Cosas para leer (retro): Siempre Vengadores, la Guerra del destino, de Kurt Busiek, Roger Stern, Carlos Pacheco y Jesús Merino


Como comenté en la anterior reseña retro, mi historia con los Vengadores comenzó con un número (en realidad un retapado) de Actos de venganza y a lo largo de los años fui ampliando hacia atrás y hacia delante la colección, cerrando huecos con variedad de ediciones, aunque todavía hay algunas etapas por completar (principalmente los años 80 sean la principal laguna). Como si fuera un viajero del tiempo, fui viendo a los personajes a saltos, muchas veces conociendo la conclusión de una historia antes de su inicio y uniendo cabos separados décadas por una compra afortunada en un mercadillo de segunda mano o un tomo reeditado en el momento adecuado (que no es solo que algo esté disponible, también es tener el dinero en ese momento para comprarlo). Fui construyendo mi propia historia de los Vengadores hecha de jirones y etapas dispersas, en las que muchas veces la importancia deriva más de su oportunidad (leerlo en el momento y circunstancias adecuados) que de su verdadera importancia, o incluso calidad, intrínseca. 

Esta miniserie aparecida en 1998-1999 en USA (y reeditada en varios formatos desde entonces en castellano) me produce en parte esta sensación, el argumento que gira a los viajes en el tiempo y vincula elementos de épocas muy diversas pero, por esas casualidades de la vida, algunas de las que recordaba con más afecto de mis desorganizadas lecturas. Las entrevistas a Busiek y Pacheco me hacen considerar que parte de la concepción de la serie parte de una sensibilidad muy cercana a esta, un repaso de sus momentos favoritos de los autores, mediatizado por ser los momentos que definieron esos personajes para ellos.

La historia de la miniserie sigue a un grupo dispar de Vengadores, extraídos de diferentes puntos de la historia del grupo (incluido el futuro), entrampados en un gigantesco conflicto temporal que enfrenta a Kang y a Inmortus a lo largo de las eras... pero (preguntará a lo mejor algún marvelita) ¿no son Kang e Inmortus dos versiones de la misma persona?, tendréis que leerlo para entenderlo, ya que esta miniserie hace verdadero encaje de bolillos con la continuidad y desvelar muchas de las sorpresas arruinaría parte de su éxito.

La excusa del viaje temporal permite utilizar elementos visuales y narrativos muy diversos para construir la historia que por momentos se vuelve demasiado caótica pero que en general consigue mantener el tipo, atando cabos sueltos, construyendo sobre las contradicciones y preparando para el futuro.  

En el dibujo nos encontramos al siempre destacable Carlos Pacheco que, en realidad, parece que fue el detonante de esta serie al solicitar trabajar con Busiek, abandonando voluntariamente el trabajo en las series mutantes, y fue él quien eligió el elenco de personajes que aparecerían.  Su dibujo es acabado por las tintas de Jesús Merino, un dibujante muy interesante por si mismo pero que empezaba a dar sus primeros pasos en el mercado americano como entintador.

Kurt Busiek cuenta en los guiones con la ayuda de Roger Stern. Stern es un autor con una larga trayectoria desde mediados de los 70, con la mayoría de su trabajo en Marvel pero también una influyente etapa en DC entre finales de los 80 y de los 90 (que incluye la Muerte de Superman), que nunca ha sido una estrella pero si un notable trabajador, de esos que llaman artesanos, del género, un clásico menor si queremos. El más joven, Busiek, sin embargo, ha conseguido elevar ese estilo clásico casi a marca personal y sublimarlo en obras tan reconocidas como Marvels o Astro City; en aquellos años estaba al timón de la serie regular de los Vengadores (con dibujo del inconmensurable George Perez) e Iron Man (con Sean Chen) tras la etapa de Heroes Reborn, además de los Thunderbolts y su propio universo en Astro City. Los dos guionistas parecen tener buena sintonía creativa y han colaborado en otras ocasiones pero parece que Busiek solicitó su ayuda para encargarse principalmente de ayudar a dialogar las historias y realizar la labor de investigación para ligar toda esta historia.

Al parecer el proyecto inicial, titulado Avengers: World in Chains versaría sobre tierras paralelas y un mundo dominado por los nazis, pero por decisión editorial se dejó de lado ese proyecto y lo que terminó saliendo adelante fue este Siempre Vengadores. En realidad la historia de como un proyecto se cayó y como surgió otro (y de como los proyectos de reutilizar la idea de World in Chains fuera de Marvel también han fracasado pese a algunos anuncios prometedores) podrían augurar un desastre, ya que algunos números tuvieron que realizarse en muy poco tiempo, en una época, además, complicada por los problemas económicos de Marvel.

Entre las influencias podríamos mencionar la etapa del guionista Steve Englehart (y no puedo evitar recordar que Carlos Pacheco hizo una magnífica portada para la edición en Clásicos Marvel 27, octubre de 1990, de la Saga de la Corona Serpiente y también, muchos años después, para la edición en tomo del 2019) con su mezcla de géneros, pero también especialmente a las de Roy Thomas (con el uso del primer Chaqueta amarilla, Killraven o las referencias a la guerra Kree-Skrull) y la del el mismo Roger Stern (las referencias a los Guardianes de la Galaxia, por ejemplo). En general la mayoría de referencias se sitúan en ese periodo de los años 70 en que la primera generación de autores de Marvel había dejado paso a la segunda, aquella que por vez primera estaba formada por fans o, al menos, por lectores de cómics y también, sospecho, la época que más influyó en las lecturas de Pacheco y Busiek.

El mayor defecto que se le puede achacar al guion es el uso quizás abusivo del texto explicativo, de esos recuadros que casi han sido desterrados del cómic contemporáneo pero que aquí constituyen casi la parte fundamental, ya que transmiten mucha información que no podría comunicarse de otra manera. En ocasiones resultan ligeramente redundantes (siendo el dibujo más expresivo para mostrar la misma idea) pero hacen una lectura más densa de lo habitual y, teniendo en cuenta lo enrevesado de algunas ideas, necesaria en la mayoría de los casos. 

El dibujo de Pacheco, y las tintas de Merino, es esplendido, abigarrado y lleno de detalles, con reminiscencias de los grandes tapices de personajes de George Perez. Se dan el gusto de dibujar decenas de versiones alternativas de los personajes en las últimas páginas, e introducir referencias a los personajes del universo de Iberia Inc

El dibujo eleva la escala épica de la historia a niveles nunca antes vistos. Pacheco muestra un gran ojo plástico para plasmar tanto los uniformes clásicos, con su sencillez de lineas, como elementos más realistas, y detallados, y que funcionen en las mismas viñetas, como muestra el increíble arsenal de armas de Kang o los conseguidos ambientes de otras épocas que ocupan parte de la trama. 

Las escenas masivas, las espectaculares dobles páginas, se llevan el grueso de la atención pero también destaca la dinámica de las escenas más emocionales, donde consigue imprimir interés a escenas más tranquilas, el detalle de los ambientes y escenarios o como debe utilizar una página para resumir visualmente, en apoyo al texto, años de tramas. 

Debo señalar, sin embargo, que no soy gran fan del coloreado final (realizado, sin embargo, por el gran Steve Oliff) quizás por un exceso de saturación y una falta de modulado (las gracaciones de color no siempre son las más conseguidas), que me parece más un producto de la época, y los inicios del coloreado computarizado, que un defecto del colorista. 

En uno de los textos incluidos en esa edición integral del cómic Carlos Pacheco hace una reflexión interesante: que Siempre Vengadores es en cierta forma un canto de cisne de una forma de hacer cómics en Marvel (y podríamos decir que en los Vengadores en particular) que fue finiquitada en los 2000, y cuyo final se puede personalizar en el papel jugado por Brian Michael Bendis en su larga estancia al mando de la colección y su entorno (2004-2012). Aunque quizás el verdadero punto de inflexión fueron los Ultimates de Millar y Hitch (2004)

Ciertamente se puede decir que los superhéroes en torno al cambio de siglo (y, añado yo, los efectos del 11-S) sufrieron un cambio de paradigma muy profundo, en que la tradición del justiciero enmascarado dejó paso a una mayor militarización, la aventura de ciencia ficción sustituida en muchos casos por el thriller de espionaje con mallas (o a veces sin ellas) y la vida de celebrities. El cambio del papel de SHIELD en los años transcurridos desde entonces (y en la plasmación del universo Marvel en el cine) creo que es paradigmático en ese sentido. 

Personalmente yo, que valoro especialmente esa tendencia a la fantasía científica, creo que ambas corrientes son dialécticas, y que en cada momento elementos de una y otra conviven; cobrando más importancia o menos dependiendo de múltiples circunstancias, entre ellas el mismo gusto del autor y movimientos generales del mercado, a mi entender cómics como FF de Fraction y Allred o casi todo lo que escribe Dan Slott (citar su Estela Plateada es obligatorio) sigue manteniendo vivo ese estilo más aventurero. También creo que el mismo Bendis ha mostrado, en tiempos más recientes, una recuperación de esos elementos, en su trabajo para DC.  No estoy diciendo, por supuesto, que no haya habido magníficos cómics que han tomado el otro camino, pienso en casi todo lo que ha escrito (magníficamente) Ed Brubaker por poner un ejemplo. Pero es cierto que ha habido, en parte, un abandono de elementos de una tradición anterior, más loca si queremos (y quizás menos extrapolable a la gente que no lee superhéroes normalmente). 

Por otro lado tengo la sensación de que, al menos en parte, esa tradición está volviendo, por el camino más inesperado: las series de televisión y las películas de Marvel (que en el pasado han sido un factor pro realismo) parecen estar perdiendo más y más la vergüenza en utilizar estos elementos, quizás volvamos en un futuro próximo a ver algo como Siempre Vengadores.

Siempre Vengadores e un ejercicio de continuidad y un puro cómic de superhéroes al viejo estilo y, por ello, poco recomendable para los que no busquen, precisamente, eso. Posiblemente sea un cómic que no tenga sentido si no es como parte de algo más grande y eso, para muchos, puede ser un defecto, y lo sería si la accesibilidad fuera el único valor a tener en cuenta. No es un comic para empezar con los Vengadores, eso lo tengo claro. Pero para mi sigue siendo un magnífico ejemplo de como hacer funcionar esta pura locura que es el género.

Puntuación: 9/10



Comentarios

  1. Muy fan de Busiek desde Liberty Project

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    1. Pues no lo he leido, recuerdo haber visto los anuncios en algunos tebeos pero no leí nada de eclipse en su momento (luego leí MiracleMan, claro) me lo apunto. Muchas gracias por comentar.

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