más conocidos descendientes de los khokarsanos,  y su antigua cultura, no son los habitantes de ninguna ciudad o asentamiento aislado en la jungla, si no una población bien visible y conocida del Norte de África: el misterioso pueblo norteafricano de los tuareg.

Nos resulta difícil apreciar que podrían mantener los “hombres azules” de sus lejanos antepasados, teniendo en cuenta las fuertes influencias culturales, principalmente árabes, sufridas desde entonces; pero hay algo eminentemente khokarsano en la antigua leyenda de la princesa Tin Hinan, su primera reina y antepasada.

La cultura khokarsana
El idioma khokarsano aún no ha sido descifrado completamente, por lo que parece tiene relación con las lenguas afroasiaticas (referidas en la época de los 30 como lenguas hamíticas). La forma escrita es sólo parcialmente legible, se basa en una escritura de tipo silábico que no parece relacionada con otras formas de escritura si no haberse desarrollado de forma totalmente independiente.

La mayor parte de la información en esta entrada proviene de textos grabados en una serie de placas de oro recuperadas en la región del Congo y la traducción de la misma realizada por PJF, sin que haya verdadero consenso académico sobre las mismas. Sin embargo también debemos mencionar a otros autores importantes que se han interesado en este caso como el profesor George Edward Challenger y su obra The Sahhindar Cult in Pre-Diluvian Khokarsa.

Al igual que otras sociedades en su mismo estadio tecnológico, la edad de bronce, aventuramos que su economía era de tipo esclavista. La agricultura debía proporcionar mucha de la alimentación básica, pero, sin duda, el principal aporte de proteínas tenía su origen en los mares interiores, que también aseguraban la comunicación comercial entre los enclaves. Sabemos que el problema de los piratas era una constante y aparecen mencionados a menudo en las inscripciones.

En cuanto a su religión parece seguro que rendían culto a múltiples deidades, de las cuales se ha podido identificar por el nombre al menos a tres:

La principal es una deidad femenina suprema y lunar llamada Kho (presente también en el etnónimo) que es representada a menudo como una figura del tipo venus esteatopígica pero con cabeza de ave, normalmente águila pescadora o cotorra, y un dios masculino, de carácter solar, llamado Rezu o Resu, su hijo y/o esposo.

El tercero sería un dios/héroe cultural llamado Sahhindar, responsable mítico de muchas de las innovaciones tecnológicas (la agricultura, el dominio de los metales...) que permitieron a los khokarsanos pasar directamente del neolítico a la Edad del Bronce, y que algunos especulan puede tratarse de un ser humano divinizado a la manera del Imhotep egipcio.

El enfrentamiento entre las dos deidades principales, Kho y Resu, y su clero parece haber sido una constante de la historia de esta civilización y quizás una de las causas de su decadencia. El mismo nombre de la ciudad de Khokarsa contiene el teónimo y se cree que significa "El árbol de la colina de Kho".

Por otro lado muchas ciudades mantenían, ademaá cultos propios, en la mayoría de los casos con carácter totémico, contando muchas ciudades con un animal sagrado propio y su clero particular; así en Xuja son especialmente adorados los papagayos, mientras que en Athne es el elefante y en Cathne es el león el animal que es considerado sagrado. Es muy posible que, en al menos alguna de las ciudades, también los grandes simios (y los mangani) se convirtieran en objeto de adoración, como el testimonio de Arthur Jermyn sugiere.

Es muy posible que en su sociedad las mujeres, especialmente las sacerdotisas de la diosa Kho, ocuparan el puesto más alto de la sociedad y el gobierno, siendo los varones los responsables, únicamente, de los aspectos militares.

Se cree que la monarquía khokarsiana era electiva, siendo elegido el monarca para un reinado de nueve años, tras el cual era sacrificado (lo cual servía como medida de control por parte de las sacerdotisas, para evitar que un varón se volviera demasiado poderoso), pero con el tiempo esa antigua costumbre se perdió (los casos similares descritos por Frazer en el clásico La rama dorada parecen confirmar este mismo proceso en otros muchos contextos), no así el carácter electivo de la corona.

Étnicamente nos encontramos con varios grupos, según las placas de oro antes mencionado había cuatro grupos claramente diferenciados. Los khoklem (el pueblo de la diosa Kho) o "verdaderos" khokarsanos era según PJF un grupo de rasgos similares a los caucasianos, posiblemente relacionados con poblaciones nilóticas prehistoricas, ellos fueron supustamente los fundadores de la ciudad de Khokarsa y del imperio y el grupo más numeroso en el asentamiento. Los klemsuh (pueblo amarillo) presentarían características físicas diferenciadas similares a las poblaciones asiaticas actuales, pelo liso y oscuro, piel de tono amarillento tostado, ojos ligeramente oblicuos. Es posible que estemos hablando en realidad de la herencia de las ya mencionadas poblaciones estigia y hyrcaniana en su configuración genética.

En los límites de la sociedad khokarsana habitarían los bárbaros Klemqaba (pueblo de la cabra) posiblemente neandertaloides o híbridos neandertal-sapiens. Originalmente al norte del área cultura khokarsana, pero posteriormente asimilados, habitarían los klemsaasa, caracterizados en las placas de oro como gigantes de fenomenal estatura y temibles guerreros de piel oscura.

De nuevo recalcar que esa es la interpretación por parte de investigadores europeos y norteamericanos de los siglos XIX y el XX de antiguas descripciones  raciales de gentes antiguas, en un lenguaje solo parcialmente descifrado, y que posiblemente cualquier relación con identidades étnicas modernas sea remota e inexacta.


En la perdida Carcosa
Una teoría muy interesante, defendida por el mismo PJF, asocia Khokarsa con la Carcosa mencionada en el Rey de Amarillo y otras obras similares, pero resulta difícil encontrar alguna similitud entre la descripción obtenida de las fuentes históricas y la más abstracta y simbólica de la obra de teatro. 

Los defensores de la teoría C-K (de Carcosa-Kokharsa), sin embargo, identifican al dios Rezu (o sus representantes) con el Rey de Amarillo y creen que la obra describe, de forma extramadamente oblicua, el conflicto religioso con la diosa Kho y el fin de la civilización khokarsiana. Es posible que la victoria final del culto a Rezu transformara profundamente la imagen que presentan los textos conservados. 

Otros, sin embargo, creen que el culto al Rey de Amarillo solo arraigo en época tardía, y que fue una muestra más de la corrupción final de la misma. Quizás en ese caso las referencias a la "perdida Carcosa" puedan indicar que la forma inicial de la leyenda surgió únicamente tras el desastre que acabó con esta civilización. 

Comentarios

  1. He descubierto por casualidad este blog y me he quedado impresionado. Magnífico trabajo el tuyo, compañero. Por cierto, ¿eres el Cadvalon que conozco de otros foros como Inforol o NacionRolera?.

    Sigue con este interesante proyecto.

    Un abrazo.

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  2. Muchas gracias por los comentarios, todavía tengo mucho material en diferentes estadios de elaboración que necesita algunos retoques, me alegro de que alguien me lea (si, es un burdo truco para ver si a alguien más le da por contestar :P)
    Y si soy el mismo de los foros mil, encantado de verte por aquí

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