Cosas para ver: Zorro (TV, 2024)

Imagen de encabezado de la entrada, mostrando una imagen tomada de los títulos de crédito iniciales de la serie. Zorro, como una silueta negra, sobre el techo de un edificio, con el viento moviendo los faldones de su abrigo largo. Acabado de pintura en el que domina el color azul y naranja.

Parece que el Zorro (o como dicen en esta serie Zorro, siempre sin el artículo) esta de moda, y mientras vemos los fanarts de Pedro Pascal convertido en el justiciero y las primeras fotos del proyecto francés (con Jean Dujardin en el papel de Diego de la Vega), se estrena en Prime Video este proyecto de sabor hispano, creado por Carlos Portale (Piratas, Velvet, A lei de Santos), rodado en las Islas Canarias, con una mezcla de actores españoles y mexicanos, con un claro objetivo internacional y coproducido por Amazon MGM Studios.

Como muchas otras de las últimas encarnaciones de el Zorro (ya desde las películas de Antonia Banderas de 1998 y 2005), este proyecto sitúa a nuestro héroe como parte de una tradición y le da una ambientación relativamente tardía. En este caso sus aventuras se sitúan en 1830, con la sombra de la anexión por los EEUU en el futuro cercano y además convierte la figura del héroe en una tradición generacional, iniciándose la serie con la muerte del anterior portador de la máscara. Como ya hiciera Allende en su versión, además se dota de una carga chamánica, siendo Zorro la encarnación de un espíritu animal nativo. Permitiendo así revaluar la relación del personaje con las raíces preeuropeas del territorio en el que se mueve, así como su relación con la injusticia de la sociedad post-colonial. Aunque esta intención queda un poco disuelta en una representación genérica en que su identidad parece difusa y limitada a el otro: exótico, pero indiferenciado. 

Al igual que los relatos de Johnston McCulley la serie peca de hacer un batiburrillo de la historia de California, mezclando elementos que resultan demasiado tardíos (como la presencia significativa de la inmigración de origen chino), con otros que resultan ya anticuados para el periodo elegido, junto con algunas licencias quizás en exceso generosas o ignorar hechos relevantes efectivamente contemporáneos (como la disolución de las misiones). 

En esta ocasión, Diego de la Vega  (Miguel Bernardeau) abandona su educación militar en España para retornar a California, impelido por la muerte en misteriosas circunstancias de su padre Alejandro (un breve Luis Tosar). Allí se enfrenta no solo al tiránico gobernador Pedro Vitoria (Rodolfo Sancho) y al legalista Capitán Monasterio (Emiliano Zurita) si no también con Nah-Lin (Dalia Xiuhcoatl), hermana del anterior portador de la máscara de Zorro y poco dispuesta a aceptar que un europeo usurpe dicho papel. Por otro lado Diego también se reencuentra con un amor de su juventud, su vecina Lolita Márquez (Renata Notni), que no parece haberse tomado muy bien su marcha a España, ni su regreso.

En realidad, se puede decir que si algo abunda en esta primera temporada de la serie es en villanos, ya que además de los citados también debemos contar con la presencia de un misterioso grupo de enmascarados, las maquinaciones de un empresario neoyorquino, el jefe de un triada o los representantes de los intereses comerciales rusos. Tantos son que a veces la relación entre unos y otros resulta algo confusa, y por la estructura de la serie su importancia y centralidad parece variar mucho de episodio a episodio. Lo más decepcionante, a nivel argumental, es que acabada la temporada ninguna de estas tramas realmente se resuelven, dejando pese a algunos cambios de elenco y giros de guion, todos ellos en suspenso.

En cuanto a las actuaciones encontramos un plantel capacitado de actores secundarios, entre los que cabe destacar Paco Tous como Bernardo y Elia Galera como Lucia Márquez así como los ya mencionados Emiliano Zurita y Dalia Xiuhcoatl, y un protagonista más bien soso, que consigue funcionar cuando deja que el traje actúe por él, pero que no resulta demasiado interesante o creíble como Diego. Tampoco Renata Notni consigue hacer destacar positivamente a su personaje, cuya actitud resulta un poco cargante y no demasiado convincente en algunos de sus múltiples cambios de opinión. 

A ello no contribuye unas decisiones estéticas extrañas, en que frente a un grueso de actores con trajes más o menos logrados, Lolita utiliza ropa totalmente anacrónica o directamente ridícula (y algo parecido sucede con el absurdamente moderno peinado de Diego, pero puede que esto sea una manía personal). El diseño del uniforme del Zorro, manteniendo algunas señas estéticas de versiones anteriores, deriva hacia una visión más moderna que, en uno de esos giros de la cultura popular, toma elementos de los superhéroes y en especial de Batman (personaje a su vez muy influido por el Zorro) para proporcionar señales visuales al espectador moderno.

La dirección recae en tres directores con experiencia principalmente televisiva (Javier Quintas, Jorge Saveedra y José Luis Alegría, en su primer trabajo como director tras una carrea como cámara). Visualmente la serie intenta disimular sus limitaciones de presupuesto con más o menos éxito, no hay un exceso de extras y algunos escenarios se ven ciertamente pobres, con una dirección  que intenta ser movida pero que a veces no puede escapar a sus limitaciones, la inclusión de algunos efectos digitales tampoco resulta demasiado brillante. El uso de la iluminación poco natural, constantemente vemos a los personajes en verde-azul y naranja (y ocasionalmente en morado) como decisión estilística (que comparte con otra adaptación reciente de Zorro, el Don Vega de Pierre Alary, con la que también tiene paralelos argumentales), resulta a veces efectiva (sirviendo como contraste entre el interior, y la iluminación artificial, y el exterior nocturno) y otras veces innecesariamente llamativo. 

La serie resulta finalmente divertida, aunque quizás se hubiera agradecido menos trama horizontal y más aventuras puntuales (algo que no todos los episodios consiguen), permitiendo que algunas de ellas quedaran cerradas al finalizar esta temporada. En general la sensación es de irregularidad, de que algunos momentos destacan pero otros necesitaban un pulido mayor, para obtener una serie más redonda.


Puntuación: 5/10


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