La Atlántida es la mayor y más importante de las tierras perdidas en occidente. Desde el relato de Platón han sido cientos de investigadores más o menos respetables los que han intentado demostrar su existencia o localizar sus restos en los lugares más variados. Hoy mi intención es hablar de lo que, según consta en un oscuro documento militar francés (que el novelista Pierre Benoit utilizó como base para una novela), pudiera ser la más sorprendente localización para la misma, nada más y nada menos en el corazón de las montañas de Ahaggar, en Argelia.
El macizo volcánico de Ahaggar, también El Hoggar, es una región inhóspita con grandes variaciones de temperatura y muy poca lluvia durante todo el año. En ella residen la tribu tuareg conocida como Kel Ahaggar y según las leyendas de este pueblo en estas montañas fue donde la legendaria reina Tin Hinan unió por primera vez a los tuareg como un sólo pueblo.
Esta Atlántida ocupa un valle-oasis, casi completamente cerrado al exterior, siendo la única vía de comunicación una serie de galerías subterraneas. El clima en esta depresión es más moderado que fuera de él, gracias a la influencia del oasis y es considerado por los escasos visitantes como uno de los lugares más bellos del Sahara. Las construcciones son de los más ricos materiales, incluyendo el misterioso oricalco (en este caso identificado con un mineral de aspecto similar al bronce aunque más claro) y el agua subterránea alimenta huertas y jardines espléndidos mientras que los picos que rodean el valle pueden verse gran parte del año cubiertos de nieve. Las huertas y granjas producen frutas sabrosas e incluso vino de una calidad aceptable.
La comunidad es gobernada por una reina llamada Antinea que afirma ser inmortal, descendiente de Cleopatra Selene (hija de Cleopatra y Marco Antonio) y no ser otra que la misma Tin Hinan de la leyenda. Aunque a primera vista esto suena increíble (y podríamos pensar en una dinastía de reinas llamadas todas ellas Antinea) debemos considerar la, relativa, cercanía de la llamada Ciudad de los Inmortales y el río que, presuntamente, da la inmortalidad. Antinea, una mujer de una belleza fatal, a menudo convierte a los visitantes masculinos en sus amantes, pero sólo durante un breve tiempo. Cuando la veleidosa reina se cansa de ellos son asesinados y sometidos a una curiosa forma de momificación: sus cuerpos son sometidos a un baño electrolítico de oricalco y plata que les da el aspecto de perfectas reproducciones escultóricas del finado. Estas siniestras estatuas, junto con inscripciones indicando su identidad y la fecha de la muerte, decoran las habitaciones de la reina, aunque su naturaleza no es obvia a primera vista.
Pese a su aislamiento geográfico, y al desconocimiento que el mundo exterior tiene de ellos, estos atlantes se mantienen sorprendentemente bien informados de las noticias y avances del mundo exterior y en sus amplias bibliotecas pueden encontrarse tanto antiquísimos manuscritos desconocidos por el gran mundo como libros modernos. La mayoría de las noticias y los bienes llegan a través de los kel ahaggar, con los que mantienen desde hace siglos una alianza firme que ha ayudado infinitamente a mantener el secreto de su existencia.
Una pequeña comunidad de Europeos, no más de cinco o seis, normalmente miembros de expediciones geográficas capturadas peligrosamente cerca de la ciudad, reside de forma permanente en ella, como invitados forzosos: bien tratados y agasajados pero sin posibilidad real de marcharse. La mayoría de la población de la ciudad tiene la piel, los ojos y el cabello oscuros aunque algunos individuos, como la misma Antinea, tienen los ojos verdes o azules y un tono de piel más claro.
El problema de la identidad real de esta comunidad es algo complejo. A partir de las informaciones dadas por Antinea y sus propias deducciones los investigadores franceses elaboraron la teoría de que se trata de la Atlántida original, no hundida como interpreta la mayoría si no que la tierra a su alrededor se habría alzado, quedando la antigua isla aislada en el interior del continente. Para confirmarlo incluso se cita un fragmento desconocido del Critias (del que se afirma haber encontrado en esta ciudad la única copia completa existente) que parece corroborar dicha identificación, así como a los atlantes como antepasados de los garamentes, a su vez ancestros de los tuareg. Estas afirmaciones sin embargo parecen contradecirse con otras informaciones diversas como el llamado Informe Maracot o ciertos fragmentos de las aventuras del pirata submarino Nemo que han situado las ruinas de la Atlántida en localizaciones en el centro del océano atlántico que parece ser la idea más extendida entre quien define su existencia. En general mi propia idea es que lo más probable es que esta se trate tan sólo de una antigua colonia menor y no de la gran ciudad descrita por Platón quizás alzada tras la destrucción de la isla madre imitando la estructura de su antigua capital. Por supuesto también es posible relacionar esta ciudad con Khokarsa, aunque las referencias al oricalco parecen contradecir directamente esta identificación.
P.D. La teoría que identifica la Atlántida con una localización en el norte de África no es tan descabellada como podría parecer. Por ejemplo el número 376 de Historia 16 (Agosto 2007) contiene un interesante artículo, por Carlos J. Moreu, que identifica la Atlántida "histórica" con la cordillera del Atlas y los territorios adyacentes.
El macizo volcánico de Ahaggar, también El Hoggar, es una región inhóspita con grandes variaciones de temperatura y muy poca lluvia durante todo el año. En ella residen la tribu tuareg conocida como Kel Ahaggar y según las leyendas de este pueblo en estas montañas fue donde la legendaria reina Tin Hinan unió por primera vez a los tuareg como un sólo pueblo.
Esta Atlántida ocupa un valle-oasis, casi completamente cerrado al exterior, siendo la única vía de comunicación una serie de galerías subterraneas. El clima en esta depresión es más moderado que fuera de él, gracias a la influencia del oasis y es considerado por los escasos visitantes como uno de los lugares más bellos del Sahara. Las construcciones son de los más ricos materiales, incluyendo el misterioso oricalco (en este caso identificado con un mineral de aspecto similar al bronce aunque más claro) y el agua subterránea alimenta huertas y jardines espléndidos mientras que los picos que rodean el valle pueden verse gran parte del año cubiertos de nieve. Las huertas y granjas producen frutas sabrosas e incluso vino de una calidad aceptable.
La comunidad es gobernada por una reina llamada Antinea que afirma ser inmortal, descendiente de Cleopatra Selene (hija de Cleopatra y Marco Antonio) y no ser otra que la misma Tin Hinan de la leyenda. Aunque a primera vista esto suena increíble (y podríamos pensar en una dinastía de reinas llamadas todas ellas Antinea) debemos considerar la, relativa, cercanía de la llamada Ciudad de los Inmortales y el río que, presuntamente, da la inmortalidad. Antinea, una mujer de una belleza fatal, a menudo convierte a los visitantes masculinos en sus amantes, pero sólo durante un breve tiempo. Cuando la veleidosa reina se cansa de ellos son asesinados y sometidos a una curiosa forma de momificación: sus cuerpos son sometidos a un baño electrolítico de oricalco y plata que les da el aspecto de perfectas reproducciones escultóricas del finado. Estas siniestras estatuas, junto con inscripciones indicando su identidad y la fecha de la muerte, decoran las habitaciones de la reina, aunque su naturaleza no es obvia a primera vista.
Pese a su aislamiento geográfico, y al desconocimiento que el mundo exterior tiene de ellos, estos atlantes se mantienen sorprendentemente bien informados de las noticias y avances del mundo exterior y en sus amplias bibliotecas pueden encontrarse tanto antiquísimos manuscritos desconocidos por el gran mundo como libros modernos. La mayoría de las noticias y los bienes llegan a través de los kel ahaggar, con los que mantienen desde hace siglos una alianza firme que ha ayudado infinitamente a mantener el secreto de su existencia.
Una pequeña comunidad de Europeos, no más de cinco o seis, normalmente miembros de expediciones geográficas capturadas peligrosamente cerca de la ciudad, reside de forma permanente en ella, como invitados forzosos: bien tratados y agasajados pero sin posibilidad real de marcharse. La mayoría de la población de la ciudad tiene la piel, los ojos y el cabello oscuros aunque algunos individuos, como la misma Antinea, tienen los ojos verdes o azules y un tono de piel más claro.
El problema de la identidad real de esta comunidad es algo complejo. A partir de las informaciones dadas por Antinea y sus propias deducciones los investigadores franceses elaboraron la teoría de que se trata de la Atlántida original, no hundida como interpreta la mayoría si no que la tierra a su alrededor se habría alzado, quedando la antigua isla aislada en el interior del continente. Para confirmarlo incluso se cita un fragmento desconocido del Critias (del que se afirma haber encontrado en esta ciudad la única copia completa existente) que parece corroborar dicha identificación, así como a los atlantes como antepasados de los garamentes, a su vez ancestros de los tuareg. Estas afirmaciones sin embargo parecen contradecirse con otras informaciones diversas como el llamado Informe Maracot o ciertos fragmentos de las aventuras del pirata submarino Nemo que han situado las ruinas de la Atlántida en localizaciones en el centro del océano atlántico que parece ser la idea más extendida entre quien define su existencia. En general mi propia idea es que lo más probable es que esta se trate tan sólo de una antigua colonia menor y no de la gran ciudad descrita por Platón quizás alzada tras la destrucción de la isla madre imitando la estructura de su antigua capital. Por supuesto también es posible relacionar esta ciudad con Khokarsa, aunque las referencias al oricalco parecen contradecir directamente esta identificación.
P.D. La teoría que identifica la Atlántida con una localización en el norte de África no es tan descabellada como podría parecer. Por ejemplo el número 376 de Historia 16 (Agosto 2007) contiene un interesante artículo, por Carlos J. Moreu, que identifica la Atlántida "histórica" con la cordillera del Atlas y los territorios adyacentes.
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ResponderEliminarCuánta fantasía...
ResponderEliminarConoce el Ahaggar
Bueno, lo de la fantasía (que principalmente no es mía si no del escritor Pierre Benoit en su libro de 1919) es precisamente la idea. ¿Necesito poner más disclaimers aparte de los obvios? :)
ResponderEliminarQué casualidad que al poco tiempo de producirse el descubrimiento de algún lugar misterioso como son las montañas de Ahaggar o de Tassili, aparezca alguien decidido a explotar una vez más la idea de la existencia de la Atlántida.
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