Cosas para ver: filmografía pulp, La momia (parte III) la trilogía de la momia de Stephen Sommers

Tras la primera parte, dedicada a la Universal en los años 30 y 40, y a la Hammer, en los 60 y 70, nos toca hablar sobre esta trilogía de películas producidas por la misma Universal entre 1999 y 2008 en uno de sus intentos (y posiblemente el más exitoso) de resucitar sus iconos clásicos para un nuevo mundo.

En realidad este intento solo sucedió tras pasar por un verdadero infierno de desarrollo, desde que se empezó a pensar en hacer un remake, hasta su conclusión final. Los primeros proyectos comenzaron a barajarse en 1987, cuando todo parecía indicar que el objetivo sería subirse a la ola del cine de terror de los 80, con una producción ambientada en el presente e, idealmente, de bajo presupuesto y por ello se asociaron nombres muy vinculados al género. 

Se habló de Clive Baker, magnífico escritor británico de terror que, en el campo del cine, había escrito los guiones de Mundo subterráneo (Underworld, 1985, George Pavlou) y Rawhead (Rawhead Rex , 1986, George Pavlou), pero sobre todo  había dirigido la revolucionaria Hellraiser (1987),  basada en su propia historia, titulada The Hellbound Heart. Se ha dicho que algunos aspectos de su guion para la momia terminarán reapareciendo (o al revés, que no está muy claro qué fue antes y qué se reutilizó para qué) en  Hellraiser III (1992, Anthony Hickox), una película con su propia historia de desarrollo accidentado y múltiples cambios. 

Podemos mencionar también a George E. Romero, el padre del género zombi moderno con la magnífica La noche de los muertos vivientes (1968). En los ochenta había realizado la peculiar Los caballeros de la moto (Knightriders, 1981), pero había seguido muy asociado al terror con trabajos como Creepshow (1982) o  su tercera película de zombies, El amanecer de los muertos (Dawn of the Dead, 1985).  Alan Ormsby y John Sayles llegaron a completar un guion, en que Hellen Grover era una arqueóloga contemporánea que accidentalmente despierta al momificado Imhotep y comienza una relación romántica con él, antes de despertar una segunda momia (Kharis) que provocaría una oleada de destrucción en ciudad.

El siguiente que se propuso a Joe Dante, que había dirigido al principio de la década Aullidos (The Howling, 1981) y, sobre todo, había revolucionado la mezcla de géneros con la extremadamente popular Los Gremlins (Gremlins, 1985).  Heredó el guion anterior, reduciendo algunos de los aspectos más gore e incluso llegó a hablarse de contratar a Daniel Day-Lewis para interpretar a Imhotep. 

Tres estilos completamente diferentes que sin duda habrían dado lugar a películas  también radicalmente distintas. Personalmente siento mucha curiosidad sobre que podría haber salido de ahí, aunque la información disponible es escasa. 

No fue hasta 1995 que se planteo cambiar la ambientación por una de época en un borrador por Mick Garris (que ya había trabajado en el proyecto de Baker y que también se propuso como director) y otro posterior con  Kevin Jarre (autor sin experiencia  previa en el terror) Sobre el de Jarre trabajaría el menos conocido Stephen Sommers (que ya había introducido elementos de aventura arqueológica en su versión de  El Libro de la Jungla de 1994), que finalmente sería el elegido, para devolver a La momia al mundo de los vivos.

Cartel de la película que muestra un collage de framentos de escenas, perspectivas y escalas. En primer lugar destaca la figura de Brendan Fraser como Rick O'Connel y, tras él la Evy Carnahan de Rachel Weisz. Él lleva sus atavios de aventurero (camisa blanca arremangada, cartuchera sobaquera y brazal de cuero, pantalones caqui), ella lleva un vestido negro (aunque solo se ve parcialmente), él sujeta un fusil que forma una línea diagonal que marca la composición de toda la imagen. Tras ellos una imagen del desierto y las pirámides, con una hueste de jinetes y un biplano sobrevolándolos. Más allá se alza el sol y, recortado contra este, la silueta de Imhotep (Arnold Voslo) Unas figuras de sacerdotes egipcios con antorchas ocupa la parte inferior izquierda. El título aparece abajo en el centro. En la parte superior un eslogan que traducido dice "Las arenas se alzaran. Los cielos se abrirán. El poder será desatado"
La momia (The Mummy, 1999, Stephen Sommers)

¿Es posible cambiar el género de una película completamente en un remake? ¿y que funcione? la respuesta debe ser sí, por que esto hace Stephen Sommers en La Momia, abandonando casi completamente el cine de terror (reducido a algunos sustos puntuales) y decantándose por pura la aventura arqueológica. El modelo es más Indiana Jones que cualquiera de los films anteriores y consigue fabricar aquí la imitación más conseguida de los filmes de Spielberg que hemos visto en las cuatro décadas que nos separan del Arca Perdida.

La película mantiene la clásica estructura (la hemos visto en los ejemplos anteriores) con un flashback, que nos cuenta, nada más empezar, la historia de este nuevo Imhotep (Arnold Vosloo). El sacerdote Imhotep es condenado por su amor ilícito hacia la favorita del faraón Seti I (Aharon Ipalé),  la bella Anck-Su-Namun (Patricia Velasquez). Pillados en flagrante delito, deciden asesinar al faraón, pero aunque Imhotep logra escapar su amada se suicida antes de ser atrapada por los guardias medjay del emperador. 

A continuación, utilizando el Libro Negro de los Muertos el sacerdote intenta traer de vuelta a su amada, pero en el último momento es detenido por los mismos medjay, que le capturan y le condenan a ser sometido al cruel ritual del hom-dai, la muerte en vida. Tras observar como sus servidores sacerdotes son momificados vivos, él es enterrado, envuelto en vendas y cubierto por escarabajos carnívoros. Deciden enterrarlo en la ciudad de los muertos, Hamunaptra, bajo la vigilancia de los  mismos medjay; eso si, junto al libro que puede revivirlo y con la amenaza de volver dotado de fabulosos poderes (no parece un plan muy bien pensado, la verdad).

Muchos años después, en 1924, Rick O'Connell (Brendan Fraser) es un desertor de la Legión Extranjera que cree haber encontrado, junto con su regimiento, la mítica ciudad de Hamunaptra. Mientras Evelyn Carnahan (Rachel Weisz) sueña con encontrar la misma ciudad para legitimar su carrera como arqueóloga y su hermano Jonathan (Jonh Hannah), un bala perdida,  sueña solo con las riquezas que promete. Por supuesto los personajes de O'Connell y Evy, están destinados a encontrarse, y enamorarse, e iniciar la búsqueda de la mítica ciudad, que se saldará con el despertar de Inmhotep y la llegada de unas apocalípticas plagas. Plagas, por cierto, que son más bíblicas que egiptológicas (supongo que las plagas de Egipto se dan en la escuela dominical más que la mitología egipcia).

Divertida, dinámica, con Fraser y Weisz (y en menor medida el divertido Hannah) derrochando carisma, la película funciona pese a sus limitaciones. Quizás la peor de estas sea el poco coherente (o significativo) plan de Imhotep y, sobre todo, su falta de implicación emocional en el mismo (casi parece que reencarnar a su amada en el cuerpo de Evy sea un pensamiento de última hora), convertido en un villano muy convencional. El principal tema, finalmente, es el romance de nuestros dos protagonistas, y como ambos aprenden del otro y terminan siendo personas diferentes que al principio de la historia, el mercenario solitario aprende a preocuparse por alguien más y la arqueóloga de biblioteca aprende a disfrutar de la aventura y salir al mundo exterior. En ese marco el amor "inmortal" entre el sacerdote y la princiesa, que era la materia del film de Freund, apenas figura.

Fotograma de la película que muestra a Patricia Velasques como Anck-esen-Amun y Arnold Vosloo como Imhotep. El lleva una túnica negra abierta, mostrando el torso desnudo, y ella un sencillo vestido de red y pintura dorada sobre el cuerpo. Además ella usa una pesada peluca negra.

Gran parte de los conceptos, lugares y objetos mencionados en la película (Hamunaptra, el hom-dai, el libro de Amon Ra) son inventados para la película, no así (totalmente) los Medjay, que la película toma de la historia y convierte en guardianes, generación tras generación, de la tumba de Imhotep y en una dinastía secreta ininterrumpida. 

Originalmente el termino en las fuentes fuentes egipcias, se refiere a un pueblo nómada de pastores y guerreros del desierto oriental y Nubia (cuya cultura arqueológicamente es conocida como Pan-Grave). Con el tiempo estas gentes comenzaron a servir como soldados y mercenarios para los egipcios. De esa forma el término, en torno a la dinastía 18ª, pasó a designar un cuerpo "policial" de élite (dedicado a proteger tumbas, palacios reales, etc), originalmente compuesto por gente de origen medjay pero cada vez más integrado social y étnicamente con los egipcios, y después simplemente dejaron de aparecer referencias a ellos en las fuentes. Convertirlos, así, en una suerte de orden y sociedad secreta es un giro divertido y con muchas posibilidades narrativas.

Con respecto a ellos otro buen detalle es que aparentemente los tatuajes de su rostro están bastante bien documentados: Ardeth Bay lleva en su frente la palabra Imhet, un nombre para la parte más profunda del inframundo asociada al dios Seker o Socar, y en sus mejillas, en cursiva, la palabra ma'at, que se podría traducir como perfección o justicia).

En el flashback a tiempos de Seti I (durante la 19ª dinastía, c. 1294 a 1279 a. C) los medjay están interpretados por actores afroamericanos (quizás para señalar el origen nubio y por tanto, posiblemente, con mayor preponderancia de rasgos subsaharianos) pero los que vemos en el presente tienden más al tipo árabe-levantino de gran parte del Egipto contemporáneo (como su líder, el Ardeth Bay interpretado por el Oded Fehr).  

Un detalle erróneo llamativo es la referencia a cinco vasos canopos, cuando en la tradición egipcia siempre son, y deben ser, cuatro, cada uno bajo la protección de uno de los cuatro hijos de Horus y con una cabeza de animal: Imsety (con cabeza humana, donde se guardaría el hígado), Daumuteg (cabeza de chacal, el estómago) Hapi (cabeza de babuino, los pulmones) y Qebehsenuef (cabeza de halcón, los intestinos). En la película añaden un quinto, con cabeza de león, que según la novelización contendría el corazón, pero normalmente el corazón era introducido de nuevo en la cavidad torácica tras el proceso de momificación. También resulta curiosa la aparición en las escenas iniciales de las pirámides y la esfinge, pese a que la narración nos deja claro que nos encontramos en Tebas (a más de seiscientos kilómetros de distancia). 

El nombre de Evelyn Carnahan parece inspirado en Evelyn Beauchamp (la hija del Conde de Carnarvon, y una de las personas presentes en el descubrimiento de la tumba de Tutankhamon), aunque los detalles biográficos que se dan en la novelización sobre su fallecido padre  encajan mejor con los de Howard Carter (que no tuvo hijos). Howard Carnahan comparte el nombre propio con el arqueólogo, es como aquel hijo de un artista y se dice que su máximo logro fue, precisamente, participar en el descubrimiento de la tumba de Tutankhamon en 1922. Su madre, por otra parte, era egipcia (detalle que comparte con la Helen Grosvenor original) aunque no se dan muchos más detalles sobre ella, y tampoco es un tema al que se dé mucha importancia en la película.

Uno de los carterles de la película, que se centra en un collage con las cabezas de distintos personajes, con diferencias de escala. En mayor tamaño, y ocupando el centro de la composición, tenemos a Rick (Fraser) y Evy (Weisz), abajo a la izquierda aparece Ardeth Bey (Oded Fehr) y a la derecha El rey Escorpión (La Roca) e Imhotep (Arnold Voslo. El marco está formado por unas columnas condecoración egipcia y bajo los rostros de la pareja principal aparece un escena que muestra al Rey Escorpión liderando a sus ejérctiso,  con una ciudad antigua y una pirámide de fondo. Todos los colores están fuertemente virados hacia el naranja y el marrón, fundiendose las sombras con el fondo negro. El título aparece en la parte superior y en la inferiro el eslogan "¡Una aventura que hay que ver!"
El regreso de la momia (the Mummy Returns, 2001, Stephen Sommers) 

Y sigo con preguntas sin respuesta ¿Cuándo empiezas a saber que una secuela se está torciendo? ¿hay un punto de no retorno? ¿o siempre estamos al borde de una única nueva decisión que podría haberla salvado? El regreso de la momia es, tristemente, un ejemplo de potencial desaprovechado y errores en concepto y ejecución.

La película se abre también con un flashback, en este caso, situándonos en el 3067 a.c. en Tebas, donde se nos cuenta el ascenso y caída del ejército conducido por el Rey Escorpión. Derrotado el guerrero (interpretado por Dwayne Johnson, la Roca para los amigos) este vende su alma a Anubis (convertido en trasunto del diablo cristiano) a cambio de la inmortalidad... y la magia del dios transforma el desierto en el oasis oculto de Ahm Shere, además de entregarle el mando de su ejército, formado por una especie de de hombres-chacal. Tras vengarse utilizando dicho Ejército de Anubis, y destruir la ciudad de Tebas, sin embargo, sus hordas son reducidas a polvo y el Rey Escorpión desaparece. 

Así saltamos a nuestro protagonistas: de nuevo Rick (Brendan Fraser) y Evy (Rachel Weisz) que en el tiempo transcurrido (dos años en el mundo real, nueve en el ficticio) se han casado, se han comprado una mansión con el tesoro obtenido en la primera película (suponemos) y han tenido un hijo, Alex (Freddie Boath) que a sus precoces ocho años ya sabe leer jeroglifos como un profesional. 

La pareja, ahora trio (o cuarteto si contamos al siempre gracioso Jonathan), encuentra el brazalete de Anubis portado antiguamente por el Rey Escorpión y con él la clave para su localización, provocando el choque con un grupo de adoradores de Inmhotep (que no sabemos muy bien de donde han salido) capitaneados por  Baltus Hafez (Alum Strong) y Lock-Nah (Adewale Akinnuoye-Agbaje). Pero sobre todo por una mujer (cuyo nombre he tenido que mirar en material adicional para saber que es Meela Nais) que resulta ser la doble exacta de Anck-su-Namun (Patricia Velasques) y cuyas motivaciones no están claras durante toda la película (especialmente cuando accede a encarnar el alma de la fallecida, suponemos que perdiendo la propia).  

Estos, claro está, consiguen desenterrar y despertar de nuevo a Imhotep que, también por algún motivo nunca explicado ni demasiado claro, ahora está interesadísimo en conquistar el mundo, usando el susodicho Ejército de Anubis. Así empieza una gymkana por algunos de los lugares más conocidos de Egipto con ambos grupos, y allegados, intentando llegar los primeros al oasis de Ahm Sere para conseguir el macguffin de turno. La resurrección y recorporización de la momia, que en la anterior forma una parte fundamental del argumento, se resuelve ahora de forma casi mecánica en un par de escenas.

Imagen de la película. En primer plano a la derecha del encuedre, aparece Imhotep (Arnold Vosloo) en su estado inicial de momia. Tras él unos posos más atrás por lo que le vemos en plano medio, Baltus Hafez (Alum Strong). Este lleva un traje negro, con corbatín, chaleco y cuello rígido, en la cabeza un turbante rojo. El fondo muestra desengocados unos cuantos objetos egipcios y dos pebeteros en llamas.

Toda la película esta salpicada de momentos divertidos, escenas de acción curiosas, me gusta la persecución en el autobús de dos pisos por las calles de Londres, pero está lastrada por varios problemas graves: 

El primero es la extraña decisión de envejecer a sus protagonistas (no solo cronológicamente si no también al dotarles de un hijo pequeño al que cuidar, lo que los convierte automáticamente en adultos responsables y que me recuerda el giro a peor de la saga de El hombre delgado a partir del momento en que Dora se convierte en madre), sin que esto ofrezca una nueva visión o dinámica para los personajes.  Su único rasgo desarrollado en esta película es la idea de convertirse, especialmente Rick en padres responsables, pero en realidad nada del conflicto deriva de dicho desarrollo. En general tanto Rick como Evy están tan desdibujados que, por momentos, apenas parecen los mismos personajes de la primera.

El segundo es complicar innecesaria y repetidamente la mitología de la serie; añadiendo una variedad de objetos (el número de estos parece ya casi un bazar de objetos místicos), lugares, poderes y criaturas (incluyendo las momias pigmeo del oasis que, por algún motivo, utilizan cerbatanas y reducen cabezas como si fueran nativos amazónicos). Pero sobre todo cambian las relaciones entre los personajes y la historia ya contada: de pronto Rick es un medjay, algo que conecta con la serie de televisión por cierto, y especialmente descubrimos que Evy es, en realidad, la reencarnación de la princesa Nefertiri (hija de Seti I) personaje que no conocíamos hasta el momento, pero que tampoco Imhotep había reconocido (aunque la excusa oficial es que, en la primera película, Imhotep usa los ojos de Henderson, el primer arqueólogo americano al que mata, que resulta ser terriblemente miope y, por ello, no tiene muy claro nada de lo que ve durante dicha historia)

El tercero es reutilizar directamente, incluso con el mismo efecto visual, algunos trucos y momentos de la película anterior, pero con menos gracia y sonando a repetidos. En vez del borrachín piloto de la RAF tenemos un peculiar piloto de dirigible, en vez de ver la cara de Imhotep en la arena la vemos en un muro de agua... parece que los mejores elementos ya los habían usado en la primera y lo único que se les ocurre es darles un lavado de cara y volverlos a poner delante de nuestras narices.

Y cuarto, para mi el menor si los demás no existieran (es decir si la historia, la acción y los personajes fueran mejores), los efectos especiales digitales son, al mismo tiempo, omnipresentes e increíblemente deficientes. Ya es bastante malo cuando una criatura no funciona visualmente y se nota demasiado el pegote, pero es que además el argumento, con grandes ejércitos de monstruos y las escenas de un rey escorpión digital, fuerzan la credibilidad hasta el límite y exigen un uso de estos efectos hasta el agotamiento.

En cuanto a la fidelidad histórica, podemos comentar que realmente hubo un Rey Escorpión... o no que hay mucha disputa sobre el tema, ya que las pruebas son tan escasas y poco claras para permitir múltiples interpretaciones. También se utiliza a veces el nombre como Horus Escorpión II o Escorpión II (lo que supone la existencia de un Escorpión I) su lectura en egipcio como  Selk o Weha. Algunos creen que el nombre es un título o símbolo de Narmer, el considerado tradicionalmente el primer faraón, fundador de la primera dinastía y unificador de Egipto. Otros creen, y esta es la versión que yo estudié en su momento, que se trata de su antecesor (y sucesor, a su vez, de otro rey predinástico conocido como Ka) o, incluso su oponente o un rebelde contra él. Sea como sea, de existir, habría vivido hacia el final del periodo predinástico (en torno al 3200-3100 a.c.)  y casi con seguridad no fuera Acadio (etnónimo que posiblemente no se utilizara en aquella época todavía), ni estuviera tan fuerte como La Roca. 

Su representación más famosa es la llamada Maza del rey Escorpión, un objeto votivo descubierto en la ciudad consagrada a Horus de Nejen ("fortaleza" en egipcio), también citada como Hieracompolis ("ciudad del halcón", nombre griego), en el Alto Egipto.

Fragmento de la maza del Rey Escorpíon, en altorelieve, sobre una superficie de Roca amarillenta; podemos ver la figura del rey (tocado con el Hedjet o corona blanca del Alto Egipto) portando en la mano un arado y con una piel cruzándole el nombro. A la izquierda aparece el símbolo jeroglífico de su nombre: la roseta de siete hojas que parece indicar su condición de rey y, bajo esta, el escorpión.


Cartel de la película, en el que aparecen, sobre una imagen del ejército de muertos y el ejército de terracota enfrentados, Brendan Fraser como Rick O'Connell (armado con dos espadas, con una variación de su vestuario de las películas anteriores, ahora con una camisa azul y mitones, pero aún con la cartuchera sobaquera caracerística) y Jet Li como el Emperador (vestido con una armadura lacada con docaraciones doradas) el fondo está tornado a rojo, pero las figuras principales tienen un filtro rojizo mucho más sutil. En el fono se observa el horizonte y en el cielo el rostro del emperador no muerto cubierto parcialmente por terracota.
La momia: La tumba del emperador dragón (The Mummy: Tomb of the Dragon Emperor, 2008, Rob Cohen) 

La tercera película es, para mi, un intento de enderezar parcialmente el camino torcido en la película anterior, pero como viene siendo habitual demasiado poco, demasiado tarde. Posiblemente, además alienando a los que les gustó la segunda abandonando el camino emprendido por esta. Aunque normalmente asociamos las tres películas con Stephen Sommers (aún en el título de esta entrada), para esta película fue sustituido como director por Rob Cohen (cuyo trabajo hasta el momento incluía Dragonheart o la primera Too Fast, Too Furious) mientras que Sommers se limita a producirla.

La primera corrección es de lugar, en vez de seguir machacando con Egipto y con la historia de Imhotep, trasladando las aventuras de los O'Connell/Carnahan a China y abriendo todo un mundo de posibilidades para futuras aventuras. Aunque algunas personas se sintieron casi traicionadas por este cambio, para mi, es buena idea dejar  un poco de lado lo ya contado e intentar ir por un camino distinto (por lo que he leído en las primeras versiones del guion la conexión era más directa: por ejemplo, los hechizos que condenaban al Emperador procedían directamente del Libro de los muertos egipcio)

De nuevo vuelve a hacer avanzar el tiempo de forma un poco gratuita (así entre la película de 1999 y la de 2008 trascurren 22 años en la ficción, de 1926 a 1948) pero al menos eso significa que nos libramos del Alex niño, que no era uno de los puntos fuertes de la anterior. Lo de la edad de los personajes también se vuelve un poco raro, si consideramos que Brendan Fraser (nacido en 1968) y Maria Bello (del 67) interpretan a los padres de Luke Ford (que es del 81), pero bueno, todo eso es perdonable. 

La historia empieza como corresponde, con un prólogo que cuenta la historia del Emperador (Jet Li, inspirado por Qin Shi Huang, (primer emperador de la dinastía Quing y unificador de China), pero si no me equivoco nunca llegan a darle un nombre completo en la película. Este ha unificado China con mano de hierro y, preocupado por el envejecimiento, busca la inmortalidad; para conseguirla pretende forzar la voluntad de una hechicera, Zi Yuan (Michelle Yeoh). Pero esta desconfía de él, y de su ansia de poder, y en vez de recitar el hechizo para volverle inmortal lanza otro que le transforma a él y a su ejército en figuras de terracota.

Transcurridos los siglos de rigor, Alex O'Connell (ahora encarnado por Luke Ford) trabaja en una excavación que descubre el lugar donde se encuentra el emperador y, cuando él y el resto del equipo llegan hasta ella, una misteriosa figura vestida de negro (Isabella Leong)  intenta evitar que culminen sus descubrimiento. Por supuesto, la familia al completo (Rick, Evy y Jonathan) se ven implicados cuando la momia (o más bien "el cuerpo putrefacto y cubierto de arcilla mágica", pero eso es menos pegadizo) despierta. 

Primer plano de uno de los pocos momentos en los que vemos el cuerpo del Emperador sin su cobertura de arcilla. En primer plano, sobre un fondo indefinido, mira a cámara.

En este caso no hay una secta de adoradores del no-muerto, pero el guion introduce a una escisión del ejército de la china nacionalista, que en 1946 estaba ya al borde de la derrota frente a las fuerzas del Partido Comunista, que decide unirse al Emperador renacido. La actitud del general Yang (Anthony Wong), su líder, casi recuerda más a alguno de los señores de la guerra del periodo de entreguerras (y con su ansia de resucitar el imperio no puedo evitar pensar en la siempre fascinante historia de el Barón loco). 

Evy ya no es interpretado por Rachel Weizs, si no que el papel recae en Maria Bello, algo que sin duda afecta al personaje, que no solo se ve sino que también se comporta como un personaje diferente. Incluso su interés por la arqueología parece haber desaparecido, convertida, ahora, es escritora de literatura popular (que se utiliza como guiño metalingüistico con las películas anteriores, llevando el título sus libros de aquellas, referenciando el cambio de actriz y haciendo comentarios sobre la dificultad de  introducir novedades a la fórmula). De todas maneras, da la sensación que esta película la deja un poco de lado, y la dinámica complementaria de la primera se decanta por un mayor protagonismo de Rick, por encima de su pareja. 

Aunque se sigue tratando la relación de pareja (jugando con la idea del aburrimiento de la vida normal tras un pasado de aventuras) se da importancia mayor a un tema diferente, centrándose en la relación paterno filial entre Rick y Alex. Así, uno, se enfrenta a la tensión entre la responsabilidad como padre y la necesidad de dejar a su hijo vivir su vida y, el otro, a la elección entre seguir el camino marcado o independizarse; además el conflicto filial entre Rick y Alex se refleja también en la relación entre Zi Yuan y su hija. Ahora el tema se integra algo mejor en la historia (y las escenas entre Luke Ford y Brendan Fraser permiten desarrollarlo dramáticamente) aunque sigue sin conectar completamente con la trama principal de la monstruosidad renacida tras los siglos.  

Algunas escenas de acción están bien pensadas en si mismas (aunque se utilizan como sustituto de un guion más elaborado): me gusta la escena del combate en el templo nevado (con divertidos usos del entorno, distintos estilos de combate y algún chiste gracioso) y sobre todo la larga escena de persecución con el carro de bronce por las calles de Shanghai, que es una magnífica sucesión de carreras y accidentes que recuerda, pero supera, cualquiera de las anteriormente vistas en la serie. Sin embargo el final termina cayendo de nuevo en la ensalada de CGI, con sus enfrentamientos de ejércitos masivos virtuales, enfrascados en esos combates de masas sin ninguna realidad, que a mi, personalmente, me aburren y que normalmente solo distraen del conflicto principal (que se produce a una escala mucho más personal).

Tampoco soy muy fan del estilo visual utilizado, donde las dos primeras utilizan una estilización más cercana al cine clásico (y que recuerda un poco, también al estilo de Indiana Jones) mientras la última utiliza un aspecto hiperdefinido y sobresaturado, más moderno, pero también algo más genérico.

Por supuesto el emperador y su ejército de terracota están inspirados en las figuras enterradas junto al ya mencionado  Qin Shi Huang, de fama mundial. Aunque históricamente estos espectaculares acompañantes mortuorios no fueron descubiertos hasta 1974 y fueron excavados por arqueólogos chinos, no por supuestos eruditos occidentales como Alex O'Connell  o el Colim Bembrigde  (desaparecido según la pelíucla en 1876) cuyo cadáver encuentran en las improbables, pero siempre agradecidas, trampas de la tumba 

No puedo dejar de pensar que el Club Imhotep, que Jonathan a abierto en Shanghai homenajea al Obi Wan de las primeras escenas de El templo maldito

En relación al fallecido Bembridge, debo mencionar que a lo largo de las películas de esta franquicia se cita a menudo  a una institución o escuela con ese nombre (en la novelización del Regreso de la momia incluso se menciona una editorial, la Bembridge Press); es a cuyos eruditos quiere impresionar Evy en la primera película y suponemos está conectada con este Colin Bembridge de la tercera. Aunque existe una escuela de Bembridge (y algunas fuentes online no dudan en establecer la relación), personalmente creo que no se refiere a ella, si no a una organización ficticia, cuyo nombre pretende evocar más bien el de la universidad de Cambridge y, con ello pero sin "faltar" a la institución real, una idea de anquilosados investigadores victorianos (anclados particularmente en sus posiciones machistas y colonialistas) que esa escuela en particular.

The Mummy: Rise of the Aztecs (CANCELADA)

Los rumores indican que, tras la Tumba del Emperador Dragón, se llegó a planear una cuarta parte, Se llega a afirmar en algunas páginas, hablando del tema que Maria Bello y Luke Ford habían firmado originalmente para varias películas. 

No se conoce mucho más sobre la historia propuesta, el título parece indicar trasladar la acción al continente americano, al llevar por título el alzamiento de los aztecas, pero  esto parece encajar mal con quién dice que enlazaría con el chiste final de la película anterior, situando la acción en Perú (donde una momia azteca no tendría mucho sentido). El supuesto casting de Antonio Banderas como esta momia tampoco parece el más adecuado y me hace dudar de todas estas historias, pero la información se repite en diversas fuentes sin variaciones (¿es posible que la idea fuera que Banderas interpretara a un no muerto de origen español, al estilo de los de la reciente Jungle Cruise?).

Se supone que la respuesta tibia a La Tumba del Emperador Dragón, sin embargo, enfrío los ánimos de Universal (enfriamiento que se acentuó tras el fracaso de The Wolfman en 2010 y de Dracula Untold en 2014) por esta secuela, alargándose el periodo de espera más allá de las fechas originalmente previstas.  Con el tiempo, además, la intención de Universal de relanzar, de nuevo, a sus personajes con el fracasado Dark Universe (que al final se limitó a una única película) hacía lógico abandonar este camino (aunque habría sido realmente divertido que ese intento hubiera considerado añadir más guiños a la trilogía de Sommers)

Con Fraser en la cresta de la ola, recién ganado el Oscar, y afirmando que estaría más que dispuesto a volver a interpretar a Rick O'Connell ¿es posible que veamos en el futuro un resurgir de este concepto?

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